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La sociedad esta sufriendo una crisis de valores...

Santiago Abascal, en una rueda de prensa de Vox en el Congreso de los Diputados.

Santiago Abascal, en una rueda de prensa de Vox en el Congreso de los Diputados. / DAVID CASTRO

Cuando pienso en la situación actual, me deprimo terriblemente. En pleno siglo XXI estamos abocados a una involución de la sociedad, hay una tremenda crisis de valores. La sociedad se vuelve cada vez más hedonista, consumista, individualista, ignorante y carente de empatía. Además, nos dejamos llevar como ovejas de rebaño a donde quiera que nos lleve ciertos partidos políticos xenófobos y sus ideologías. Permitimos sin más que estos partidos ultras como Vox utilicen los mismos argumentos, como por ejemplo la inmigración, como una amenaza. El sentimiento patriótico de España es lo primero para todo, lo cual lo único que hace es crear un sentimiento de ridículo patriotismo.

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Pero lo que más me cabrea es que se ponga en cuestionamiento los derechos y el papel de la mujer en la sociedad (Ley de Violencia de Género), del colectivo LGTBI, del aborto, etcétera. Y cuando uno de ellos dice alguna burrada, como la que dijo el líder de Vox de Andalucía a raíz de la sentencia de la dichosa Manada, al afirmar que "la única relación segura entre un hombre y una mujer sería la prostitución", ¿qué es lo que hace el resto? Corre a desmentirlo como si algunos no supiéramos en qué principios se basan esta clase de partidos. ¡A dónde hemos llegado, señores!

Azuzan a cada tonto que no es capaz de pensar por sí mismo, y estos mismos buscan una víctima para descargar toda su frustración. Concretamente, hablo de algunos militantes de Vox y Ciudadanos, quienes, utilizando un intento de violación a una chica, meten en el saco a todo el mundo. Además, utilizan esa excusa para atacar a colectivos más vulnerables como por ejemplo los menas, los jóvenes tutelados por la Generalitat en el centro de El Masnou (Barcelona). Desgraciadamente, lo que sucede es el efecto llamada de La Manada, aquellos mequetrefes que salen y entran de la cárcel como si fueran ídolos. Si por mí fuera, los sometía a la pública humillación.

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