La impotencia de ver a tus padres enfermos y no poder atenderles

Me gustaría explicarles, qué es para mí el covid-19. No es hacinamiento, no es estado de alarma, no es salir al balcón, no es esperar a las ocho para aplaudir, (aunque se lo merecen más que nadie), no es grabarme con el móvil y mostrarme al mundo, no es pensar en lo que haré cuando acabe esto.

Para mí el covid-19 es ver cómo tu madre tirita en una sala de espera y no poder abrazarla, llevarla a casa y dejarla enferma. Tener la esperanza de que al día siguiente mejore, y nada. Volverla a llevar otra vez a los cuatro días, y más de lo mismo, vuelta para casa, a ver si mejora, pero no. Llevarles la comida hecha, dejársela en la puerta porque ves que tu padre empieza a enfermar, y no darles ni un beso, verles con la cara de enfermos y tener que irte.

Para mí el covid-19 es ver cómo vuelvo a llevar a mis padres a Urgencias, y acaba mi madre ingresada en el hospital, me dicen que es positivo en coronavirus y tiene neumonía. Para mí el covid-19 es impotencia, es llevar otra vez a mi padre de urgencias y que te digan que probablemente tenga coronavirus, instalarme en su casa y obsesionarme con la limpieza, con la desinfección, con el miedo a enfermar, a no poder atenderle.

Para mí el covid-19 es ver cómo la gente que te quiere te ofrece su ayuda, te preparan comida, te consiguen mascarillas y guantes, aun sabiendo que las pueden necesitar, y a los que siempre estaré eternamente agradecido. Para mí el covid-19 es pena, es rabia, es vacío, es injusticia, es abandono, es aislamiento, es desesperación, es esperanza de que toda va a salir bien.