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La burbuja de irrealidad de los políticos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso. / EFE

Se supone que esta idea de las 'burbujas escolares' habrá salido de un estudio científico y sanitario. Reconozco que al oir esta palabra pensé inmediatamente en la clase política. Solamente los políticos pueden hablar de burbujas con propiedad. A poco que los escuchas en sus intervenciones públicas y en los debates parlamentarios te das cuenta que la burbuja es real y, desgraciadamente, hermética. Es la burbuja de la irrealidad, del aislamiento; se les nota que no están pisando la calle, en contacto con los problemas reales de la ciudadanía, con lo que nos preocupa y angustia, que son muchas cosas y muy importantes.

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Resulta cuando menos vergonzoso escucharlos pelearse como niños pequeños en los debates parlamentarios, a menudo con ataques personales que nos ofenden mientras pensamos: ¿qué hay de lo nuestro? Quizá sea la consecuencia de lo mismo que nos pasa a nosotros como sociedad: estamos acomodados, nos hemos ido individualizando y hemos perdido el sentimiento de la lucha por el bien común y esto se ha ido trasladando a la clase política que, nos guste o no, es el fiel reflejo de la sociedad que les vota. 

Espero que las burbujas escolares permanezcan herméticas. Que nuestros niños, aunque sea así medio aislados, estén protegidos de este virus que, al igual que a otros muchos colectivos vulnerables, les esta castigando tanto, privándolos de los más preciados tesoros de la infancia: el juego libre, la relacion con iguales y una educación de calidad.

También deseo que cesen los aplausos en los parlamentos. No hay nada que aplaudir, se aplauden a ellos mismos y a sus enormes egos; a nosotros nos hieren, nos ofenden, nos castigan y solo nos queda desearles que su burbuja de irrealidad e irresponsabilidad les reviente en la cara.

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