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"Gustavo Dudamel y 'La flauta mágica' en El Liceu: maestría y sensibilidad"

Dudamel dirige en España La flauta mágica por vez primera en su carrera

Dudamel dirige en España La flauta mágica por vez primera en su carrera

Javier Ruiz Moreno

Se representa 'La flauta mágica' en el Liceu desde el 20 de junio, con dirección de escena de David McVicar. 'La flauta mágica', o la última ópera compuesta por Mozart, o su ópera más compleja, o quizá el reto mozartiano más difícil para cualquier director musical... Directores históricos como Walter, Furtwängler o Abbado afrontaron 'La flauta mágica' en la última etapa de su carrera. Y a todo esto, Gustavo Dudamel acepta el reto de dirigir esa maravilla mozartiana en El Liceu, con un elenco excepcional. ¿Y qué ocurrió en la noche del estreno?

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Pues ocurrió que Dudamel dirigió con maestría, conjuntó a la orquesta con el coro y las voces solistas, dio juego a los músicos solistas (fagot, flauta, trombón, carrillón…) en momentos claves… Y emocionó. Sí, emocionó en muchos pasajes al extraer de cada músico y de cada voz la esencia más profunda de Mozart; especialmente en el segundo acto, que, modestamente para mí, es como un réquiem. O siento que lo es. Mozart ‘dotó’ a cada rol de una virtud, de un valor, de un sentimiento… que Dudamel extrae con una maestría que alcanza el alma de quien lo escucha. El trío en el segundo acto entre Tamino (Javier Camarena), Pamina (Lucy Crowe) y Sarastro (Stephen Milling) lo dirige Dudamel con tal magna sensibilidad que es la que seguro que a Mozart le hubiera gustado escuchar. Y el final de ese acto, con el coro posicionado en primerísima línea del escenario (¡qué grande es también McVicar!) hizo vibrar a todos los músicos y a todos los cantantes solistas y del coro. Y, me atrevería a decir, a toda persona que estuviera por allí.

Cabe decir que Dudamel es un gran conocedor de Mozart desde sus tiempos de estudiante en Venezuela con el maestro José Antonio Abreu, quien, anecdóticamente, le decía a su discípulo cuando este mostraba tristeza: "escuche a Mozart". Desde entonces, Mozart ha sido compañero inseparable de Dudamel y su 'confidente', lo que explica su aportación en El Liceu.

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