El ejemplo valiente de Mandela aplicado a la cuestión catalana

Estamos asistiendo estos días a cierta proliferación de voces que piden la uniformidad en el sistema educativo español, es decir, que el Ministerio de Cultura uniformice la educación en todo el Estado, que se centralice. También asistimos a la petición de que haya políticos valientes que se enfrenten al independentismo.

Todo ello, lo circunscribo a la no malintecionada posición del españolismo centrípeta, que se mueve más con la sangre que con la cabeza, más con el corazón que con el cerebro. Aquello que en frases de dos insignes españoles sería: "El castellano no dialoga, embiste" o "el castellano, lo que no entiende lo ignora"

En estos días, se ha celebrado el centenario del nacimiento de Mandela. Este fue un político valiente, uniendo a dos razas diferentes, no dos nacionalidades, en el orgullo de sentirse sudafricano, recordemos las película 'Invictus'.

Un "terrorista" del apartheid que supo dotar de los resortes suficientes a dos mundos diferentes en el sentimiento de un orgullo patrio: no impuso, convenció a unos y a otros. No se le ocurrió nunca uniformar según sus creencias políticas y de raza, no se le ocurrió, en fin, enfrentar a blancos con negros, que le hubiera sido lo más fácil y que le hubiera dado más réditos que dolores de cabeza.

Ese sí fue un político valiente, no nos confundamos. La uniformidad impuesta, como ya he dicho, crea acción y reacción y generalmente, se han dado en regímenes totalitarios, es decir, más por fuerza que por grado.

No se hizo aquí lo mismo, con una derecha heredera del franquismo y con una Constitución, sí, mayoritariamente votada, pero tutelada por el Ejército.

Temo, como ser pacífico, que alguien empiece a alzar la voz y pedir valentía y arrojo a las fuerzas armadas para que se enfrenten al independentismo. Sería un craso error. Como lo es, confundir y/o comparar un sentimiento, llevado de una forma más o menos legal con un golpe de Estado.