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Cuentos amargos: "con dolor en el corazón y el permiso de la libertad de expresión, en mi casa los he censurado"

Una casa llena de cuentos

Una casa llena de cuentos

En las últimas semanas se ha hablado mucho de los cuentos populares y de sus tendencias sexistas. He leído decenas de artículos, opiniones y debates sobre el tema que me han ayudado a generar mi propia opinión, aunque no viene ahora a cuento, valga la redundancia.

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Hace unos días mi hijo pequeño eligió un libro para que se lo leyera antes de dormir. Era un cuento pequeñito que compramos en un mercadillo que organizó el colegio. Resultó ser Hansel y Gretel.

Comencé a leerle la historia de estos dos hermanos. En la primera página, la madre muerta y el padre, cómplice de su segunda esposa, los abandona en el bosque. Cada página tan solo hacía que empeorar la situación. Yo miraba a mi hijo de reojo, afortunadamente estaba rendido y se durmió antes de llegar al secuestro por parte de la bruja y los posteriores abusos a los dos menores.

Independientemente de que tenga un “final feliz”, con todo el dolor de mi corazón y el permiso de la libertad de expresión, he procedido a la censura de este libro en mi casa.

Al día siguiente, escuchaba en las noticias los casos de secuestro por parte de madres hacía sus hijos y no pude evitar estremecerme. La realidad superaba la ficción.

Creo que ya encontramos demasiada violencia hacia menores en los medios como para ofrecérselas a nuestros hijos como entretenimiento. Si queremos niños y niñas libres y pacíficos, no debemos alimentarlos de odio y violencia. Está en nuestras manos.

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