Arrepentimientos falsos

Un operario limpia una pintada a favor de ETA en Gernika.

Para arrepentirse de una determinada conducta reprobable moralmente, además de delictiva, como el terrorismo, u otra de cualquier índole, primero hay que tener unos principios éticos y morales arraigados y practicar una profunda honradez. Lamentablemente no todos los que escenifican arrepentimientos, cuando sufren las consecuencias de sus actos comprobados como delitos, son sinceros, solo buscan una benevolencia al ver que al menos de inmediato sus posibilidades de éxito, son nulas si siguen persistiendo en sus métodos.

Como hemos visto recientemente varios de los complotados con el proceso secesionista catalán, confesaron arrepentimiento ante los jueces, y después han cambiado su declaración reafirmándose en su propósito de violar el ordenamiento constitucional del Estado español, del cual la Generalitat forma parte. La disolución de ETA como banda armada terrorista ha sido la culminación de un proceso donde la pérdida de la inmunidad disfrutada fuera de España ha sido el colofón. Primero la cooperación de Francia, y después del resto de países democráticos. El impacto del terrorismo yihadista que ataca por igual a propios y extraños considerados infieles a su sectaria doctrina ha obligado a cambiar de actitud ante cualquier tipo de terrorismo, y ETA quedó acorralada sin refugios. Esperemos que el proceso secesionista catalán tope con el final del callejón sin salida, y recuperen algo del 'seny' perdido, aquellos ilusionados de buena fe.