Ampliación del aeropuerto de Barcelona: "Los daños serán irreparables y el beneficio cero"

Nadie se cree que con el potencial de 90 operaciones a la hora y una demanda prepandemia inferior al 45% de esa cifra sea necesaria una ampliación. Y menos arruinando La Ricarda, cuando con la pista paralela corta se basta para que cualquier avión comercial de media distancia alcance sin escalas y sin penalizar la carga losconfines de Europa o el Golfo de Guinea.

Es un tema que nos afecta a todos, no solo a Catalunya, que no debería ponerse de lado mientras extiende la mano, porque los daños serán irreparables y el beneficio cero. Puestos a reflexionar sobre el origen de este despropósito, es legítimo relacionarlo con la intención declarada de Iberia de ampliar su mercado hacia Oriente. Busca para ello la complicidad de Barajas que mejore el binomio Madrid/Iberia y le aproxime a los niveles de servicio que ofrecen parejas europeas equiparables.

Es un plan que suena bien pero es inadecuado construirlo con los 46 aeropuertos al alimón, como propone el carpetovetónico centralismo de Aena, en lugar de hacerlo solo Barajas. ¿Cuál es el problema de El Prat para confeccionar su propio proyecto y diseñar su modelo de conectividad, que le sirva para crecer y competir? Tendría que salir de la red de Aena y asumir una gestión individual vinculada al Ayuntamiento de Barcelona o a la Cámara de Comercio, desde donde manejar los beneficios que ofrece el negocio aeroportuario.

Pero también es una solución válida para todos los aeropuertos rentables a quienes hay que descargar de los ruinosos que no justifican su necesidad social ni cohesiona el territorio. El Govern debe rechazar el juego de compensaciones tóxicas que le proponen y acabar con la anomalía europea que es Aena, tan nociva para muchas autonomías y tan nefasta para el sector aéreo nacional.