El adiós de Rivera

Nunca fui fan de Albert Rivera, el líder de Ciudadanos (Cs), no obstante, vi en directo su despedida y me impresionó; descubrí a un nuevo Rivera. Un líder sincero que, sin sobreactuación alguna, decía exactamente lo que le dictaba el cerebro y el corazón. Repito, sus palabras me conmovieron profundamente. Fue un acto ejemplar, muy raro entre políticos. Asumió su responsabilidad y para salvar al partido se fue. Sin embargo, para ayudar mejor a los correligionarios que se quedan, encontré en falta que no hiciera un 'mea culpa' más extenso. Si lo hubiese hecho, sin duda alguna, hubiera allanado mejor el camino que, indefectiblemente, tendrá que seguir Cs en el futuro.  

Estoy absolutamente seguro de que Rivera, ahora que tendrá más tiempo para reflexionar en calma, se tirará de los pelos cuando recuerde sus dos grandes errores: dejar tirados a sus votantes catalanes y su empecinamiento en el "no es no" a Sánchez. Estos dos fallos y sus múltiples bandazos lo llevaron a la desubicación.

Ahora, espero que Cs vuelva a ser un partido liberal de centro cuya ideología coincida con el espíritu que sus fundadores le imprimieron al erigirlo. España necesita un partido con este talante.