Opinión | Apunte

Mónica Marchante

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El apunte de Mónica Marchante.

El apunte de Mónica Marchante. / El Periódico

Esta semana se ha conocido el informe con el que FIFA argumenta su decisión de sancionar con tres años de inhabilitación a Luis Rubiales, ex presidente de la RFEF. El relato que hace el Comité Disciplinario del máximo organismo del fútbol internacional es bastante más duro que las propias imágenes difundidas hasta la saciedad desde el pasado 20 de agosto.

Según ese informe, la actitud inapropiada de Rubiales no se limitó a la española Jenni Hermoso, sino que, según denuncia de la Federación inglesa (FA), el español acarició la cara de la jugadora inglesa Laura Coombs y besó con fuerza en la cara a Lucy Bronze. Esas imágenes pasaron inadvertidas ante el 'tsunami Jenni', pero sucedieron ante los ojos de la presidenta de la FA Debbie Hewitt, que acabó la ceremonia abochornada.

En la era digital, ya se sabe, lo que no está grabado o emitido en directo es como si no hubiese existido, de hecho es altamente probable que, de no haber emitido la tele el beso a Jenni, no hubiese sucedido absolutamente nada con Luis Rubiales, pese a que su comportamiento , como dice FIFA, arruinó la experiencia del Mundial a muchos, empezando por la jugadora y sus compañeras nada más proclamarse campeonas del mundo.

Mientras en España aún está pendiente la declaración de Hermoso ante la Audiencia Nacional, prevista para el 2 de enero, la investigación de FIFA ha concluido que Rubiales y su entorno presionaron y coaccionaron emocionalmente a la jugadora en numerosas ocasiones para que se posicionara a favor del inhabilitado, y  que el ex presidente usó la Asamblea de la RFEF para distorsionar la realidad del beso a su favor. Con aplausos y todo.

Han pasado más de tres meses desde que la selección fue campeona del mundo. No han debido ser fáciles para Jenni, puesta injustamente en una diana por denunciar ante la Fiscalía un comportamiento que la justicia española aún debe calificar, pero la FIFA ya ha condenado y sancionado con firmeza. El argumento de que el beso se ha politizado en España, que siguen usando quienes legitiman el machismo, no parece haber convencido a la FIFA, que se suma a los “idiotas y estúpidos” que no le reímos la gracia al “piquito”.