EL MARATÓN DE BARCELONA

Un maratón con dedicatoria: "Va por ti, papá"

El maratón de Barcelona son 20.000 maratones distintos, uno por cada participante y su propia motivación para encarar el monumental reto. Hemos elegido cuatro ejemplos de personas que no corren para vivir, pero que no podrían vivir sin correr. Cuatro casos de motivaciones extremas, a flor de piel. Pero hay 20.000 más, sin duda.

Maria y Clara Boix debutan en la distancia como un homenaje póstumo a su padre Josep Maria, fallecido hace un año de cáncer, y se han enganchado al hábito de correr

JOAN CARLES ARMENGOL / BARCELONA

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Ya tienen preparada su camiseta con una imborrable inscripción en la espalda: «Va per tu, papa». Las hermanas de Banyoles Maria y Clara Boix, de 23 y 21 años, respectivamente, quieren homenajear a su progenitor, Josep Maria, fallecido el 1 de marzo del 2014 de un cáncer de colon, con una iniciativa que nunca se hubieran imaginado y que su madre, Immaculada Frias, nunca pensó que sus hijas llevarían tan lejos. «Nuestra madre esta muy sorprendida, no pensaba que llegaríamos tan lejos. Pero ahora se siente orgullosa de que estemos aquí, en la línea de salida de nuestro primer maratón», asegura Maria, estudiante de tercer curso del grado de Información y Documentación.

Maria, por cierto, sufrió un esguince mientras se entrenaba en la Via Augusta (ambas viven en Barcelona entre semana por cuestión de estudios) y no es seguro que pueda acabar la carrera. Pero lo que sí es seguro es que la comenzará y que acompañará hasta donde pueda a Clara, estudiante de cuarto de Pedagogía, que está decidida a terminar para hacer realidad la promesa que, en silencio, realizaron ante el lecho de muerte de su padre. «A papá no le dijimos en vida que queríamos rendirle homenaje con un reto tan serio como este, pero yo creo que ahora, de alguna manera, lo sabe», explica, emocionada, Clara.

SUPERAR EL DESÁNIMO

Las dos hermanas comenzaron a correr cuando Josep Maria Boix estaba en fase terminal de su enfermedad. «Nunca habíamos corrido. Yo había hecho algo de hípica, y Maria, un poco de bicicleta. Tenemos otros hermano que es más de gimnasio. Papá era corredor, tenista, aficionado a la aventura... Toda la familia es muy deportista, y empezar a correr en aquella situación fue como una válvula de escape», explica Clara. Luego, ambas dejaron incluso de fumar y, en el proceso del duelo posterior, seguir corriendo fue una cosa natural. Un hábito adquirido, ya incrustado en su día a día.

«Nos hemos comprometido mucho. Ha sido también una manera de superar la autocompasión, el desánimo...», explica Clara que, al igual que su hermana, ya no entiende la vida sin esas carreras casi diarias. «Ya lo hemos incorporado a nuestras vidas, como comer o ducharnos. Pero solo hace un añito que preparamos este reto tan grande y no vamos a obsesionarnos con la marca, porque entonces el reto podría convertirse en una frustración. No hay que confundir los objetivos. Nunca seremos deportistas de élite, competimos solo con nosotras mismas y queremos disfrutar del maratón desde una óptica sana. Pero esto no parará aquí, vamos a seguir, ya tenemos pensado ir al maratón de Valencia», aseguran las hermanas Boix. Su padre estará orgulloso y su madre, incrédula al principio, aún más.

El esguince de Maria le impidió acabar la prueba, pero Clara sí la completó, en la 13.813ª posición, con un tiempo de 4 horas, 28 minutos y 50 segundos.