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¿Por qué Barcelona es la capital del vino natural?

Los expertos dan las claves que explican el liderazgo de la ciudad catalana en este ámbito

VIDEOCATA: los 7 vinos naturales que flipan a los entendidos

Cansado de defender el vino natural, por Pau Arenós

Vinos de Bodega Solera.

Vinos de Bodega Solera. / El Periódico

Rosa Molinero Trias

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En los últimos tres años, las nuevas aperturas de bares de vinos en Barcelona se suceden una tras otra. En sus cartas predomina la oferta de vino natural y muchos sirven exclusivamente los llamados vinos libres, radicales, artesanales o poco intervenidos, según a quién le preguntes. 

Porque si hasta ahora Barcelona tenía dos grandes casas del vino natural, Bar Brutal y el restaurante Gresca, hoy es posible encontrarlo en todos estos bares (y muchos más) que han trazado una red del beber natural por toda la ciudad, desde La Sagrera hasta el Poble Sec, pasando por Poblenou, Sants y el Eixample: 035 bar, L'Ànima del Vi, Amateur Bar, Apät, Assalto, Bodega Solera, Canvis Nous, Macot, Manifest, Massa Vins, Mula Bar, PétNat, Torpedo, Tiberi y, próximamente, Glug

“Barcelona, desde hace años, es la capital de los bares de vinos naturales”, explica José Ramon Lavado, de la distribuidora Human Vins y del Bar Salvatge. “La segunda ciudad no es Madrid, sino que en Eivissa está aumentando mucho más gracias a su público internacional”.

No hay otra ciudad española con la misma oferta gastronómica de vinos naturales”, opinan desde Amateur Bar. En su opinión, esto se está dando en parte por los hábitos de consumo de la población extranjera que vive en Barcelona y que ya había incorporado el consumo de vino natural en sus vidas, una tendencia similar a la que sucedió con el café de especialidad.

“Además, Barcelona es menos conservadora que Madrid, donde también existen algunas propuestas, pero la experiencia es distinta. Y, por supuesto, influye mucho la cercanía de Barcelona con productores de vino natural tanto catalán como francés”. 

Platos y vinos de Macot.

Platos y vinos de Macot. / El Periódico

Para Joan València, propietario de la distribuidora de vino natural Cuvée 3000, actualmente con tienda en Barcelona y Madrid, “Barcelona es la capital del vino natural de España.

Sin embargo, no es la ciudad que más vino bebe en total: Madrid, San Sebastián, Bilbao o Pamplona nos llevan la delantera. No obstante, en estas ciudades el consumo de vino natural es inferior que en Barcelona”.

La emergencia de Barcelona como capital del vino natural en España es un fenómeno que Karine Ramos, del bar Apät, cree debida a la escena cada vez más vibrante e innovadora. “La proximidad con Occitania, primera región vitivinícola ecológica francesa, y el gran número de productores de vino natural en Catalunya hacen que Barcelona sea una ciudad muy receptiva a este tipo de vinos”. 

Vinos de Mula Bar.

Vinos de Mula Bar. / El Periódico

El éxito de la tendencia, según Ramos, se ha dado gracias a una comunidad activa de sumilleres, enólogos, distribuidores y amantes del vino natural que lo han dado a conocer en catas, eventos y otras actividades. “Barcelona ha ganado reconocimiento internacional como destino turístico para los amantes del vino natural, así lo destacan guías y publicaciones reconocidas que destacan su oferta vinícola. El interés por el vino natural no para de crecer tanto entre el público local como para los visitantes”.

Las ferias Liquid Vins, Off the Record, Vella Terra, Saló de Vins Naturals tienen lugar en Barcelona cada año y, en la cercana Toulouges, a pocos kilómetros de Perpiñán, Les Indigènes

Òscar Navas, bodeguero de La Furtiva y parte del bar Macot, que regentan su madre y su hermana, considera que Barcelona es la ciudad que más ha defendido el vino natural dentro de España desde hace años. “Tenemos grandes activos históricos que en otras ciudades no hay, como Brutal (que cumple 10 años) y Gresca, segundas generaciones como Monocrom o Macot, y recientes incorporaciones”.

No obstante, Navas detecta algunos defectos: “Se ven más bares de vinos naturales sin una reflexión previa, simplemente porque el vino natural está de moda, y esto puede ser peligroso. Es decir, creo que es positivo el interés por el vino natural y que se haga más vino natural para el ecosistema del vino tal y como lo es el ecologismo para el planeta, pero tenemos que recordar que la naturalidad por la naturalidad no es sinónimo de calidad”.

Bar Apät.

Bar Apät. / El Periódico

El bodeguero afirma que hacer vino natural es un riesgo y un esfuerzo “que no se hacen solamente para vender sino para conseguir la mayor calidad en el vino". "Si olvidamos esto, que el vino debe hacerse para conseguir calidad, mataremos el vino natural”.

Destaca que la identificación del vino natural con el sulforoso es algo que está afectando para mal al vino natural: "La industria ya los está fabricando así, sin sulfitos, pero con otros muchos aditivos. La naturalidad, para mí, no va tan relacionada con los gramos de sulfito sino con la honestidad de hacer el mejor vino posible con los mínimos productos químicos, o sin ellos”.

Desde Mula Bar lo tienen claro: “No es que Barcelona se haya convertido en la capital del vino natural sino que, desde el principio, ha sido la ciudad pionera en apostar por este tipo de vinos y hoy cuenta ya con una larga trayectoria en esta dirección que la convierte en la ciudad referente del país”.

De la misma forma piensa Guillermo Leal, sumiller de Bodega Solera, al que no le cabe duda que Barcelona es hoy potencia en oferta de vino natural. “Sin embargo, hay que reconocer que esto va más allá de Barcelona. Estamos rodeados de historia y tradición vinícola, pero también de ambición, innovación, y creatividad por parte de una generación de 'vigneron/nes' que en los últimos 20 años han hecho de Catalunya una de las regiones más importantes del vino natural en el mundo”.

En este sentido, Iván Fernández, del bar 035, destaca las virtudes del territorio que rodea a la ciudad y de los productores “con mucha sensibilidad y conocimiento” y que dice que hace algunos años que a Barcelona se la reconoce con el título. Porque el vino es para Fernández, “algo sensorial, emocional, de momentos, cosa que va muy de la mano con la sensibilidad barcelonesa”. A todo ello se le suma “la cercanía con Francia, una conciencia aumentada de lo que realmente queremos consumir, un gusto por el placer austero y una tendencia global”.

Daniel Monsonís, de la distribuidora Eclèctic Vins, también opina que Barcelona siempre ha sido la capital del vino natural. “Está y ha estado a la vanguardia. Tiene desde templos estrictamente naturales a espacios más transversales, donde lo natural convive con 'riojas' clásicos o 'jereces' viejos, como en el caso de la taberna Maitea”.

Monsonís afirma que Madrid avanza en esta dirección, así como València, donde muchos bares abanderan ya el vino natural. “Es interesante observar cómo en muchos casos converge el vino natural con el café de especialidad bajo un mismo techo”, algo que hace años puede apreciarse en Barcelona en locales como el restaurante Berbena.