Cata Menor

Cansado de defender el vino natural, por Pau Arenós

Que no quieran vender el defecto como un acto bondadoso de la naturaleza: si no lo puedes disfrutar, ¿de qué sirve la excusa filosófica?

'Orange wines', 'pét-nat', tintos atlánticos... si no sabes qué vinos son estos te lo contamos aquí

La botella de vino que guarda mil años

Un hombre bebe vino de una copa-porrón.

Un hombre bebe vino de una copa-porrón.

Pau Arenós

Pau Arenós

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El vino natural me interesa más como idea que como resultado.

Llego a la amarga conclusión después de ser consumidor y propagandista de un modo de elaborar antiguo que ha sido rescatado por los nuevos viñadores. Oportunistas, las casas ‘convencionales’ lo intentan para acaparar mercado.

Esa opción resulta tan sencilla de explicar como a veces complicada de beber. Mínima intervención en lo que se embotella. Uva exprimida, fermentación y ya.

A veces, el resultado es glorioso; otras, decepcionante.

Descorcho y el puñetazo de la reducción, que sigue en la boca hasta arrancar los dientes. El sabor a sidra que unifica y desvirtúa lo esencial: que el vino tenga personalidad. Nos quejamos de las botellas fabricadas como uniformes, millones de litros sin alma, y consiguen que la artesanía también sea monótona.

Que no quieran vender el defecto como un acto bondadoso de la naturaleza. Si no lo puedes disfrutar, ¿de qué sirve la excusa filosófica?

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Cuántas veces se me queda cara de tontaina cuando elijo de la carta, en la siempre compleja y arriesgada misión de contentar a un grupo de amigos, y lo que aparece es ese vino con discurso cuyo sabor necesita de demasiadas explicaciones.

“Sí, claro, es natural y ya se sabe...”. Cansado de defender lo indefendible, de convencer de lo inconvencible. Solo vinos que sepan a vino, a uva y a territorio. ¿Tan difícil es?

“Aquí apostamos por el vino natural”. Es la charleta que últimamente escucho más en los restaurantes. ¿Y sí apostáramos por el buen vino, sin apellido?

Hace un par de semanas, un sumiller me propuso una etiqueta y, por supuesto, me dejé aconsejar.

Probé y la manzana pocha me pegó un tiro. Se lo dije, respondió que sí, que era lo habitual. Si lo sabes, ¿por qué sigues comprándolo? Esperamos un rato, lo intenté de nuevo y era imposible de beber sin el lastre.

Cerremos con otro concepto: el vino natural no existe porque todo vino es uva transformada.

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