Cata Menor

¿Tiene sentido que hayan vuelto Quo Vadis y Casa Leopoldo?

Estos restaurantes acaban de 'resucitar' en Barcelona

Lista actualizada de los últimos cierres de buenos restaurantes de BCN

Rosa Gil en Casa Leopoldo en 1989.

Rosa Gil en Casa Leopoldo en 1989. / Doménec Fernández

Pau Arenós

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Se ha producido en Barcelona una de esas coincidencias temporales inexplicables: han reabierto dos restaurantes históricos con el nombre original y en el lugar que ocupaban, si bien con distinta propiedad y, en uno de los casos, con una oferta sin relación con la mística sobre la que se apoya.

Uno es el Quo Vadis, próximo a la Rambla; el otro, Casa Leopoldo, en el Raval, que ha circulado por tantos laberintos que sin cambiar de nombre incluso fue un chino. Tras la escasa relevancia del arroz tres delicias, fue tentado un chef reputado, con casa en el vecindario, para intentar que alzase el vuelo, pero este lo vio imposible en un barrio difícil para la restauración.

En Casa Leopoldo, los nuevos dueños apelan a la memoria e invocan el espectro del escritor Manuel Vázquez Montalbán, cliente, y a la figura evanescente de Rosa Gil, quien fuera su propietaria. Estrategia en busca de la legitimación, usan unos nombres de quienes nada tienen que ver con la aventura.

¿Tiene algún sentido? Los viejos comensales no están para excesos y cuchipandas y forman parte de un tiempo que ya no existe y de un despiporre que pasó y es improbable que traguen el anzuelo.

Dos de los antiguos vitrales emplomados de Quo Vadis.

Dos de los antiguos vitrales emplomados de Quo Vadis. / Marc Asensio

A las nuevas generaciones les da igual, excepto a algún mitómano, y aquellos nombres de oro de una clientela burguesa que se sintió canalla por frecuentar esas calles que una vez fueron de peligro les dicen tanto como las chaquetas de pana con coderas o el Seat 1500.

¿A quién atraerán con placas en homenaje a Vázquez Montalbán y la mesa de quien comió en muchas mesas a lo largo de su vida?

En Quo Vadis, el ‘shock’ es aún mayor. En un neón se lee: ‘Desde 1956’. Hombre, no. Desde el 2024. Entre Quo Vadis y Quo Vadis hubo una cervecería, que transformó completamente el espacio, dejando intacto los vidrios emplomados del primer piso en los que se cuentan escenas neronianas.

La discreta alta cocina de entonces es ahora un batiburrillo de lo ‘nuevo popular’, en el que el ‘poke’ comparte espacio con el rabo de vacuno (por otro lado, muy leopoldiano y montalbaniano: Quo Vadis, qué cosas, también fue territorio de Pepe Carvalho).

Dispares registros que tienen la garantía de un cocinero bregado, pero que les lleva y llevará a errores garrafales.

Creo en los buenos cierres y en las sentidas despedidas más que en las exhumaciones de los difuntos.

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