Cocina catalana en Japón

El Sant Pau de Tokio cierra "con dignidad y alegría" tras 19 años

El restaurante, propiedad de Yuji Shimoyama y dirigido por Carme Ruscalleda, dará el último servicio el 2 de septiembre

Cuina Sant Pau: el alma de Carme Ruscalleda, la cocina de Raül Balam

Carme Ruscalleda: la única receta de canelones que necesitas

Sant Pol de Tokio: maqueta

Sant Pol de Tokio: maqueta / Jordi Barreras

Pau Arenós

Pau Arenós

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Sant Pau de Tokio dice adiós después de 19 años, con una estrella Michelin tras haber tenido dos, y recuperado y perdido, en un país azotado por el tsunami del 2011 y un covid con un largo cierre de fronteras. Propiedad del empresario Yuji Shimoyama, lo ha dirigido Carme Ruscalleda en esas casi dos décadas de cocina catalana en Japón –abrió en abril del 2004– y dará el último servicio el 2 de septiembre del 2023. "Cierra con dignidad y alegría", explica la cocinera del Maresme.

¿El fin de la colaboración de la familia Ruscalleda-Balam, Carme, Toni Balam y Raül , con los japoneses? Se verá porque hay una posibilidad de seguir, pendiente de sentarse a la mesa. "Con Yuji, la relación más que comercial es de amistad. No me mueve el dinero, sino el hacer cosas".

"Él busca una reinvención", dice la chef, que tuvo siete estrellas, récord mundial femenino: las tres del Sant Pau de Sant Pol (que cerró en el 2018, y reabrió como Cuina Sant Pau en el 2022), las dos del Sant Pau de Tokio y las dos del Moments de Barcelona (que siguen, con Raül Balam al frente y un impactante menú dedicado a Dalí).

El porqué del fin del segundo Sant Pau es atribuible a su traslado: el emplazamiento original fue en una placita de Nihonbashi, réplica del edificio de Sant Pol, pero en el 2019 reabrió en un nueva dirección, el Hotel The Kitano. La causa del cierre está en ese punto, cuenta Carme: "En cuanto costes, no tienen la complicidad del hotel. La nuestra, la tienen toda. Durante este tiempo han cerrado muchos restaurantes franceses en Tokio sin decir nada, pero Yuji no quiere hacerlo así: quiere dar las gracias y acabar con todo el honor".

Propietario de la compañía Granada, que tuvo una cuarentena de establecimientos y ahora, algo más de la mitad, Yuji Shimoyama se enamoró del Sant Pau y para seducir a Carme Ruscalleda y a Toni Balam les llevó una caja con una maqueta de lo que soñaba para el barrio de Nihonbashi.

Carme Ruscalleda, con cocineros japoneses en el Sant Pau de Tokio, en el 2007.

Carme Ruscalleda, con cocineros japoneses en el Sant Pau de Tokio, en el 2007. / Jordi Juste

Carme recuerda perfectamente el primer viaje a Tokio, en primavera, la época de los cerezos en flor; cómo los convencieron para adoptar otro ritmo de trabajo y descanso, la elección y compra de productos en busca de la excelencia, la fractura del machismo con el nombramiento de una jefa de cocina y otra de sala (Sandra Martorell y Esther Bedmar), el papel de Jérôme Quilbeuf y Rie Yasui en la consolidación (jefes de cocina y sala también del Sant Pau de Sant Pol, luego pizzeros en Barcelona y, ahora, de nuevo en Japón), los viajes de Raül para diseñar los menús, el tsunami y la renuncia al salario para mostrar el compromiso: "Colaboramos con coste cero".

"Nos presentamos en Tokio con cocina catalana, incluso en los lavabos decía: ‘Home’ y ‘dona", sigue la cocinera. Yuji intentó, sin pausa, una granja de caracoles: “En un país que es el National Geographic de los productos, ¡no conocen los caracoles!”.

Entre junio y el 2 de septiembre, “además de una publicación específica”, tal vez un librito, un menú con los grandes éxitos, que la chef aún no ha visto: “Hay tantas posibilidades...”. La sopa fría de tomate y fresa, la brandada Mondrian, el canelón al revés… “Les llama mucho la atención el arroz caldoso con gambas…”. Otra cultura del arroz.

Comprende Carme la situación, sin nostalgia, mirando hacia adelante, ver si la cocina catalana sigue alojada en Tokio: “Agradecida a la vida. Voy pasando pantallas y esta es otra”.

Suscríbete para seguir leyendo