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La Barcelona que el turista no ve (II): Personajes reales tras las esculturas de la Sagrada Família

El artista Llorenç Matamala, obreros, niños e incluso animales fueron usados como modelos vivientes para crear las realistas figuras de las fachadas

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Los modelos de la Sagrada Familia

Los modelos de la Sagrada Familia

David Martínez Herrada (@Historiesdebcn)

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A menudo se dice que la Sagrada Familia de Barcelona es una Biblia en piedra. Así, la fachada del Nacimiento, la única construida en vida de Antoni Gaudí, representa la natividad de Jesús. La curiosidad, para muchos desconocida, es que los personajes bíblicos allí esculpidos son, en realidad, versiones petrificadas de personas reales. Peones de la obra y gente del barrio fueron usados como modelos vivientes y enyesados completamente para obtener unas esculturas realistas. La mayoría de esas figuras fueron obra del escultor Llorenç Matamala, que también está inmortalizado en piedra.

Buscando el máximo realismo, Matamala y Gaudí usaron un particular proceso para crear esculturas a partir de personas vivas. Primero, fotografiaban a los modelos delante de unos espejos, lo que proporcionaba múltiples perspectivas. Luego, se utilizaba la técnica del enmoldado al natural, embadurnando a la persona con yeso. Los moldes obtenidos se ajustaban a la escala y, finalmente, se replicaban en piedra.

San José, la Virgen y el Niño presiden la entrada de la Sagrada Familia desde la fachada del Nacimiento

San José, la Virgen y el Niño presiden la entrada de la Sagrada Familia desde la fachada del Nacimiento / Marc Asensio

Era un procedimiento arriesgado e incómodo, porque la escayola sobre el rostro podía provocar asfixia y desmayos. Así lo atestiguó el dibujante Ricard Opisso, que en su juventud, trabajando en la Sagrada Familia, fue enmoldado para crear uno de los ángeles trompeteros.

La Sagrada Familia vista desde la calle Provença a principios del siglo XX.

La Sagrada Familia vista desde la calle Provença a principios del siglo XX. / EPC Archivo

Como Opisso, muchos modelos fueron elegidos entre los propios obreros de la basílica. Un cantero hizo de San José y el vigilante de las obras encarnó a Judas, mientras que los niños de las escuelas del templo sirvieron de modelos de ángeles. Muchos vecinos también quedaron inmortalizados. Gente humilde y anónima, como un trapero, que hizo de modelo para San Joaquín. Para el soldado romano de la matanza de los Inocentes se buscó al mozo de una taberna cercana porque era de Tarragona y sus facciones parecían más próximas a los romanos.

Cabras y pastores entre las esculturas de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia

Cabras y pastores entre las esculturas de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia / Ferran Nadeu

También se eligieron algunos modelos para la futura fachada de la Pasión. Como Poncio Pilatos fue escogido un cabrero del barrio, un hombre orondo a quien Gaudí compraba la leche. No olvidemos que en esa época el entorno de la Sagrada Familia era poco menos que un descampado por donde pasaban rebaños de cabras. Muchos animales que campaban alrededor de las obras fueron también enyesados, desde gallinas y burros hasta lagartijas.

Un gallo, entre las esculturas de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia

Un gallo, entre las esculturas de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia / Ferran Nadeu

Más macabra, y también más desconocida, era la costumbre de Gaudí de ir a la morgue del Hospital de la Santa Creu, en el Raval. Allí sacaba moldes de cadáveres, incluso de niños, que posteriormente acabaron esculpidos en la Sagrada Familia.

La Sagrada Familia a principios del XX, con cabras y tranvía, en una imagen del libro "La Barcelona Desapareguda", del periodista Josep Maria Huertas y del documentalista Guillerm Huertas.

EFE / Archivo Huertas

Llorenç Matamala estaba al frente del taller que realizó la mayoría de aquellas esculturas. Amigo íntimo de Gaudí, Matamala hizo de modelo del apóstol Bernabé, cuya estatua preside uno de los cuatro campanarios de la fachada del Nacimiento. Esta fue la única torre que el arquitecto pudo ver completada antes de su muerte, el 10 de junio de 1926, víspera, precisamente, de San Bernabé. Lo que no llegó a ver fue la estatua del apóstol en su hornacina, donde fue colocada en 1933. Para entonces, el escultor ya había fallecido y fue su hijo, Joan Matamala, quien completó el trabajo.

Fachada de la Pasión de la Sagrada Família de Barcelona

Fachada de la Pasión de la Sagrada Família de Barcelona / Ferran Nadeu

No todos los modelos llegaron a convertirse finalmente en estatuas. Debido a las estrecheces económicas de la constructora de la Sagrada Familia, que se financiaba únicamente con donativos, muchos modelos en yeso quedaron a la espera de poder ser esculpidos en piedra. Por desgracia, la mayoría fueron destruidos en el asalto e incendio del templo, en los primeros días de la Guerra Civil.