Cuatro grupos singulares
Grupos de padres de Barcelona se organizan para evitar la segregación en las aulas
Cada vez más familias de clase media se coordinan para matricularse como ‘pack’ en centros frágiles de su barrio
"Somos siempre los mismos": la lucha de una escuela compleja de BCN para diversificarse
Familias de clase media llevan a sus hijos a escuelas de máxima complejidad para combatir la segregación
Catalunya sigue teniendo 410 escuelas segregadas, la misma cifra que hace ocho años
Meritxell M. Pauné
Periodista y jefa de 'Gran Barcelona'
Periodista especializada en información local de Barcelona y Catalunya. Responsable de la sección 'Gran Barcelona' desde septiembre de 2022. Antes, en los diarios TOT Barcelona y La Vanguardia, entre otros. Profesora de Periodismo digital en la UIC tres cursos y puntualmente del máster del Observatori de la Cobertura de Conflictes. Colaboradora en prensa vecinal ('Carrer', 'Cap a peus') tertulias de televisión y radio (betevé, Catalunya Ràdio, Ràdio Estel...), libros de historia local ('Retrats per la memòria', 'Objetivo Venus', 'Josep Maria Huertas Claveria i els barris de Barcelona') e investigaciones académicas (Observatori de la Cobertura de Conflictes, Periodismo UAB).
Jordi Rovira
Las escuelas de Barcelona viven inmersas hasta el 20 de marzo en el periodo de preinscripciones para el curso 2024-25 y miles de hogares debaten intensamente qué centro elegir como primera opción. En este proceso masivo e individual, 57 familias han tomado una vía alternativa, más ágil aunque más atrevida: los grupos singulares. Se trata de matriculaciones ‘en pack’ de varios alumnos, normalmente de clase media, que se coordinan para llenar media aula en un colegio segregado del barrio para diversificar su composición.
Según avanza a EL PERIÓDICO el Consorci d’Educació de Barcelona, se han formalizado tres grupos grupos singulares para I3 (primer curso de Infantil) y por primera vez un grupo de primero de la ESO. La primera categoría la confirman 26 solicitudes para la escuela Mossèn Jacint Verdaguer (Poble Sec), 13 para la escuela El Turó (Turó de la Peira) y 8 para la escuela Aldana (Sant Antoni). La segunda, 10 inscritos en el IE Eixample (Dreta de l’Eixample), un centro concertado que pasó a la red pública.
Es el tercer año que se ofrece esta vía en la capital catalana, creada en el marco del Pacto contra la segregación escolar en Catalunya (2019) pero puesta realmente en marcha tras la pandemia. Ha ido claramente a más: 10 familias en 2022 estrenaron el programa en El Turó. Al año siguiente ya eran 38 entre este centro, el Jacint Verdaguer y dos más (IE Coves d'en Cimany y El Molí de Finestrelles) que no han repetido este curso. Ahora serán 57, casi seis veces la cifra inicial.
¿Cómo funciona?
El motor de estos grupos son familias concienciadas en etapa preescolar o en las AFA de colegios destinatarios. Comparten por boca-oreja la experiencia propia o de conocidos, o bien han descubierto la fórmula a través de los medios de comunicación tras divulgarse casos de otros municipios. Además, el consorcio barcelonés, que integran Ayuntamiento y Generalitat, publicita esta opción minoritaria a través de las guarderías públicas: “Si detectan interesados, se hace una reunión con la dirección del centro y se les explica el proyecto”.
El consorcio estudia las peticiones recibidas y las aprueba o descarta. No se exige un nivel de renta a los solicitantes, confirma la administración. Sí se tumban si en el centro deseado no hay segregación respecto al entorno, es decir, si no concentra a alumnado vulnerable en detrimento de otros centros vecinos más prestigiados. Una vez validadas, se estudia el encaje en la oferta de plazas del centro receptor. En algunos casos, la alta demanda obliga a crear clases adicionales, como pasa este año en El Turó.
No es el centro, es la minoría
“Lo que tira atrás a un determinado tipo de familias autóctonas es que su hijo o hija sea forme parte de una minoría en la escuela”, expone Lidón Gasull, directora de la federación de AFAs catalanas, la aFFaC, que representa a 442.039 familias. En este sentido, apunta que una escuela puede entrar en una espiral de segregación aunque sus instalaciones y su proyecto educativo sean atractivos: “Hay centros fantásticos y con recursos que no son del agrado de estas familias por el perfil de alumnado que tienen”.
Gasull advierte que hay una confusión generalizada sobre la segregación escolar: “No se está entendiendo que el principal problema se da dentro de una misma zona educativa, cuando los vecinos escogen una escuela en lugar de otra dentro de ese territorio”. Dicho llano, no es que los hijos del Raval vayan a Sarrià, sino que dentro de Ciutat Vella se estigmaticen unas escuelas como ovejas negras perpetuas.
"La mejor manera de eliminar el miedo de los autóctonos a que su hijo forme parte de una minoría es que no haya minorías"
La directora de la aFFaC critica que la principal fórmula para equilibrar colegios sea repartir al alumnado “inmigrante o económicamente vulnerable, no al autóctono”, lo que en algunos casos los convierte a ellos también en minoría. Para darle la vuelta a la situación, receta, habría que priorizar que “todas las escuelas de una misma zona sean igual de buenas, equivalentes” y entonces propiciar la mezcla en el conjunto. “La mejor manera de eliminar el miedo de los autóctonos a que su hijo forme parte de una minoría es que no haya minorías”, subraya.
Lenta reducción de la segregación
Tras la firma del Pacto nacional en 2019, la estadística ha mejorado un poco. La cuarta edición del informe bienal que Barcelona encarga al Institut Metròpoli señalaba este junio que en la capital catalana la segregación escolar en primero de ESO se ha reducido un 26,4% en seis años mientras que en el primer curso de educación infantil ha bajado un 23% y en la primaria, un 15,9%. “En tres o cuatro años, quizá antes, la segregación escolar será historia”, llegó a asegurar Anna Simó, consellera de Educación, en diciembre.
En enero la Síndica de Greuges confirmaba que se ha reducido un 20% respecto a 2019, pero advertía que en Catalunya, todavía existen cerca de 250 colegios “altamente guetizados”. “El área metropolitana de Barcelona es, con las cifras en la mano, la zona del país donde el problema es más grave”, admite Montse L. Tolosana, miembro del colectivo Escoles contra la Segregació.
Para la comunidad educativa, el periodo de preinscripciones es la gran prueba de fuego anual. Por ello ochenta escuelas e institutos de toda Catalunya se adherieron en la campaña ‘Aquí comença tot’ de la Fundació Bofill, la Fundació Secretariat Gitano, las Associacions Federades de Famílies d’Alumnes de Catalunya (Affac) y el Col·lectiu d'Escoles contra la Segregació. Busca visibilizar las jornadas de puertas abiertas de centros estigmatizados para que las familias del entorno los conozcan en primera persona y no a través de la rumorología.
Las puertas abiertas desiertas
Y es que algunos de ellos se han llevado el chasco de recibir cero asistentes a actividades de bienvenida preparadas con gran esfuerzo por los estudiantes. “Las puertas abiertas desérticas son una constante”, lamenta Bernat Ferrer, técnico del área de segregación escolar de la Fundació Bofill. Montse L. Tolosana conoce bien el fenómeno, como madre de cinco hijos que han estudiado en escuelas segregadas. En 2010 estuvo con su hijo mayor en la jornada de puertas abiertas del instituto Miquel Tarradell del Raval: solo fueron ellos y una familia gitana.
Años más tarde, su hijo, ya adolescente, preparó, junto a un compañero de este centro, una demostración informática para las familias que se acercaran a las puertas abiertas. “Les llevó mucho trabajo y lo hicieron con mucha ilusión, pero no fue casi nadie y quedaron muy decepcionados”, recuerda. “Donde matriculamos a nuestros hijos tiene impacto social, renunciar a la escuela de tu barrio implica que niños que son vecinos no tengan lazos de amistad”, señala Ferrer. Critica que la sociología de las aulas se extrapole, sin base, a los claustros: “El nivel y la implicación del profesorado puede ser igual de bueno en un centro de alta complejidad”.
Tolosana, que fue 7 años profesora de secundaria en institutos segregados, respalda la afirmación con los resultados académicos y profesionales de sus hijos. “Los dos mayores son ingenieros y se ganan muy bien la vida”, asegura, para disipar temores de otros progenitores. Y recuerda además que el instituto Miquel Tarradell acaba de recibir el Premio Ciutat de Barcelona por unanimidad del jurado. “A los padres que han de matricular a sus hijos de primaria ahora, les diría que se acerquen a las escuelas de su entorno y que vayan con los sentidos abiertos y dispuestos a escuchar”, concluye.
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