Educación en Catalunya

Familias de clase media llevan a sus hijos a escuelas de máxima complejidad para combatir la segregación: el ejemplo de Manresa

Catalunya sigue teniendo 410 escuelas segregadas, la misma cifra que hace ocho años

María Segurola: "Sin medidas más contundentes, la segregación escolar no terminará ni en 2026 ni en 2036"

Alba Gallardo, Yusmelis Valdés, Lidia Orellana y Noemí Costa, familias contra la segregación escolar en Manresa.

Alba Gallardo, Yusmelis Valdés, Lidia Orellana y Noemí Costa, familias contra la segregación escolar en Manresa. / Marc vila

Helena López

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Se expresan con sencillez, sin aspavientos ni grandes discursos épicos, pero en el patio de la escuela Sant Ignasi de Manresa, con la imponente silueta de Montserrat como telón de fondo, se respira el ambiente de las jornadas importantes (y no por la cantidad de periodistas que han cruzado media Catalunya para vivirlo). Frases como "queríamos que nuestra hija fuera al colegio del barrio, que fuera amiga de sus vecinos" en boca de madres ‘normales’, de gente corriente, tiene aquí, analizadas con cierta perspectiva y mirando la radiografía de la segregación escolar en la ciudad, un valor casi revolucionario. Aquello de 'solo el pueblo salva al pueblo' versión preinscripción escolar.

La capital del Bages llega a la preinscripción para el curso 24-25 con una iniciativa para combatir la segregación escolar 

Escuela Sant Ignasi de Manresa.

Escuela Sant Ignasi de Manresa. / Marc vila

Como casi todas partes, Manresa sufre segregación residencial o urbana (es decir, barrios que concentran niveles de pobreza bastante superiores a la media), pero esta es mucho menor a la segregación escolar. En el enclave en el que se levanta la escuela Sant Ignasi, el barrio de Plaça de Catalunya, el alumnado 'vulnerable' (familias con problemas socioeconómicos graves, en muchos casos de origen migrante) es el 40% (la media de Manresa, según señala Pol Huguet, el concejal de Educación), mientras, en el mismo barrio, hay escuelas con un 90% de alumnado 'vulnerable' y otras con un 20%; injusticia que un grupo de familias de la capital del Bages están intentando revertir, animadas por las familias que lo hicieron antes y, cuya pedagogía, hizo, por ejemplo, que la escuela Sant Ignasi dejara de ser una 'escuela invisible' durante las jornadas de puertas abiertas previas a la preinscripción escolar.

De las 23 escuelas de Manresa, hay 11 de alta complejidad y de estas 10 son de máxima

La sociología de la educación lo ha tenido siempre claro: la segregación escolar no se acabará solo con 'cuotas' de niños 'pobres' en los colegios de niños 'ricos', sino cuando las familias de niños ‘ricos’ –entendiendo 'ricos' como sin problemas socioeconómicos graves- apuesten por llevar a sus hijos a las escuelas de su barrio, aunque estas tengan una mayor concentración de niños 'vulnerables', las llamadas escuelas de máxima complejidad; algo que en Manresa –caso paradigmático donde, de 23 escuelas, 10 son de máxima complejidad- está empezado a pasar.

La 'magia' del boca a oreja

El boca a oreja ha funcionado –"el proyecto del Sant Ignasi te va a encantar, ves a conocerlo y ya me dirás" y, para el próximo curso –las preinscripciones empiezan la semana que viene- esta escuela con un 80% de alumnado vulnerable cuenta ya con un grupo de 10 familias ‘ordinarias’ –etiqueta que reciben las ‘no vulnerables’- que se matricularán en bloque acogiéndose a la medida de los 'grupos singulares', recogida en el decreto de admisión (11/2021).

Manresa aborda la preinscripción con cinco 'grupos singulares': familias 'ordinarias' que se matriculan en bloque en centros complejos

Se trata de la posibilidad de asegurar plazas –sacándolas de la oferta inicial antes del proceso de preinscripción- para familias ‘ordinarias’ en centros de máxima complejidad. "En el proceso de elección de escuela siempre aparecen miedos y recelos, y esta medida da un 'plus' de tranquilidad a familias que lo necesitan; familias que quieren apostar por una escuela, pero temen que su hijo puede desencajar o ser el único 'catalanet', y con los grupos singulares saben que el grupo que conformen, con los amigos de la 'bressol', por ejemplo, tendrá su plaza asegurada, es decir, entrarán todos, y así, poco a poco, si la medida sigue año a año, se irá revirtiendo el grave problema de segregación escolar que sufrimos", resume Huguet.

La iniciativa, desde al curso pasado enmarcada en el decreto de admisiones, empezó años atrás de forma autoorganizada. Familias que hacían pedagogía y campaña. Una campaña que no se basaba en discursos, sino en experiencias. "Por la tarde hacen 'caus', donde se mezclan I-3, I-4 e I-5, y por las mañanas trabajan por proyectos; cada clase tiene el suyo, un día fueron a comprar huevos e investigaron por qué de algunos huevos salían pollitos y de otros no, siguieron la evolución de los polluelos…", explican entusiasmadas Yuslemis Valdés y Alba Gallardo, dos madres de I-3, que el año pasado participaron en el primer grupo singular y que este año han compartido su (buena) experiencia, guardería a guardería.

Además de las 10 familias que ya tienen plaza en el Sant Ignasi -en buena medida por la generosidad de madres como Yusmelis y Alba, que han dedicado su poco tiempo a la causa- la preinscripción en Manresa empezará la semana próxima con otros cuatro grupos singulares. Uno en la escuela de primaria Serra i Hunter y otro en el instituto Lacetània, "además de otros dos en Vic, uno para infantil y otro para secundaria", apunta Gemma Boix, directora de Servicios Territoriales de Educación en la Catalunya Central, convencida de que esta cifra puede crecer en los próximos días, cuando finalicen las jornadas de puertas abiertas.

Noemí Costa es madre de una niña que entrará a primero de ESO en el instituto Lacetània -centro de máxima complejidad, aunque a Noemí le incomodan estas etiquetas- y de otra, que está ya en tercero en el mismo instituto, para el que solo tiene buenas palabras. "Forma parte del barrio y es nuestro centro de referencia. Un instituto ‘normal’ en el que hay un buen profesorado y al que mi hija mayor va contenta", resume esta madre, cuya hija pequeña va a la escuela Bages, igual que la de Lidia Orellana, quien, convencida por Noemí, llevará también a su hija al Lacetània. "Esto es algo que tenemos que resolver entre todos", concluye Lidia. Noemí asiente y se pregunta cómo se ha permitido llegar a ese nivel de segregación.

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