El problema de la vivienda

La fuga de barceloneses y la presión turística agotan la oferta de alquileres en el Maresme

La comarca entera tiene solo unos pocos cientos de pisos disponibles, muchas de las cuales son de temporada

Barcelona encadena otro aumento de alquileres de récord: 1.171 euros al mes

Los pisos-pensión se disparan en Barcelona: el negocio de las habitaciones por meses

El tirón de los pisos reformados 'calienta' los precios del alquiler en Barcelona

Vista aérea de la localidad de Vilassar de Mar, en el Maresme.

Vista aérea de la localidad de Vilassar de Mar, en el Maresme. / 123RF

Patricia Castán

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El "bonito piso de dos habitaciones y 55 metros cuadrados, reformado y amueblado en Arenys de Mar" de Mireia N.casi se le ha indigestado a esta propietaria que quiso alquilar la vivienda por su cuenta y por 750 euros mensuales el pasado enero. "Me llamaron o enviaron mensajes más de 150 personas en una semana, no podía dar abasto", relata a este diario. Dos elementos eran claves en la ecuación: en toda la comarca apenas había una veintena de opciones por ese precio, que para muchas personas supone un tope económico. Pero sobre todo, ofrecía un contrato tradicional de larga duración (5 años), que casi se ha convertido en una rareza en el Maresme. La zona tiene bajo mínimos su estoc de pisos en alquiler a causa del efecto combinado de la fuga de barceloneses de la capital catalana (por los precios y por el afán de "calidad de vida") y de la presión turística que convierte sus viviendas en una mina de oro para el alquiler vacacional en verano.

La radiografía que aportan los grandes portales inmobiliarios es llamativa. La desproporción entre viviendas en venta y en alquiler ha llegado a su cénit tras el aumento del precio de las hipotecas en los dos últimos años. "Hay muchísima gente que quiere vivir en el Maresme pero quienes no pueden comprar tienen que alquilar", apunta Miriam Duran, de Natural Homes, con sede en Sant Vicenç de Montalt, uno de los municipios más cotizados de la zona. Su agencia inmobiliaria oferta actualmente ocho viviendas en Idealista, situándola en el podio territorial, ya que son muchas las que apenas pueden ofrecer una o ninguna en estos momentos. "No llego ni a poder anunciarlas, hay muchas personas con buenos perfiles que están buscando y con una llamada los pisos se alquilan muchas veces a la primera visita", agrega Jordi Vives, de Vives Home, en Caldes d'Estrac.

Una inmobiliaria del Maresme, en Caldes d'Estrac.

Una inmobiliaria del Maresme, en Caldes d'Estrac. / EP

Los operadores de la zona coinciden en que la situación posiblemente empeorará en las próximas semanas cuanto se prueba la limitación de precios que posibilita la nueva ley de vivienda y a la que solo se ha apuntado Catalunya. Muchos propietarios venderán o apostarán solo por la temporalidad, vaticinan.

Apenas 350 anuncios en la comarca

Los números cantan. Por hacer una comparación, en Barcelona ciudad, donde la oferta de alquileres disponibles ha caído hasta unos 5.500 anuncios (un tercio de ellos, de temporada), más de 14.000 están en venta. Es decir los primeros suponen algo más de un tercio respecto a las compraventas. Sin embargo, en el Maresme (que en su cara mar abarca de Mongat a Malgrat de Mar, mientras que en el lado montaña discurre de Tiana a Tordera) figuran más de 8.300 pisos en venta, frente a la pírrica cantidad de 345 en alquiler, en el caso de Idealista (este lunes), que lidera esta oferta. Son algunos menos (y en general repetidos en unos y otros portales) en Habitaclia y en Fotocasa.

Para hacerse una idea del déficit hay que recordar que la comarca no ha dejado de ganar población en los últimos años, hasta alcanzar los casi 468.000 habitantes este enero según datos oficiales.En el último año son 5.701 los nuevos empadronados. Los residentes crecen por partida doble a base de barceloneses que tras la pandemia (sobre todo) han apostado por vivir en municipios cercanos al mar, en espacios menos densificados, donde pueden disfrutar más de su tiempo gracias al avance del teletrabajo. Pero también por el interés de muchos extranjeros en afincarse en la costa barcelonesa.

Duran añade que el cliente que busca pisos de alquiler surge de esos dos frentes ("en busca de calidad de vida", de municipios tranquilos y con buenos servicios en muchos casos) pero también de la propia población autóctona del territorio, que en algún momento pensó en comprar pero que ahora ante la situación hipotecaria se ha lanzado a alquilar. "Se han juntado y hay un déficit especialmente en la franja de 900 y 1.500 euros con tres o cuatro habitaciones y algo de terrazas para familias", evalúa. Esas piezas vuelan.

También hay un agujero casi negro (aunque aparecen con cuentagotas) para personas que buscan por precio y no pueden pagar más que 700 euros, por ejemplo. Es el caso de jóvenes que se emancipan y tienen sueldos mileuristas, o monoparentales, migrantes, jubilados o perfiles con ingresos inestables. Solo 11 pisos se ofertan esa semana en los portales por debajo de ese precio, y suelen limitarse a los municipios más asequibles y alejados de la capital catalana, como Tordera o Pineda de Mar (que se ha convertido en uno de los municipios con más población). Estirando hasta los 800 euros de presupuesto aparecen otras 17 opciones online, y casi 70 más para quienes pueden permitirse pagar mil euros, con alguna opción más sobre todo en Calella y algunas zonas de Mataró.

Pero se da la circunstancia, además, de que la tipología residencial de algunos municipios hace que incluso tengan más casas que pisos, de manera que en la escasa cuota de alquileres anunciados más de una tercera parte del estoc esta semana sea de chalets o pareadas, en un 80% de los casos a más de 2.000 euros al mes.

La localidad catalana de Montgat

Imagen de Montgat, en el Maresme. / Iakov Filimonov / 123RF

Vives enfatiza que ante este desequilibrio de oferta y demanda los propietarios pueden seleccionar el tipo de perfil de inquilino y asegurar al máximo la solvencia. Los seguros de impago se están extendiendo cada vez más como práctica más común, y la ley de la vivienda que pronto aplicará topes a las rentas no ha frenado el movimiento de contratos porque muchos inquilinos saben que cuando los precios estén regulados aún habrá menos producto.

El filón vacacional

"Es normal que cada vez más propietarios amueblen y nos pidan alquiler de temporada, tienen miedo a los riesgos de impagos y a la ley", añade un API de Mataró, que por ser el municipio más grande (unos 130.000 habitantes, aunque pierde peso en la comarca) es el que ofrece más opciones en estos momentos (apenas medio centenar de pisos en alquiler esta semana).

Esta situación se da en los municipios marineros, como Premià de Mar, Vilassar de Mar, Llavaneres, Caldes d'Estrac, Arenys de Mar, Canet de Mar, Sant Pol, Calella, Pineda de Mar, Malgrat... En ocasiones con pisos con licencia turística que se llenan de junio a agosto y buscan un uso complementario en invierno, y en otras con pisos que no tienen este permiso pero si pueden aprovechar el filón vacacional con estancias de más de 32 días, muy buscadas por familias barcelonesas que quieren una segunda residencia de alquiler estival para más de un mes. En esas fechas los ingresos pueden triplicar o más un alquiler normal.

Como resultado, la búsqueda tradicional es una carrera de resistencia. Javier S. cuenta, a pie de inmobiliaria, que ha llegado a trabajar procedente de Galicia a una empresa textil de Mataró y que tras buscar piso amueblado para al menos un par de años ha tirado la toalla y se ve obligado a alquilar uno "de temporada solo hasta mayo" para salir del paso, a sabiendas de que entonces aún será más difícil tener un techo. Y MIreia N., con la que se iniciaba este artículo confiesa que al final, sobrepasada, lo ha alquilado a un conocido. Ella no recurrió a una inmobiliaria porque ahora es el propietario quien debe pagar todas las comisiones y gastos con cada nuevo contrato.

Raúl Aguilera, de la oficina central de Urbenia en Mataró, confirma que desde que en mayo se aprobó la ley de la vivienda muchos pisos han salido del mercado o bien se alquilan de forma privada para no asumir gastos de agencia, de modo que se suelen quedar en círculos de conocidos sin llegar al mercado abierto. "Entra mucha gente en la oficina buscando piso y muchas veces hay que decir que no hay", remata.

Suscríbete para seguir leyendo