Competencia de súpers e internet

Los mercados de Barcelona pierden 2.000 negocios en dos décadas, más del 60% de sus puestos

"Nadamos contra corriente": los tenderos de los mercados de Barcelona se debaten entre el derrotismo y la renovación

La Boqueria convive con 21 puestos cerrados pese a que le llueven 'novios'

Proteger el mercado, el de alimentos

Establecimientos en el mercado de Lesseps, en Barcelona.

Establecimientos en el mercado de Lesseps, en Barcelona. / RICARD CUGAT

Jordi Ribalaygue

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El aspecto de los mercados de Barcelona ha cambiado en los últimos años, y no solo por las reformas a gran escala de algunos edificios. Desmontar puestos de venta cerrados es una tónica frecuente desde hace al menos un par de décadas en la capital. Entre 2015 y 2022, han desaparecido casi 500 establecimientos en la red municipal de abastecimiento de alimentos y artículos. Desde el 2000, se ha desmantelado 2.091 puestos de comida, algo más del 60%.

El Ayuntamiento rebate que eliminar plazas sea signo de decadencia. Al contrario, defiende que permite ganar espacio y atractivo para que los negocios de los 43 mercados de la ciudad compitan con súpers e hípermercados -las opciones de avituallamiento mayoritarias- y se adapten a la generalización de las compras por internet

“Aglutinamos la superficie de locales desocupados que no son susceptibles de adjudicarse en otros puntos del mercado y acabamos teniendo más oferta comercial en metros cuadrados que la que teníamos. Esta estrategia asegura la supervivencia de los mercados y que continúen siendo punteros”, postula Màxim López, gerente del Instituto Municipal de Mercados de Barcelona.

Recuerda que lo común es que, cuando se acumulan plazas vacantes, los huecos queden dispersos dentro de una misma instalación. “En ese caso, trasladamos a vendedores de puesto, los concentramos y liberamos espacio vacío para hacer mejoras”, completa. Es el patrón que se sigue en Hostafrancs, donde se han desprendido de locales para poner almacenes, lavabos y cámaras frigoríficas. En Vall d’Hebron, desaparecerán para abrir una entrada.

Puesto vacío en el mercado de Sarrià, en Barcelona.

Puesto vacío en el mercado de Sarrià, en Barcelona. / FERRAN NADEU

La terapia que el consistorio aplica arroja una paradoja: al mismo tiempo que el suelo destinado a venta de productos se ha ampliado, el número de establecimientos que los mercados alojan ha menguado. A tenor de los datos disponibles del Ayuntamiento, los recintos municipales atesoraban 2.011 tiendas al finalizar 2022. Son 496 menos que en 2015, cuando cobijaban 2.507 negocios. 

En cuanto a comercios de alimentación, había 1.731 en 2015 y 1.333 en 2022; es decir, el año pasado se contaban 398 locales menos que siete años atrás, ya fueran fruterías, verdulerías, carnicerías o pescaderías. La caída resulta más pronunciada si se retrocede dos décadas atrás. En el 2000, se concentraban 3.424 establecimientos de alimentos en los mercados.  

López reconoce que los mercados reúnen menos tenderos que tiempo atrás. “Pero para sobrevivir en este momento, los operadores necesitan puestos más grandes, porque necesitan más gama de producto, más variedad, productos preparados… Los hábitos de consumo han cambiado y precisan más espacio físico para su actividad”, aduce el gerente.

Entre 2015 y 2022, la superficie para afincar oferta para los clientes ha crecido de 115.340 a 125.675 metros cuadrados. Por otro lado, los puntos de venta de alimentación se repartían entre 1.831 titulares en 2010, por 1.327 en 2020. Eran 3.313 en el 2000.

Plazas disponibles

A preguntas de ERC, el Instituto de Mercados contestó que 918 ‘paradas’ estaban desiertas al acabar 2022. Conviene emplear aquí el término catalán con que se conocen los puestos de venta para descifrar el dato: al contrario de como se suele entender, una ‘parada’ no es una tienda como tal en la jerga del Ayuntamiento, sino un espacio comercial de unos cuatro metros de largo por dos y medio de ancho. Así que un establecimiento de un mercado es una suma de ‘paradas’. Por lo general, de dos a tres.  

De ese volumen, López afirma que 112 plazas están disponibles para ser reocupadas. Estima que equivalen a unos 40 establecimientos. El gerente indica que los 806 puntos restantes han quedado inoperativos por el traslado de tenderos a carpas provisionales o edificios nuevos, también por “movimientos de concesionarios para ganar espacio” en 14 mercados. 

Un puesto pendiente de ser desmantelado en el mercado de Lesseps, en Barcelona.

Un puesto pendiente de ser desmantelado en el mercado de Lesseps, en Barcelona. / RICARD CUGAT

En la respuesta a ERC, figura que existían planes a finales de 2022 de “concentración comercial” y “amortización de puestos” en Santa Caterina, la Concepció, Sagrada Família, Galvany, Mercè y Felip II, entre otros. En todo caso, López puntualiza que no existe un cifra prefijada de plazas a suprimir. 

“Se estudiará caso por caso”, apostilla la concejal de Mercados, Raquel Gil, que predica que los mercados deben transformarse “aprovechando su vertiente de generar comunidad y ser punto de encuentro de vecinos”. “No va ligado necesariamente a un incremento de puestos -puntualiza-. Eso será en función de la realidad comercial de cada uno”.

Falta de relevo

Gil recalca que se da “un problema de relevo generacional en muchos puestos que han cerrado”. Lo atribuye a que ha decaído la tradición de que padres e hijos se sucedan. La socialista aboga por seguir capacitando a “trabajadores del sector para que se hagan cargo” de los locales. Plantea también formar a “gente dispuesta a abrir nuevas formas de comercio”, con productos “ecológicos, orgánicos y de nuevas tendencias que traigan un público más joven al mercado”.

López señala que las vacantes en los mercado están “atomizadas” por Barcelona, si bien matiza que “no todos los mercados están en la misma situación”. “Igual que tenemos nueve mercados con plena ocupación, otros como los del Bon Pastor y Ciutat Meridiana sufren más”, contrasta. En todo caso, subraya que 250 comerciantes se han incorporado en los últimos tres años. La cuenta incluye traspasos dentro de una misma familia, dependientes que han adquirido el negocio y “personas con tiendas en la calle o emprendedores que ven una oportunidad en los mercados”, enumera.

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