Emergencia climática

Riego de urgencia de 1.455 árboles en Barcelona para evitar que la sequía los mate

RIESGO | La sequía amenaza con más caídas de árboles en Barcelona

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Un árbol seco este pasado verano en la montaña de Montjuïc, en Barcelona.

Un árbol seco este pasado verano en la montaña de Montjuïc, en Barcelona. / RICARD CUGAT

Jordi Ribalaygue

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La sequía estresa. La escasez de lluvia, unida a las restricciones en el gasto de agua decretadas, somete a la vegetación en Barcelona a lo que los expertos denominan estrés hídrico, una falta persistente de nutriente que amenaza a los árboles y plantas menos capacitados a adaptarse a un clima repentinamente más áspero de la cuenta. 

Aunque no se ha diagnosticado un motivo concluyente de por qué se partió, la caída de la copa de una palmera datilera que mató a una joven en agosto avisó con crudeza del riesgo de que la pertinaz ausencia de aguaceros diezme al arbolado urbano. A raíz del siniestro, Parques y Jardines empezó una vez por semana a remojar todas las palmeras de la misma especie que la que se desplomó. Eran unos 2.500 ejemplares, una cifra que ha decaído tras el accidente, dado que se talaron 540 unidades. Aun sin diagnosticarse defectos graves en todos los casos, se arrancaron al no garantizarse que fueran a mantenerse en pie.

La extensión del riego para impedir que sucumbieran a la sequía supuso un cambio drástico de la política habitual en Barcelona, idéntica a la de otras ciudades: solo se humedecen los ejemplares plantados hace menos de cuatro años. 

De todos modos, las datileras no son las únicas que han recibido una dosis extra de agua para aliviar las temperaturas elevadas y la carencia de precipitaciones en la capital. Palmeras aparte, Parques y Jardines ha ampliado el riego de urgencia a otros 1.455 árboles durante los recientes meses de verano

El Ayuntamiento explica que se trata de una medida “de refuerzo”, fruto de la “situación de sequía persistente”. La campaña extraordinaria está enfocada “fuera de las rutas establecidas” de riego, que alcanza a unos 57.000 ejemplares en zonas verdes y parques, ya sea porque disponen de red de aspersión o son de plantación reciente. Barcelona contabiliza 314.200 árboles, de las que unas 201.700 unidades se hallan en calles, paseos, plazas e interiores de manzana.

Especies afectadas

La falta de lluvia ha secado ya una cifra raramente alta de árboles en la ciudad en 2023. Parques y Jardines atribuye unas 500 muertes de ejemplares desde enero a septiembre a la sequía. En los últimos días, se han talado algunos ejemplares en los jardines de Torre Girona que, según el gobierno municipal, se apreció que estaban secos en una inspección ordinaria. El mismo mal se ha hecho patente en las arboledas de Montjuïc, uno de los pulmones de la ciudad: el consistorio informa de que allí ha retirado siete árboles, víctimas del tiempo demasiado árido.

El jefe del área de gestión del arbolado de Barcelona, Joan Guitart, reconoció el mes pasado que las circunstancias hacían necesario la medida excepcional: “Cuando hay una sequía severa como la de este año, hay muchos ataques de plagas, como el Tomicus, que ha afectado a muchísimos pinos de todo el litoral catalán, también en Barcelona. En este entorno, los árboles se van muriendo y, por lo tanto, en el caso de Barcelona los deberemos regar”.

Parques y Jardines detalla que los árboles que se rocían de forma extraordinaria son plátanos, catalpas, fresnos, perales de flor, naranjos y cerezos de flor. El Ayuntamiento aclara que no se trata de un riego indiscriminado de dichas especies, sino de ejemplares localizados en calles a lo largo y ancho de la ciudad en que “se ha detectado una necesidad de riego”.

Pasado ya el verano, Parques y Jardines no aclara a cuántos árboles se les sigue asistiendo con un manguerazo para que no perezcan sedientos. Dice que “se mantiene siempre que sea necesario” y cuando se aprecia que el ejemplar muestra “necesidad de agua”. Semanas atrás, el consistorio anunció que el riego de las palmeras perduraría mientras se alargue el calor.

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