Nuevos hábitos para los seguidores

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Aficionados del Barça salen de unos de los buses lanzadera fletados hasta Montjuïc.

Aficionados del Barça salen de unos de los buses lanzadera fletados hasta Montjuïc. / JORDI COTRINA

Jordi Ribalaygue

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La mudanza del Barça a Montjuïc cambia la rutina de los barcelonistas para acudir a los partidos. El estreno en el Lluís Companys y las dudas -cuando no las confusiones- sobre cómo acceder al estadio empujaron a parte de los aficionados a avanzar la llegada al entorno del nuevo hogar azulgrana, transitorio hasta que la reconstrucción del Camp Nou esté avanzada. 

Las colas ante los buses que cargaban a los aficionados -en plaza Espanya y la Fira de Gran Via- se formaron sobre todo cuando faltaba una hora larga para que empezara el Gamper, si bien la alta frecuencia de los lanzadera -hasta tres esperaban uno detrás de otro en la calzada- ha permitido embarcar a los pasajeros con agilidad. Apenas quedaban aglomeraciones en las paradas cuando faltaba menos de media hora para el encuentro ante el Tottenham. En todo caso, los hubo que prefirieron llegar por su propio pie al Estadi Olímpic y con margen (quizá mucho, incluso). Parte de los seguidores juzgaban un engorro subir a Montjuïc y se mostraban resignados (cuando no asqueados) por que no se autorice aparcar dentro de la montaña, salvo excepciones.

Faltaban unas dos horas y media para que el equipo de Xavi Hernández se presentara ante el público y Marc y Eric remontaban la calle Foc, de camino al Lluís Companys. Ambos se han desplazado en coche desde el barrio de Torreforta, en Tarragona. “Hemos llegado a las 10 de la mañana. Nunca habíamos venido tan pronto para un partido”, ha reconocido Marc, desconcertado porque el estacionamiento en Montjuïc quede vetado. “Nos han dicho que todo el aparcamiento es privado. Por suerte, hemos podido encontrar una plaza que no es de pago, pero tendremos que caminar mucho a la vuelta”, ha observado.

Marc ve difícil acudir con frecuencia esta temporada a animar al Barça: “He visto las ubicaciones de los aparcamientos y no lo veo factible. Ahora tengo tiempo, pero en los partidos de Champions será imposible”, ha lamentado. “Cuando venga el Madrid, será muy difícil venir si no abren la montaña para aparcar”, ha opinado Eric.

Puntos de control

Como se había anunciado, agentes de la Guardia Urbana y personal del Barça han regulado el tráfico en los aledaños del Estadi Olímpic a partir de las cinco. "Hay bastante gente que no tiene idea y les decimos que no puede seguir si no tiene permiso de aparcamiento o van a las piscinas Picornell. Lo entienden y no ha habido problema", ha comentado un empleado.

Algunos conductores han tenido que dar media vuelta, como José. "No me han dejado pasar en tres controles. Voy al campo de tiro y tengo permiso, pero no puedo pasar. He dado ya tres o cuatro vueltas. Es un rollo", ha protestado. 

A Fernando sí que le han permitido conducir hasta la inmediaciones del estadio con sus nietos y su esposa, lastimada en una pierna. Sin embargo, luego ha tenido que bajar para aparcar, como cualquier otro aficionado. “Me parece fatal. ¡Lo he dejado a tres kilómetros! Es un lío. Habrá que pensárselo mucho para venir este año, pero la nieta es fan de Gavi, de Pedri, de Ansu…”, desgranaba.

Luis ha viajado desde Alicante en automóvil con su padre. “Nos habían dicho que el aparcamiento era sencillo, pero en los accesos está todo reservado y nos enviaban a los lanzadera”, ha relatado. Padre e hijo han sido precavidos y han aparcado a poca distancia del estadio, nada más que la circulación empezara a restringirse.

Taxis en las inmediaciones del Estadi Olímpic antes de disputarse el Trofeo Joan Gamper entre el Barça y el Tottenham.

Taxis en las inmediaciones del Estadi Olímpic antes de disputarse el Trofeo Joan Gamper entre el Barça y el Tottenham. / JORDI COTRINA

Plazas reservadas

Aún más previsores fueron el medio millar de espectadores que reservaron párking en la Fira de Gran Via. Un trabajador detallaba que, en esta primera ocasión, se ha quedado lejos de ocupar la capacidad que se ofrece al Barça. Una plaza de prepago cuesta 12 euros; de no haberla adquirido con tiempo, vale 3,60 euros por hora. “Son 2.175 plazas y, con los otros tres párkings del entorno de la Fira, son unas 3.800 en total, pero no harán falta esta vez”, ha observado un empleado, quien confesaba que algunos aficionados iban “algo perdidos”.

Enric lamentaba haber estacionado en la Fira: en la cola del bus, corría el rumor de que no había otro de vuelta tras el encuentro. “He aparcado en cinco minutos pero, si lo llego a saber, hubiese ido a la plaza Espanya”, respondía. En realidad, se equivocaba, porque sí existen buses de regreso. A Juan le ha penalizado otro error: pensaba que el lanzadera se tomaba en la calle Foc: “Hemos tenido que andar un buen trozo hasta la Fira… Pero he sacado abono y vendré todos los partidos”.

“Va más rápido de lo que me esperaba para llegar al estadio, aunque quizá está más tranquilo porque es agosto”, barruntaba Francesc, acompañado por su hijo en la cola del bus. En todo caso, ha renunciado a comprar un abono para la temporada, al no garantizar el club que los socios ocupen siempre el mismo asiento. “No lo veo complicado y seguiremos viniendo, porque nunca fallamos al Barça. Pero es un día triste porque no vamos al Camp Nou: las obras serán una ruina”, temía Jordi Medina. “Hemos aparcado bien, pero vendremos menos que al Camp Nou, porque aquí es más incómodo”, ha admitido Pere Casals. 

Se prevé que la vía más concurrida para subir hasta el Lluís Companys sea la que parte de la plaza Espanya. Sin embargo, se veía despejada a menos de una hora del Gamper. "Pero no es como ir al Camp Nou. Es un pequeño fastidio... Vendremos menos que antes a ver al Barça", reconocía Josep.

En cambio, algunos turistas se felicitaban de haber topado con el bus especial. "No lo sabíamos y pensábamos ir andando. Es una agradable sorpresa", declaraba Oleg. "La gente ha venido con antelación. A las seis y media teníamos una cola enorme", ha observado una chica contratada para el bus lanzadera. Contaba que la mayoría no sabía que debía mostrar la entrada para subir gratis al bus, si bien pocos no la llevaban. Algún despistado ignoraba que el Barça debutaba en Montjuïc. "Pensaban que el bus era para subir al castillo", decía la empleada.