Medidas municipales

Aprobado el plan anti ruido del Triángulo Golfo de Barcelona: recorta el 'terraceo' desde el 1 de septiembre

Barcelona promete un agosto tranquilo en el Triángulo Golfo del Poblenou

Los bares piden guerra al botellón y el incivismo y no a las terrazas del Poblenou

El ocio nocturno se rebela contra el plan anti ruido para el Triángulo Golfo

Triangulo Golfo

Triangulo Golfo / ZOWY VOETEN

Patricia Castán

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El plan anti ruido de Barcelona para tratar de apaciguar el llamado Triángulo Golfo de ocio del Poblenou ya es una realidad. Se implantará el 1 de septiembre casi como se redactó originalmente, y habiendo desestimado la práctica totalidad de las alegaciones presentadas por operadores y patronales. En esencia, busca mejorar la convivencia de usos (ocio y descanso vecinal) y frenar el incivismo en la zona y a las puertas de los locales. No obstante, las terrazas de bares y restaurantes de la zona caliente serán de momento los únicos nuevos afectados por la regulación, ya que sus terrazas tendrán que cerrar a las 23.00 horas todos los días. Otros establecimientos del tramo que concentra las quejas vecinales estarán a examen, y si no corrigen las molestias que generan también tendrá recortes horarios.

El Ayuntamiento de Barcelona ha aprobado definitivamente el plan específico de medidas para la reducción del ruido en el ámbito de mayor densidad de actividades del Triángulo Lúdico del Parc i la Llaguna del Poblenou, y ya lo ha publicado en el BOPB, donde destaca su entrada en vigor desde septiembre. El documento especifica que tan solo se han estimado parcialmente alegaciones presentadas por la asociación de vecinos de El Parc, y por uno de los bares que forma parte del coto regulado, que no se detallan, mientras que se descartan el resto, de algunos operadores (restaurantes, bares y discotecas) y también las formuladas por el Gremi de Restauració de Barcelona y la Federació Catalana de Locals d'Oci Nocturn (FECALON) --que cuestionaba la metodología en las mediciones sonométricas previas--, y hasta del grupo municipal de Barcelona en Comú-Entesa.

El plan acota la regulación especial a Almogàvers (entre Marina y Àlaba), Pallars (entre Zamora y Àlaba), Pere IV (entre Zamora y Àvila), y Zamora, Pamplona y Àlaba entre Almogàvers y Pere IV, por ser donde se concentran más locales y afluencia de usuarios, en el distrito de Sant Martí. Entre las actividades recreativas musicales autorizadas figuran tres salas de fiestas y un bar musical; entre las actividades de restauración, hay 25 bares y restaurantes; así como una docena de terrazas, y 8 colmados y súpers. Estos últimos mantendrán la prohibición de abrir entre las 22.00 y las 7.00 horas para evitar la distribución de alcohol que propicie botellones.

De la prevención al recorte

Para el resto, se establecen numerosas medidas que permitan reducir las molestias vecinales: desde evitar que el público salga desde los locales a la calle con vasos de plástico, ya que el consumo de alcohol en la vía pública está prohibido, hasta la concienciación de la clientela sobre los ruidos, la instalación de limitadores de sonido, el mantenimiento de los suficientes lavabos y váteres, los convenios antiincivismo y otros.

Pero las iniciativas más temidas por los sectores afectados son las referidas a sus horarios, que al fin y al cabo determinan la recaudación. El Gremi de Restauració ya se quejó porque las terrazas eran las principales damnificadas en el documento previo, ya que pierden una hora entre semana y dos los fines de semana. Y el plan final lo corrobora, dotado de operativos especiales de Guardia Urbana e inspección para su cumplimiento. También se detallan las medidas preventivas (de tacos de silicona en las sillas a no recogida del mobiliario) para evitar contaminación acústica. La patronal cree que se responsabiliza a las empresas en lugar de apuntar al 'botellón' callejero y el incivismo.

En cambio, los otros casos (negocios de puertas adentro, no veladores) quedan sujetos a lo que suceda durante los siguientes tres meses a la aplicación. Si transcurridos ese tiempo se comprueba que "la propuesta de reordenación del flujo de personas no ha dado resultados satisfactorios" y los equipos de control no constatan una reducción de decibelios, también se aplicarían reducciones de hasta dos horas "inicialmente en la calle de Pere IV en el tramo entre Pamplona y Àlaba". No obstante, desde tres negocios ya han comunicado al consistorio el inminente cese de la actividad, dado que la propiedad ha ordenado su desalojo, lo que "supondrá una reducción considerable de la problemática", puntualiza el ayuntamiento.

El plan también deja claro que no se pueden abrir nuevos negocios de este tipo, ni realizar eventos lúdicos y festivos en el espacio público, ni se autorizarán actividades extraordinarias en horario nocturno.

1,91 millones de gastos municipales

Cabe destacar que la dotación presupuestaria para mantener la zona a raya, a cargo de los presupuestos municipales sin nuevos gastos, asciende a 1,48 millones de euros anuales por el servicio de la Guardia Urbana, 848.000 euros al año por los cuatro equipos de trabajo en la zona, 49.000 para la campaña de sensibilización de junio a diciembre, 14.753 euros en cuanto a servicios de inspección (dos al mes, con 10 inspectores), 363.810 euros en limpieza... En total 1,91 millones de euros a cargo del consistorio. A lo que habría que sumar la inversión de los operadores en vigilantes de seguridad privada y eventuales promotores cívicos a su cargo, que asumen desde 2015 y también alcanza cifras de cinco ceros.

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