La desigualdad en el callejero

8M | Las mujeres a las que Barcelona les debe todavía una calle

A los nombres pendientes de homenaje desde hace años se unen nuevas propuestas para feminizar el nomenclátor, donde las mujeres aún bautizan menos del 10% de las vías

La calle Fernán Caballero, en Barcelona, que se propone cambiar por el nombre real tras el seudónimo, Cecilia Böhl.

La calle Fernán Caballero, en Barcelona, que se propone cambiar por el nombre real tras el seudónimo, Cecilia Böhl. / ZOWY VOETEN

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

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La desigualdad que sigue imperando entre hombres y mujeres tiene su reflejo también en el callejero de Barcelona, donde menos de una décima parte de las vías, plazas y jardines lucen nombres femeninos. El ayuntamiento ha destacado que las calles que homenajean a mujeres han aumentado de un 6,1% sobre el total al principio del mandato iniciado en junio de 2019 a un 8,33% en diciembre de 2022. El plano de la urbe incorpora 16 patronímicos femeninos este mes de marzo, una nueva siembra diseminada por cada uno de los 10 distritos que se suma a las sucesivas oleadas para feminizar el nomenclátor en los últimos años. En todo caso, queda mucho trecho para que la ciudad equilibre el tributo que rinde a hombres y mujeres ilustres: mientras ellos acaparan 1.666 vías, ellas contabilizan 392.

La ponencia del nomeclátor se encarga de evaluar las denominaciones a integrar en el mapa de Barcelona que particulares, asociaciones, los distritos o el ayuntamiento pueden presentar. Sobre la mesa del organismo reposan las candidaturas de varias aspirantes a contribuir que Barcelona honre, al menos, a un 10% de mujeres en sus calles. Algunas de las sugerencias apenas acaban de ser tramitadas y otras aguardan desde hace años.

Pendiente de respuesta se halla el ruego para que la calle Fernán Caballero, en la Teixonera, pase a ser de Cecilia Böhl de Faber y Ruiz de Larrea. Tanto un nombre como otro se refieren a la misma persona: la escritora Cecilia Böhl se ocultó bajo el seudónimo masculino de Fernán Caballero para publicar sus obras. También están encalladas tres propuestas de modificación en Gràcia, para que las travesías consagradas a Santa Àgata, Santa Magdalena y Santa Rosa se despojen de religiosidad y rememoren a quienes en realidad esconden: Àgata Badia, Magdalena E. Blanch y Rosa Puigrodon, pertenecientes a las familias propietarias de la zona que la urbanizaron en el siglo XIX.   

En el limbo

En las últimas semanas, ha trascendido la demanda de un grupo de vecinos del Eixample para que la plaza Tetuan reciba e nombre de Muriel Casals, quien fue presidenta de Òmnium. ERC la respalda. No es la primera vez que se lanza la idea de hallar un hueco en el callejero para quien fuera dirigente de la entidad soberanista en los primeros años del ‘procés’. A la ponencia del nomenclátor ya llegó una proposición para que Casals deponga al Tinent Flomesta de su calle en Sants, muy disputada: consta presentada otra instancia para que el líder anti apartheid Nelson Mandela la renombre.

También se han tramitado solicitudes a favor de Trinidad Gallego, enfermera republicana durante la Guerra Civil y sanitaria en el barrio de Verdum; Palmira Jaquetti Isant, poeta barcelonesa, y La Monyos, popular personaje que callejeaba por la Rambla en la primera mitad del siglo XX. Por ahora, no consta respuesta municipal para ninguno de los tres supuestos. 

Al margen, Barcelona acumula decenas de denominaciones aprobadas para introducirse en el callejero pero que carecen de una calle o una plaza. Los hombres predominan en esa suerte de limbo, en que figuran cinco mujeres que aguardan que se les asigne un lugar en la ciudad: son las religiosas Anna Maria Janer y Santa María Josefa; la dirigente comunista Dolores Ibárruri, ‘La Pasionaria’; la compositora Lluïsa Casagemas, y la tiradora de circo Annie Oakley.       

Dos músicas y una filántropa

Entre las proposiciones más recientes, se cuentan dos que el distrito de Sant Andreu ha avalado este mes de marzo para elevarlas a la ponencia, ambas apoyadas por unanimidad. Por un lado, se defiende que un nuevo tramo de calle en la Sagrera recuerde a Mercè Torrents Turmo (1930-2018), compositora y pianista barcelonesa. A su vez, el distrito pide que una zona verde se dedique a otra música, Antònia Pich Santasusanna (1910-1990), pianista y violinista nacida en Sant Andreu de Palomar.

El distrito de Gràcia acordó trasladar en diciembre a la ponencia del nomenclátor que la plaza de Flandes sea rebautizada en memoria de Wanda Morbitzer (1904-1990), consejera del consulado polaco en Barcelona en los años 40 del siglo XX. Tras la II Guerra Mundial, Morbitzer se encargó de la acogida de unos 150 menores arrancados de sus familias por los nazis y que, tras ser liberados de un campo de concentración, hallaron refugio en la capital catalana entre 1946 y 1956.

De condesa a escritora

A su vez, Sarrià-Sant Gervasi cursó una petición unánime en diciembre para buscar un espacio en el parque de Monterols o sus inmediaciones que ensalce a Manuela Gil Llopart. Fue quien donó la finca donde se inauguraron los jardines en 1947, sin que las autoridades franquistas de la época hicieran mención alguna de agradecimiento a la benefactora. 

En cambio, la mayoría del consejo de Les Corts desechó el octubre pasado un requerimiento de Junts para brindar una calle o una plaza a la periodista y escritora Patrícia Gabancho, fallecida en 2017. A la sugerencia, a la que ERC se sumó, se añadía instaurar un premio para novelistas jóvenes que llevara el nombre de la autora, así como organizar una jornada sobre su obra.

Quien sí tiene calle en Barcelona es la escritora gallega Emilia Pardo Bazán, si bien la ciudad modificará los rótulos de la vía el próximo fin de semana. La actual calle de la Condesa de Pardo Bazán, situada en la Sagrera, se desprenderá de nobleza y pasará a conocerse con el nombre completo de la autora para "reconocer su papel como escritora, más allá de su título nobiliario", dice el consistorio.

También está aprobado el próximo cambio de la calle Duc, en alusión al general Baldomero Espartero, de infausto recuerdo por haber ordenado sofocar unos desórdenes bombardeando Barcelona desde Monjuïc en 1842. Será reemplazado por Josefa Vilaret, ‘la Negreta’, líder de la ‘revuelta del pan’ en la ciudad a finales del siglo XVIII.

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