Incremento 2023

Los turistas pagarán este año hasta 6,25 euros al día por pernoctar en Barcelona

El recargo municipal que aplica el ayuntamiento alcanzará los 2,75 euros por noche y persona en abril, y a él se suma la tasa de la Generalitat

Turistas con maletas en la Rambla de Barcelona.

Turistas con maletas en la Rambla de Barcelona. / Pere Batlle

Patricia Castán

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La recuperación turística se dejará sentir más que nunca en las arcas municipales este 2023. Por un lado, la ciudad espera alcanzar el volumen de viajeros de 2019, pero además cada uno de ellos pagará incluso el doble de impuestos que en aquel momento. A la tasa que recauda el Govern desde hace años (en el caso barcelonés la mitad se transfiere al consistorio local para actuaciones finalistas relacionadas con el turismo) hay que sumar el recargo municipal que aprobó Barcelona en 2021 y que se está implantando por fases hasta alcanzar los 3,25 euros suplementarios por viajero (sea cual sea la categoría de alojamiento) en 2024.

Este año se producirá el penúltimo incremento escalonado para llegar a 2,75 euros, de momento. De ese modo, un turista que pernocte en un hotel de lujo (cinco estrellas) pagará a partir del 1 de abril (y hasta el 30 de marzo de 2024), 6,25 euros por persona y noche, mientras que en un piso turístico se abonarán 5 euros al día. Los cruceristas que hagan escala por unas horas abonarán 3,75 y los que recalen más de 12 horas, 5,75 euros. En el caso de los cuatro estrellas el total serán 4,45 euros, por 3,75 euros en el resto de categorías.

A resultas de ambas líneas de recaudación, el ayuntamiento prevé contar este año con unos 72 millones de euros, 20 por el impuesto sobre las estancias en establecimientos turísticos (IEET) que implantó la Generalitat desde 2012, y otros 52 por el suplemento local. Las cifras corresponden en parte a ejercicios anteriores, ya que la primera se liquida a la capital catalana trimestralmente, y la segunda semestralmente. Todavía no se ha concretado su destino para este ejercicio.

Lo recaudado a partir de 2024, tras los aumentos finales por viajero, aún engordará más el presupuesto.

El importante crecimiento de este impuesto llevó la semana pasada al presidente del Gremi d'Hotels de Barcelona, Jordi Clos, a pedir al ayuntamiento que haga un esfuerzo "informativo" y de "transparencia" para que los barceloneses conozcan esos montantes y el uso que se les da, en distintos ámbitos ciudadanos no vinculados al turismo. De ese modo se lanzaría un mensaje más positivo del sector, que en 2022 sumó 9,7 millones de visitantes entre hoteles y pisos turísticos, con un gasto directo de 7.900 millones de euros en la ciudad.

Los hoteleros ponen en valor que son los alojamientos los que realizan la función recaudatoria (en las facturas de los huéspedes), así como los titulares de apartamentos turísticos. En el ámbito de los cruceros, las navieras asumen esa cuota, aunque el pasajero no se mueva del barco. Por contra, los llamados excursionistas llegados en tren, coche o autocar, quedan exentos si no se alojan en establecimientos de explotación turística. El impuesto no existe en otros grandes destinos de la península, pero sí se aplica en forma de ecotasa en Baleares.

Usos distintos pero vinculados

En Catalunya, el IEET es finalista y está siempre ligado a la actividad turística. Sea a efectos promocionales o a "necesidades derivadas del control de los marcos normativos existentes. Se incluyen la financiación del consorcio Turismo de Barcelona, la promoción de acontecimientos culturales y deportivos de carácter internacional, la promoción de ferias y congresos, los programas de descentralización turística en los barrios; la inspección de alojamientos ilegales, los agentes cívicos en playas y espacios masificados o el apoyo a estructuras culturales y deportivas de nivel internacional (como la Copa América), entre otras. Se establecen periódicamente según acuerda la comisión de gobierno del ayuntamiento.

El recargo municipal, aprobado en 2019 por el Consejo municipal pero que por la pandemia demoró su aplicación y optó por una vía de incrementos progresivos --con las críticas del sector en un momento de nula actividad turística-- tiene un horizonte urbano más amplio. Apuntaba literalmente a "la mejora del control sobre las viviendas que ceden habitaciones para usos turísticos, a la mejora de la calidad de vida de las personas residentes de los barrios más afectados por la presión turística, de tal modo que estos recuperen una actividad económica, social y cultural independiente del turismo; y a la creación de nuevos contenidos que se puedan desarrollar en escenarios que permitan mejorar la desconcentración turística". De ese modo, se destina a ámbitos y zonas muy dispares.

No obstante, inicialmente se han dirigido a "programas de carácter social y socioeconómico derivados de la coyuntura pandémica ". Estos fondos, forman parte del presupuesto ordinario de las concejalías correspondientes, puntualiza el consistorio.