Últimos datos de un sector clave

Los hoteleros de Barcelona prevén este año tanto turismo como en 2019 pero de más calidad

El auge de precios de 2022 y la agenda de congresos de este año generan optimismo en el sector, que pide responsabilidad a los políticos para no generar discursos antiturísticos

El congreso de telefonía móvil todavía no recuperará sus volúmenes de visitantes de antaño, pero elevará la ocupación entre el 90 y 95%

Turistas en el centro de Barcelona.

Turistas en el centro de Barcelona. / ELISENDA PONS

Patricia Castán

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En 2022 se produjo el "milagro" de una recuperación turística acelerada e inesperada en Barcelona. Hasta el punto de quedar a solo 1,8 puntos de la superocupación hotelera de 2019 si se toman las cifras medias de abril a diciembre (82,9%) pasados. Así que tras haber hecho lo más difícil y con el calendario de congresos y eventos a favor, el presidente del Gremi d'Hotels de Barcelona, Jordi Clos, confía en igualar este año aquellos datos históricos. Con la ventaja añadida de que los precios récord del año pasado han marcado un "listón" que tiene a filtrar a un viajero de mayor calidad. Y con una coyuntura más favorable a la integración ciudadana del turismo, según refleja el último barómetro municipal.

El representante de los hoteleros ha recordado este jueves que la actividad turística quedó congelada durante la pandemia, con una grave afectación a la economía local y el empleo, que hizo tomar conciencia de su importancia e integrar mejor su regreso. En el último sondeo de opinión ha caído al 12º puesto de las preocupaciones ciudadanas, con un porcentaje residual de ciudadanos que lo mencionan. No obstante, y tras las declaraciones de algunos concejales de los Comuns el año pasado, cuando comenzó la remontada, Clos ha hecho un llamamiento a la responsabilidad de los políticos municipales respecto a "no exacerbar" discursos sobre la actividad que "generan conflictividad".

Al futuro alcalde o alcaldesa ha pedido, sútilmente, que "ame la Gran Barcelona", recordando además que la" gestión (con ayuda de la tecnología) de los visitantes" evitando saturaciones ante los iconos es necesaria para evitar percepciones "negativas"

Clos ha hecho balance final del año pasado a nivel turístico, que arrancó flojo pero desde primavera despegó con más fuerza que en otros destinos europeos. El conjunto del año se cerró con un 75,2% (6,8 puntos menos porcentuales que en 2019, antes de la crisis sanitaria) y habitaciones a un precio medio de 152 euros (12 más que en prepandemia), pero a partir de abril los datos se acercaron tanto a la normalidad que el precio se elevó a 17 euros más por habitación desde abril. El dato económico no implica disparar los beneficios, ha explicado Clos, porque el aumento del gasto energético y en alimentación fueron los detonantes. Sin embargo, esa cotización de las camas significa la llegada de menos viajeros motivados solo por precios y ofertas. "El aumento conlleva un turismo más respetuoso, más sostenible y más sólido", ha opinado.

Las previsiones para 2023, pese a la inflación y los efectos de la guerra de Ucrania, son positivas. Enero, tradicionalmente flojo (59,5%) ha empezado seis puntos por debajo que hace cuatro años, pero la fuerza de los congresos y ferias por delante (Mobile World Congress, Sea Food, Expoquimia, el IBTM, varios del ámbito médico...) y la recuperación del turismo vacacional llevan a pensar que la ocupación alcanzará la de 2019, y con precios más altos.

Por el momento, el salón ISE ha dejado una ocupación de entre el 70 y 80% según las zonas, mientras que para el Mobile la organización ya ha reservado 18.500 habitaciones (en 2019 fueron 26.000, mientras que en 2022 fueron 10.500), a las que hay que sumar la reservas por otras vías. Será pues una feria todavía sin normalizar del todo, debido a las afectaciones que aún sufre Asia, y en particular China, que se dejarán notar en la pérdida de estands de exposición y de asistencia. No obstante se prevé entre un 90 y 95% de ocupación, ha afirmado Clos, con precios entre un 5 y 10% por debajo de lo habitual.

Los viajeros, el impuesto y la ciudad

Como es habitual es sus balances, el empresario ha aludido a cuestiones de ciudad. Como las obras que han tomado muchas calles céntricas y afectarán a la movilidad de los visitantes en fechas importantes como el inminente congreso de telefonía móvil. "El colapso no suma, sino resta", ha dicho. Enfatizando también que "estaría bien" modernizar el plan de Cerdà si es para mejorarlo. Pero no para eliminar tantas zonas de cargas y descargas que afectan a la distribución de mercancías, ha criticado.

También ha reclamado más difusión y transparencia de los datos sobre los usos de el impuesto de tasa turística que recibe Barcelona. En los presupuestos de 2023 figuran 71,86 millones de euros. Más de 19 proceden de la proporción establecida para la capital catalana, dentro de este tributo que ingresa la Generalitat. Otros 52 son en concepto del recargo específico que impone la ciudad. Una parte es para promoción turística, algo que ha reivindicado Clos para seguir alimentando el filón del turismo de negocios y congresos, más rentable y fácil de gestionar para la ciudad. "Lo pedimos no de boca, sino con dinero", ha dicho, en alusión a que otras grandes ciudades españolas carecen de este impuesto y no han de contemplarlo en sus facturas finales.

Hoteles abiertos

Pero otra parte del montante es para proyectos de ciudad, que según ha enfatizado el director de la patronal, Manel Casals, "con frecuencia no son conocidos por la ciudadanía". Desde mejoras en la vía pública o equipamientos, hasta aportaciones a la celebración de la próxima Copa América de Vela o el ISE.

Consideran esencial que haya una percepción ciudadana más clara de que los turistas pagan un impuesto que redunda en beneficios. Y de que los hoteleros lo recaudan.