PROYECTO SOCIAL EN PELIGRO EN EL RAVAL

Desahucio con fecha abierta a un hogar de mujeres mayores migrantes y solas

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Helena López

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La Caracola es un espacio okupado en el corazón del Raval que  sirve de refugio y hogar para mujeres mayores migrantes sin recursos ni red. Por aquí han pasado mujeres que habían trabajado siempre de internas y al llegar a una edad en la que ya no podían seguir con su profesión, perdían los ingresos y el techo. El Espacio del Inmigrante, organización en la que nació la iniciativa, las acogía aquí para que no se quedaran en la calle y las ayudaba a encontrar residencia o a gestionar alguna ayuda a través de los servicios sociales. Este es uno de los proyectos de esta nave del Raval, sobre la que pesa una orden de desahucio con fecha abierta entre el 1 y el 15 de octubre.

"Resulta increíble creer que en plena pandemia puedan echar a estas mujeres a la calle y que lo hagan de esta forma, con un desahucio con fecha abierta, para que sea casi imposible pararlo", denuncia una activista del Espacio del Inmigrante "Durante lo más duro de la pandemia en las residencias dejaron morir a los ancianos, mientras aquí las estábamos cuidando", reivindica. Y no era la única acción social en el espacio por aquellas fechas. El Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, que tiene en otro de los locales del recinto su sede, cosió aquí <strong>miles de mascarillas y batas para hospitales</strong> y residencias y usó el espacio como punto de recogida de comida y distribución para su red de alimentos con la que han ayudado a decenas de personas en el barrio y más allá.

Antiguo narcopiso

La enorme nave, que llevaba tiempo vacía, fue okupada tiempo atrás por traficantes de droga que la convirtieron en un enorme narcopiso. Los movimientos sociales expulsaron a los narcos, limpiaron el local y lo llenaron de proyectos sociales. No solo con la Caracola o el taller del Sindicato de Manteros, desde el Espacio del Inmigrante también se dio refugio aquí a jóvenes extutelados que al cumplir los 18 también se habían queda sin techo y el Sindicat de L’Habitatge del Raval tiene también uno de los locales. "Es indignante que los colectivos que prácticamente han remplazado a los servicios públicos ante y durante la pandemia acaben siendo abandonados, perseguidos y eliminados por las instituciones", señala el comunicado en el que el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes alertaba de la fecha de desahucio. "Hemos recibido una notificación con fecha abierta en un evidente intento de impedir la organización y resistencia popular, pero no podemos a permitir que echen a personas vulnerables sin hogar a la calle en plena crisis sanitaria", subrayan desde el sindicato. 

El concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, explica que, a petición de los implicados, el consistorio está mediando con la propiedad de las naves -una filial de una entidad bancaria- para encontrar una solución y que no se llegue al desahucio con fecha abierta: "Lo que más nos preocupa es que se encuentre una alternativa para las mujeres mayores vulnerables que allí viven". El edil explica también que confía en llegar a un acuerdo con la propiedad del gimnasio social Sant Pau, también en el barrio, para evitar ese otro desahucio.