INICIATIVA SOCIAL EN EL RAVAL

La marca Top Manta lanza una línea de mascarillas para afrontar la crisis

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zentauroepp54221815 mascara top manta200724120816 / FERRAN NADEU

Helena López

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Durante el tiempo que se alargó el estado de alarma convirtieron la tienda en almacén donde guardar y organizar el arroz, la pasta, el aceite y las latas para repartir entre las cerca de 300 familias a las que llegaron a través del banco de alimentos que crearon a los pocos días de la cuarentena, conscientes de que el encierro suponía la asfixia económico de decenas de personas sin papeles que subsistían de la venta ambulante. De la economía informal. Personas sin ahorros -lo que logran reunir, lo envían a sus países- y sin opciones de acogerse a las ayudas del Estado dada su situación administrativa irregular, pese a que muchas llevan años en el país. Sabían que cuando desde las administraciones se hablaba de no dejar a nadie atrás no iba por ellos, dejados atrás desde mucho antes de la pandemia, así que, como forma parte de su ADN desde su creación, elSindicato Popular de Vendedores Ambulantes se organizó para hacer frente a la nueva situación, aún peor al ya difícil punto de partida.

Pese a que, como el resto de tiendas de ropa, la del Sindicato - <strong>en la calle de En Roig, en el Raval</strong>- volvió a abrir en al inicio de la desescalada, el banco de alimentos nacido de urgencia aquel fatídico mes de marzo sigue activo. "Los compañeros que estaban en la calle siguen sin poder trabajar y la situación parece que va a peor", advierte Dauda Dieye, presidente del sindicato, quien añade que si el verano pasado fue difícil -con el nombramiento Albert Batlle al frente de la concejalía de Seguridad, presumiendo de mano dura contra los manteros-, este les está siendo prácticamente imposible trabajar. "Algunos compañeros me dicen que han vuelto a salir a la calle para intentarlo, pero vender es casi  imposible, hay muy pocos clientes y mucha policía", explica. Otros se han marchado.

Además de almacén de alimentos, con la crisis del coronavirus el local del sindicato en el Raval se transformó en una hiperproductiva fábrica de mascarillas. "Vimos que no solo teníamos que ayudar a los compañeros, sino a toda la sociedad, así que, como muchos de nosotros somos sastres de oficio, hicimos un llamamiento y salieron decenas de voluntarios. Manteros que no podían vender y se volcaron en ayudar de forma desinteresada. Tuvimos que comprar más máquinas de coser y organizar turnos para poder respetar la distancia de seguridad", prosigue el presidente del sindicato. 

Hicieron mascarillas para colectivos vulnerables del barrio, como "los compañeros del Espacio del Inmigrante o de la Tancada Massana", y, sobre todo, para los sanitarios. Cosieron más de 14.000 unidades entre mascarillas y batas y las repartieron en los hospitales catalanes. Ahora que la situación es otra, conscientes de las necesidades de las personas sin papeles y aprovechando las máquinas adquiridas, han lanzado una línea de mascarillas de tela reutilizable con su marca para venderlas, tanto en su tienda física como en su página web, para intentar dar también una salida laboral a los que se han quedado sin nada. El 'president' del Parlament, Roger Torrent, ha sido retratado en más de un acto público con una estilosa mascarilla negra con el logo del sindicato. 

La otra marca Barcelona

Con la nueva normalidad -ahora en barbecho- están también reemprendiendo los trabajos de estampación. Una de las salidas laborales por las que apostaron cuando crearon la marca Top Manta y abrieron la tienda era la estampación de camisetas para colectivos y entidades, actividad muy dinámica en el barrio, además de la creación de los diseños de la marca Top Manta (cuyas camisetas son ya todo un símbolo de la ciudad, de la otra marca Barcelona). 

Pese a los esfuerzos hechos desde el Sindicato, la situación es dura y los rebrotes no ayudan a hacer buenos pronósticos. "Nuestra reivindicación de base es clara: La regularización. ¿Qué van a hacer esas personas que ya no pueden ni vender en la calle, la única salida que les dejaba la Ley de Extranjería?", se pregunta Dieye. "Yo ya no hablo por nadie, hablo de mí. Yo llegué en el 2006, hasta el 2009 no conseguí los papeles, y los volví a perder en el 2010, hasta el 2017. Siete años como si fuera un fantasma, como si no existiera. Desde que conseguí la regularización trabajo en un restaurante y estos meses he podido cobrar un erte. Todos los hermanos que están en la calle es lo que necesitan, los papeles para poder trabajar y tener sus derechos.  El Sindicato se crea para eso, para que nos traten como seres humanos", se desahoga este activista antiracista. "En la cuarentena dimos un ejemplo muy grande. Cuando la mayoría de la gente se encerró en casa por miedo, nosotros estábamos en la calle repartiendo comida, mascarillas y batas cosidas por nosotros mismos en los hospitales", reivindica.

#RegularizaciónYa

"Nos han venido también compañeros a pedir dinero para poder pagar el alquiler, para que no les echen de sus casas. Pero sin papeles, ¿qué van a hacer? ¿Les mandamos a trabajar al campo? Yo ahora veo las imágenes de Lleida y recuerdo todo lo que pasé yo. Eso no es nuevo. Eso ya lo viví yo hace siete años. En el campo, recogiendo la fresa en Huelva, viviendo en una cabaña en el bosque; y en ese momento no me daba cuenta de lo que estaban haciendo con nosotros porque era joven. Y después me fui a Jaén, a la aceituna, y dormíamos también en la calle. Y en Linares y en Lleida...", pone contexto Dieye, quien insiste en que el problema de raíz es la injusticia del sistema. 

Desde el sindicato forman parte de la campaña estatal #RegularizaciónYa Demanda, que pide la regularización "permanente y sin condiciones" de todas las personas migrantes y refugiadas ante la emergencia sanitaria. "Pese al confinamiento para contener al coronavirus, seguimos movilizados para que se reconozcan nuestros derechos y nuestra dignidad, e interpelamos a todas las autoridades competentes para que asuman este desafío de manera integral, inclusiva y humana", reclaman.

Mascarillas con telas africanas 

Diambaar es una marca de "ropa urbana con telas africanas" creada y producida artesanalmente en Barcelona por miembros de la cooperativa Diomcoop, impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona para ofrecer salidas sociales a las personas que vendían en la calle de manera irregular. Igual que han hecho desde la marca Top Manta, en Diambaar han lanzado también una línea propia de mascarillas que venden en su página web. A diferencia de los diseños hechos por sus compañeros de la marca Top Manta, en el caso de Diomcoop han apostado por diseños con coloridas telas africanas. El objetivo social es el mismo en ambos casos.