VIDAS SEPARADAS DESDE 2012

¿Cómo le ha ido al Barça sin Guardiola? ¿Y a Guardiola sin el Barça?

Sir Pep Guardiola vuelve a la eternidad

El cambio de Xavi en octubre para que el Barça fuera campeón de Liga

Sin Messi, el retrato de la revolución que pide (y necesita) Xavi

Guardiola, en la presentación del amistoso solidario contra la ELA que se jugó entre Barça y Manchester City.

Guardiola, en la presentación del amistoso solidario contra la ELA que se jugó entre Barça y Manchester City. / Jordi Cotrina

Marcos López / Joan Domènech

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Estaba Pep Guardiola en Johannesburgo. Libre, sin contrato alguno. Acababa entonces de estrenar Sandro Rosell la presidencia del Barça. Ganó las elecciones el 13 de junio de 2010 siendo el más votado en la historia del club. Y fue proclamado el 1 de julio, con el técnico asistiendo a la toma de posesión -de Laporta, etapa uno, a Rosell – antes de volar a Sudáfrica para asistir al Mundial que ganó la España de Iniesta y participar en algunos eventos.

Allí estaba Guardiola cuando horas más tarde Johan Cruyff depositaba su insignia de oro y brillantes a la recepcionista de las oficinas del Camp Nou dolido por el trato de la nueva junta durante la campaña. Estuvo Guardiola casi dos semanas sin contrato. Renovó el 14 de julio y solo por un año. No hubo ni rueda de prensa. Solo una protocolaria foto junto al gigantesco escudo del Camp Nou.

Ahí, en aquel lejano verano de 2010, empezó todo, por mucho que el nuevo presidente declarara, tanto en campaña como ya en el poder, su idea de transformar al entrenador en la bandera del proyecto. "Más que Guardiola sea el Ferguson del Barça, queremos que sea el Beckenbauer, que fue jugador, técnico y presidente del Bayern de Múnich. Pero dentro de 12 años", proclamó el dirigente, convencido entonces de que acabaría sus dos mandatos.

Rosell y Guardiola, en el despacho del presidente azulgrana en julio 2010 tras firmar la renovación el técnico por un año.

Rosell y Guardiola, en el despacho del presidente azulgrana en julio 2010 tras firmar la renovación el técnico por un año. / FCBARCELONA

No terminó ni el primer mandato. Dimitió en enero de 2014 tras cohabitar con Guardiola solo dos años, aunque el técnico luego admitió que le sobró el cuarto y último, cansado de oír murmullos de reproches, hasta de desprecio, procedentes del palco. Desde entonces, verano 2012, se separaron los caminos. Pep se tomó un año sabático en Estados Unidos; el Barça, continuó. Y nunca más se han vuelto a cruzar salvo como rivales. La distancia no ha hecho más que aumentar la nostalgia.

El 'impacto Luis Enrique'

A Guardiola le ha ido genial, convertido en el segundo entrenador que ha ganado más títulos de la historia (35 en 14 años de carrera), solo superado por Sir Alex Ferguson. Tiene el retirado técnico escocés 49 títulos en su palmarés, pero logrados durante 39 años en los banquillos. Al Barça, no le ha ido tan bien sin Guardiola, porque no solo perdió el mayor patrimonio deportivo que poseía, sino porque en los años posteriores no ha podido consolidarse en la Champions.

Solo el impacto de Luis Enrique sumado al tridente Messi-Suárez-Neymar (2015) le permitió permanecer en la cima. Desde entonces, ha ido el equipo y, por supuesto, el club, en una peligrosa cuesta abajo europea a la que no se atisba todavía hoy un final definitivo. Los resultados han ido empeorando hasta caer eliminado dos veces seguidas en la liguilla.

Guardiola ha transitado por períodos de estabilidad en Múnich (dirigió tres años al Bayern, tiempo que no ha durado ningún entrenador en la historia reciente del Barça, excepto Luis Enrique) y Manchester, donde iniciará su octava temporada, igualando así el tiempo que aguantó Johan Cruyff, el padre de la idea, en el Camp Nou (1988-96).

Luis Enrique da instrucciones a Neymar mientras Messi es sustituido por lesión durante el partido de Liga entre Barça y Atlético.

Luis Enrique da instrucciones a Neymar mientras Messi es sustituido por lesión durante el partido de Liga entre Barça y Atlético. / Jordi Cotrina

La firmeza de sus proyectos ha contrastado con las curvas trazadas en Barcelona, donde han desfilado hasta siete entrenadores en la última década: Tito Vilanova, cuyo proyecto quedó trágicamente interrumpido por su fallecimiento, en el inicio de la que iba a ser su segunda campaña (2013); Tata Martino, una excéntrica idea roselliana -lo fichó el presidente- alejada del modelo; Luis Enrique, cuya poderosa personalidad y conocimiento elevó de nuevo al Barça; Valverde, el que más duró pero la consistencia de sus éxitos domésticos se dinamitaron por las caídas europeas; Quique Setién, el más breve (media temporada, de enero a agosto, y el 2-8 de Lisboa como condena); Koeman, una leyenda que gestionó tiempos de miseria, con la marcha de Messi y Griezmann en su segunda campaña, y Xavi, casi la última esperanza en volver al camino desandado.

Siete técnicos por el banquillo, tres presidentes (Rosell, Bartomeu y Laporta, en su segunda etapa) por el palco, además de un carrusel de directores deportivos por los despachos, que oscilan entre Zubizarreta, autor de la última remodelación con éxito, pasando por Robert Fernández, Pep Segura, Eric Abidal, Ramon Planes, hasta llegar a Mateu Alemany, el ideólogo del laportismo (etapa II), acompañado en el inicio por Jordi Cruyff y ahora por Deco. No hay prueba más evidente de la inestabilidad deportiva de la última década azulgrana.

Guardiola besa la Champions tras ganar la final de Estambul al Inter (1-0).

Guardiola besa la Champions tras ganar la final de Estambul al Inter (1-0). / Afp

"El Barça es el Barça. Pero aquí me han tratado como un hijo. Aquí me han aguantado, en otros clubs me habrían echado", dijo Guardiola tras besar la primera Champions del City

Dos 'jefes' en 11 años

Guardiola, en cambio, solo ha tenido dos ejecutivos en estos 11 años. Karl-Heinz Rummenigge, en Múnich; Txiki Begiristain, en Manchester. El mismo que confió en él para darle el electrizante banquillo del Camp Nou, le encargó la transformación del City. Se marchó el exextremo vasco en 2010. Sin hablar siquiera Rosell con él.

"El Barça es el Barça. Pero aquí me han tratado como un hijo. Aquí me han aguantado, en otros clubs me habrían echado", proclamó Guardiola tras besar con el City la Champions en Estambul después de un paciente y laborioso trabajo de siete años en Inglaterra, donde vive en un ecosistema cómodo, rodeado de personas afines, muchas de ellas procedentes de Barcelona.

Sin él, el Barça ha ganado una Champions (la de Berlín con Luis Enrique) y cinco Ligas (dos con Valverde, dos con Luis Enrique y una con Xavi). Guardiola también tiene una Copa de Europa (2023) y ha dominado de forma dictatorial la Bundesliga (tres de tres) y la Premier (cinco de siete). El Barça ha llegado a tres semifinales de Champions en una década; los equipos de Guardiola, han disputado seis (tres con el Bayern y tres con el City).

Xavi celebra la Liga con euforia en el Camp Nou.

Xavi celebra la Liga con euforia en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

Mientras triunfa su aventura inglesa citizen, sostenido por la complicidad y sabiduría futbolística de Txiki Begiristain con la tutela económica y empresarial de Ferran Soriano, CEO del City Football Group, y el talonario infinito de Khaldoon Al Mubarak, el presidente del club, propiedad del jeque Mansour bin Zayed (Emiratos Árabes Unidos), el Barça debe escarbar en las ruinas, atrapado por la "envenenada herencia", como recuerda siempre Laporta, que le legó Bartomeu. Sin dinero ni recursos para seducir a las estrellas jóvenes del momento (Haaland escogió irse a Manchester con Pep y Mbappé piensa más en el Madrid) porque la reconstrucción es lenta, más de lo imaginado incluso.

Suscríbete para seguir leyendo