ANÁLISIS TÁCTICO

Las claves tácticas del Osasuna-Barça: victoria de carácter

Los azulgranas remontan marcando dos goles pese a jugar con uno menos durante una hora

Barcelona's Brazilian forward Raphinha celebrates after scoring his team's second goal during the Spanish league football match between CA Osasuna and FC Barcelona at El Sadar stadium in Pamplona on November 8, 2022. (Photo by CESAR MANSO / AFP)

Barcelona's Brazilian forward Raphinha celebrates after scoring his team's second goal during the Spanish league football match between CA Osasuna and FC Barcelona at El Sadar stadium in Pamplona on November 8, 2022. (Photo by CESAR MANSO / AFP) / Afp / César Manso

Joan Domènech

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El Barça cerró la temporada previa al Mundial con una valiosa victoria por las adversidades que tuvo que superar. Ante el fallo del Madrid de la noche anterior, que no supo proteger un marcador favorable, el Barça remontó el resultado para ampliar a cinco puntos su ventaja al frente de la clasificación.

Errores para ir a remolque

Tarde y mal apareció el Barça sobre el césped de El Sadar. Tarde porque el equipo se puso a jugar a cabo de 10 o 15 minutos de que Gil Manzano pitara el inicio (el silbido más certero de su aciaga noche) y mal porque ya perdía cuando miró al marcador.

Con una actitud impropia se presentó el once azulgrana, avisado como estaba de la experiencia vivida la noche anterior por el Madrid en Vallecas. En otro partido de colmillo duro, el equipo de Xavi se dejó avasallar por el ímpetu de Osasuna. Nada nuevo bajo el sol.

La expulsión de Lewandowski en El Sadar.

Lewandowski protesta por su expulsión en El Sadar. / VINCENT WEST

Y quien más conocía de antemano el tono por el que se desarrollaría el partido, fue el más pusilánime. Sergio Busquets se dejó robar un balón en su propia área que acabó en córner. En ese córner se precipitaron una serie de errores en cadena a continuación que acabaron en el 1-0.

Unai García derriba a Marcos Alonso y David García se adelanta a Busquets, pasivo como segundos antes, para conectar el remate de ese balón procedente de la esquina. Gil Manzano dio el gol pese a que había dos jugadores azulgranas en el suelo (también Ferran) pero Iglesias Villanueva no solo no le invitó a ver la jugada para que pudiera interpretarla sino que decidió unilateralmente que el empujón de Unai a Marcos no era falta.

Lewandowski, en la falta que propició su expulsión por dos amarillas.

Lewandowski, en la falta que propició su expulsión por dos amarillas. / Jesús Diges / Efe

La reacción es la prueba

Tan evidente había sido la dejadez barcelonista que la segunda salida de los vestuarios, tras el descanso, que el cambio de actitud se observó en solo tres minutos. Recuperado el genio, por la indignación creciente en la filas azulgranas, hubo mucho más brío: en el ritmo de las carreras y en el ritmo del balón. El índice de duelos empezó a equilibrarse. El Barça iba ganando algún choque que otro.

Alejandro Balde fue el gran exponente de la actitud que exigía el partido. Sin arrugarse ni un pelo ante Chimy Ávila, se aventuró en alguna excursión ofensiva en un partido que demandaba mucho amor propio y una entrega sin condiciones. Como mínimo, negar el supuesto de que la proximidad del Mundial invitaba a esconder la pierna y evitar rabiosas carreras.

Cruz derriba a Dembélé.

Cruz derriba a Dembélé. / Jesús Diges / Efe

Xavi sí supo insuflar el ardor guerrero en el entretiempo, que no estaba reñido con la inteligencia que requería afrontar el nuevo partido que se abría con el 1-1. El equipo se reordenó con un 4-4-1, dejando a Ferran como hombre más avanzado para atacara los espacios partiendo desde el centro. Pasó a ejercer de nueve, expulsado Lewandowski, y de nueve marcó un gol anulado por el VAR. De nuevo trató de rematar un centro de Alba, cuando el balón, rechazado por uno de los dos defensas que seguían a Ferran, cayó a los pies de Alba.

Pedri se escapa de Chimy Ávila.

Pedri se escapa de Chimy Ávila. / Jesús Diges / Efe

A falta de nervio, sangre fría

Fue un triunfo, el del Barça, que no se explica desde el aspecto futbolístico, sino desde el componente anímico. Los futbolista supieron sobreponerse a las adversidades (un gol que consideraban ilegal, la expulsión aparentemente injusta de Lewandowski, el goleador, la inferioridad para remontar) tratando de recuperar la compostura. Incapaces de igualar el nervio de Osasuna, apelaron a la sangre fría para obtener pequeñas victorias sobre las que sustentar la fe en marcar un segundo tanto. Xavi reconoció que habría aplaudido el empate

De Jong tuvo ese instante de lucidez para interpretar el movimiento interior de Raphinha, partiendo desde el extremo derecho hacia el centro, en uno de los movimientos que siempre reclama Xavi a los extremos. Los defensas de Osasuna miraron el balón. También Juan Cruz, por supuesto, que cedió esos metros de oro a Raphinha para que pudiera recibir en ventaja esa suave y perpendicular pase de De Jong.

Aitor Fernández, el meta rojillo, se quedó a media salida. Solo pudo mirar la parábola que describió la pelota por encima suyo en ese cabezazo que, simplemente, era la repetición de un remate que había hecho Raphinha con Brasil hace unos días.

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