Barça: un año, dos mundos

Con la cabeza bien alta viaja el Barça a Múnich, en una nueva visita por segundo año consecutivo. Con la cabeza alta, como la temporada pasada, orgulloso de su pasado y dispuesto a luchar por su salvación en Europa entonces y con la cabeza bien alta ahora, dichoso con su presente, ilusionado con devolver alguna de las numerosas afrentas recibidas, aquí, allá y acullá. Es decir, en Múnich, en Barcelona y en Lisboa.

Con el agua al cuello se presentaron Xavi y su plantilla en diciembre, y hermosos y limpitos aterrizan en Alemania. La transformación que quiso emprender el entrenador azulgrana está visualizándose con los resultados, también en el juego. El cambio operado por el Barça se observa por todas partes. En el marcador y en el césped. Los números son más concluyentes que la subjetividad del nivel del juego.

El fastidio del Rayo

El inicio de temporada del Barça de Xavi y el Barça de Koeman son dos mundos distintos. Cinco victorias y un empate marcan un inicio casi perfecto, solo fastidiado con el 0-0 ante el Rayo que inauguró la competición oficial. Celestial se diría este arranque en comparación con el protagonizado por el Barça de Koeman la última campaña, cuando solo ganó dos de los seis primeros partidos. La única derrota se produjo, ay, ante el Bayern, por 0-3 en el Camp Nou. El mal comienzo derivó en un pésimo final con la eliminación de la fase de grupos, con la misma derrota en Múnich y con Xavi ya a los mandos, despedido Koeman y sustituido Sergi Barjuan en su breve interinaje.

Aquel Barça traumatizado con la marcha de Messi, la cesión de Griezmann el último día de mercado, lesionados Coutinho, Ansu Fati, Kun Agüero y Dembélé, apedazado con los debutantes Nico y Gavi, marcó 8 goles pero encajó otros 8 entre Neto y Ter Stegen.

Hoy, Xavi desplaza a 25 futbolistas a Múnich. Sin ninguna baja. Sergi Roberto, que fue el único que no viajó a Cádiz, se sube al avión. El entrenador es consciente que la sustancial mejoría del equipo nace del factor humano. De la capacidad del grupo que dirige. Él también tuvo que gestionar desde la precariedad cuando aterrizó en noviembre. Antes de recibir los regalos de Navidad (Adama Traoré, Ferran Torres, Pierre-Emerick Aubameyang), tuvo que apañarse con Abde Ez, Luuk de Jong, Ilias y Ferran Jutglà.

Plantilla de garantías

"Tenemos una plantilla de garantías este año. Juegue quien juegue apenas se nota la diferencia", reconocía Xavi tras el choque de Cádiz, que se saldó con una ficticia goleada. Dos goles llegaron una hora después de interrumpirse el partido por el paro cardiaco que sufrió un espectador en la grada. Vencía, no obstante, un Barça con nueve caras nuevas respecto al once que había batido al Viktoria Pilsen. Partido que, a su vez, había registrado seis novedades. Koeman utilizó 23 jugadores en el comienzo de la campaña 21-22 y Xavi ha usado uno más si se contabilizan los 8 minutos de Aubameyang.

"Tenemos una plantilla de garantías este año. Juegue quien juegue apenas se nota la diferencia"

— Xavi Hernández / Entrenador del Barça

La riqueza que maneja Xavi se cuenta con los 20 goles marcados. Lewandowski suma 9, uno que los anotados por todo el equipo el año pasado. La abundancia también se nota atrás, en los dos goles encajados.

Fichó Xavi a Dani Alves y se apoyó en Gerard Piqué, que jugaba tocado. El brasileño ya no está y el central ocupa el último lugar entre los centrales, por más que fue titula en Cádiz. Cuatro defensas se han contratado este verano. Toda la línea es nueva. Llegaron primero Christensen y Koundé para proteger a Ter Stegen, y luego Bellerín y Marcos Alonso. Lewandowski vuelve a casa y el Barça se somete a un examen de resistencia. 

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