La bola más temida

El Barça sigue firme camino de Milán mientras que el Bayern pasa tras forzar la prórroga en el minuto 90

DAVID TORRAS / BARCELONA

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Milán queda un poco más cerca, a cuatro partidos, y al mismo tiempo sigue lejos, en medio de un camino donde aparecen nombres imponentes y aparentes regalos, pendientes todos de conocer su suerte en el sorteo del viernes. La mano de Infantino ya no removerá el bombo, pero sea quien sea el elegido para repartir parejas recibirá desde la distancia un deseo común. Nadie querrá ver su nombre al lado del Barça, el campeón y el peor enemigo. No hay en Europa un equipo que imponga tanto respeto, tanto miedo, bajo ese aire invencible que le acompaña y que no le abandona ni en noches tan desapacibles (3-1), en la que siguió jugando bajo la lluvia cuando no tenía mucho por lo que pelear, cerrado ya su pase a cuartos. Son ya nueve temporadas seguidas, una rutina inimaginable en otros tiempos. 

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Pero así es este Barça. Insaciable, sintiéndose elegido para seguir haciendo historia, y lograr lo que nadie ha hecho: dos Champions  seguidas. Y otro triplete. Un Barça admirado por las voces más autorizadas, Una de ellas, la más respetable en Inglaterra, se rindió en directo a un equipo al que venera. Nervioso por su regreso al Camp Nou, con el pelo canoso, siempre elegante, Gary Lineker  dejó clara esa devoción: «El Barça es el equivalente en fútbol a los Harlem Globetrotters. Es el mejor equipo para ver de la historia de este maravilloso juego». 

TRES GOLES DEL TRIDENTE

Y eso en un partido del montón. Neymar, con delicadeza, y Suárez, con ese punto de furia en una volea descomunal, liquidaron a un inofensivo Arsenal  mientras que, por un día, Messi pareció tomarse un respiro como si esperara piezas mayores. Pero no.  Acabó apareciendo. Como siempre. El tridente al completo. Uno para cada uno, como buenos amigos que son, incapaces de no marcar incluso jugando por jugar, en un duelo que acabó en Londres y que no dejó nada especial más allá de los goles, cada uno a su manera, y que se cerró con la vaselina de Leo.

Lejos del Camp Nou, en Múnich, el Bayern de Guardiola salvo la vida de milagro, en el útimo suspiro, cuando todo estaba perdido. La Juventus se puso 0-2, pero Muller hizo realidad la célebre frase de Lineker, de que el fútbol es un juego de 11 contra 11 donde siempre ganan los alemanes, y ya nada fue igual. A punto estuvo de no cumplirse. Tuvo que esperar hasta pasado el minuto 90, cuando forzó la prórroga, y ahí remataron a los italianos (4-2) y libraron a Guardiola del calvario que le esperaba por mucha Líga que ganara.  

EL SUFRIMIENTO DE GUARDIOLA

En una misma noche, el Bayern dio muestras de flaqueza y se levantó con grandeza, renovando su condición de enemigo a evitar en un sorteo donde conviven bolas ‘dulces’ como el Wolfsburgo y el Benfica, las tìpicas que la mayoría de los cules sospechan que acabarán junto al Madrid, y unas cuantas bolas envenenadas, aunque de grados diferentes: MadridPSGBayernAtlético City. Ninguna tan temida como la del campeón.   

Milan es un nombre a la altura de los que han marcado la historia europea del Barça. Londres, París, Roma, Londres, otra vez, y, por tanto, una buena señal para que los culés se ilusionen con otra caravana. Una de las ciudades iconos de la elegancia y el glamur aguarda a un equipo que juega en una pasarela, en un desfile futbolístico admirable, sin perder nunca el buen gusto y el estilo. No hay nadie que parezca capaz de romper esa estampa y hacerle rodar por los suelos. Ni en España, donde tiene la Liga en la mano, ni en Europa donde no se vislumbra un candidato a arrebatarle la corona.

En el bombo hay rivales que imponen ni que sea por el nombre, El Bayern es uno de ellos por más que estuviera a segundos de morir en la orilla. Y el Madrid, Y el PSG. Pero ninguno peor que el Barça, el enemigo de todos.