CONFLICTO LABORAL

Los Mossos amenazan con una nueva ola de protestas divididos por la disputa sindical

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Guillem Sànchez

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Las reivindicaciones laborales que motivaron una movilización sin precedentes en los Mossos d'Esquadra a finales del 2018 siguen casi todas vigentes. Lo que ha cambiado seis meses después, cuando se anuncia una nueva ola de protestas del cuerpo de seguridad, es que no queda ni rastro de la unidad que sindicatos y MosS.O.S. -la plataforma impulsora de la manifestación que sacó a casi 5.000 agentes a la calle en octubre- exhibieron el pasado otoño para exigir respuestas al Govern. Las elecciones sindicales del mes de marzo han dejado un escenario de confrontación interna, y de litigios judiciales, que ha bloqueado el Consell de la Policia, el órgano en el que la administración debate los conflictos laborales. "Es el problema de siempre, en este cuerpo somos incapaces de ir a la una", lamenta un antiguo administrador de MosS.O.S. 

Elecciones a juicio

El pasado lunes 11 de marzo se celebraron las elecciones sindicales en los Mossos. Resultó posible contar únicamente los votos presenciales. El resultado dio vencedor a Uspac (2.191 votos), seguido por la Trinsindical [SPC, SME y CAT] (2.087 votos) y por SAP-FEPOL (2.054 votos). A día de hoy, por orden judicial, siguen sin contabilizarse los 4.600 votos por correo, de nuevo motivo de controversia en unos comicios policiales. Es decir, se desconoce el resultado real de las votaciones y, en consecuencia, cuántos representantes debe tener cada sindicato en el nuevo Consell de la Policia. Y para el 'conseller' de Interior, Miquel Buch, el antiguo consejo ya no está legitimado para negociar. 

El 'conseller' Buch no negociará hasta que se resuelva un litigio que podría enquistarse durante meses o años

La batalla jurídica comenzó con una denuncia de Uspac en un juzgado penal de Tarragona contra Sap-Fepol por un supuesto fraude masivo con el voto por correo. Los indicios que aportó el primer sindicato bastaron al juez, que congeló los 4.600 votos por carta e imputó a delegados de Sap-Fepol y a la subdirectora de Recursos Humans de la 'conselleria', Esperança Cartiel. El presunto fraude consistiría en que los delegados se ocuparon de solicitar el voto por correo en nombre de agentes afiliados, algo que el magistrado tarraconense estima ilegal y que podría suponer un delito de falsedad documental.

Fuentes de Interior reiteran que no van a convocar un Consell de la Policia caducado y cuya composición variará ostensiblemente (Sap-Fepol tendrá menos peso y Uspac ganará más presencia) cuando el juez de Tarragona acceda a liberar el voto por correo. El propio Buch les ha transmitido el mismo mensaje vía carta a los sindicatos este lunes. No es un asunto menor, dado que el litigio podría enquistarse durante meses, o años. Y mientras, la situación de los policías en la calle no ha mejorado. 

Policías al límite  

El movimiento de MosS.O.S., una plataforma creada en verano del 2018 a través de un chat de Telegram –con más de 4.500 agentes– que se definió como "apolítica" y "asindical", surgió por el hartazgo existente en un cuerpo azotado por la falta de efectivos y por la tormenta política que surgió tras los atentados terroristas del 17-A y, en especial, después del referéndum unilateral del 1-O. Gestó movilizaciones como las del 17 de septiembre frente a la sede de la Conselleria d’Interior, con más de 1.000 policías vestidos de negro, o la citada manifestación del 5 de octubre que convocó a 5.000 funcionarios, y protagonizó episodios tan polémicos como el que requirió la presencia de la Brigada Móvil para sacar al 'conseller' Buch del departamento. Sin embargo, ahora también nota las disputas sindicales.

Este contexto ha restado decibelios al malestar de los mossos, a pesar de que, con algunos matices, este no ha desaparecido. Tal vez la promesa de dos nuevas promociones –de 750 agentes cada una– haya sedado la indignación colectiva por la acuciante falta de efectivos. Pero los agentes futuribles ni bastarán para cubrir el problema congénito de tamaño que sufre la plantilla, aseveran los sindicatos, ni estos están todavía en la calle. Demasiado a menudo, afirman, la realidad es que los mossos deben lidiar con situaciones complejas sin apoyo y que la respuesta policial que dan al ciudadano no es la que quisieran darle, sobre todo en Barcelona. Además, se quejan, las retribuciones salariales, en comparación con las que perciben los Bombers de la Generalitat, son insuficientes. Por eso sindicatos como Uspac o Sap-Fepol han anunciado movilizaciones. Aunque a diferencia del pasado otoño, todos protestan por separado.

Este martes, sin ir más lejos, MosS.O.S. ha acudido junto a Sap-Fepol a un encierro en la comisaría del Eixample para pedir a Buch que retome las negociaciones. Unos 300 agentes se han concentrado en la plaza de Espanya para mostrar su malestar. Pero Uspac no quiere participar en una acción en la que también esté Sap-Fepol y se manifestó ya el lunes por separado en la 'conselleria'. 

Tampoco la Trisindical lo hará, de momento, en una en la que esté MosS.O.S. después de que el colectivo emitiera un comunicado poco antes de las elecciones en las que hacía constar que el sindicato que, a su juicio, había contribuido más a la movilización había sido el de Sap-Fepol. La maniobra enfureció al resto de los sindicatos, sobre todo a los que conforman la Trisindical [Sindicat de Policies de Catalunya (SPC), el Sindicat de Mossos d’Esquadra (SME y el Colectiu de Treballadors Autònoms (CAT)].

La polvareda que han levantado las elecciones ha dejado un horizonte complicado y que, según parece, tardará en disiparse.