La falta de mossos retrasa la reacción ante avisos del 112 y reduce la prevención contra robos o accidentes

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Guillem Sànchez

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Tras la publicación de una noticia en la que varios agentes de los Mossos d’Esquadra -de rangos y unidades diversos- denunciaron en EL PERIÓDICO que la falta de efectivos -conjugada con las exigencias de la amenaza terrorista- estaba llevando al cuerpo catalán a una situación límite, este diario ha contactado con más policías que de forma unánime describen con ejemplos hasta qué punto esto impacta directamente sobre la seguridad de los ciudadanos catalanes.

"Si la gente supiera que en Sant Martí o en Nou Barris hay noches en las que solo hay una o dos patrullas en la calle para distritos tan grandes, alucinaría, pero esa es la realidad", subraya un sargento. "La Guardia Urbana de Barcelona saca a 40 o 50 agentes en cada distrito importante", compara. "Antes se cuidaba mucho el patrullaje preventivo, porque los delincuentes evitan las zonas por las que pasan mossos contínuamente y porque el ciudadano agradece la cercanía de policías que patrullan a pie. Esto es lo que ya no puede hacerse", explica un subinspector. "Ahora nos pasamos el turno entero atendiendo urgencias por peleasviolencia doméstica o robos en domicilios ya consumados", lamenta un agente raso. El sargento, el subinspector y el agente citados pertenecen, o han pertenecido durante el grueso de su trayectoria profesional, a la Unitat de Seguretat Ciutadana (USC), la base del cuerpo de seguridad y también la más angustiada por la falta de efectivos. "En USC hay un agujero negro porque llevamos años perdiendo patrullas que promocionan a otras unidades, se jubilan o pasan a segunda actividad", concluye un cabo. Aunque lo notan también otras unidades como la de Trànsit, que sacan menos coches a la carretera, las OAC (oficinas de denuncias), porque en verano se colapsan de ciudadanos que han sufrido delitos, o la propia 'sala' de coordinación, saturada porque hay agentes que deben afrontar en solitario la gestión de todas las emergencias que se dan en varios distritos o en dos ciudades como Sabadell Terrassa.   

Llamadas al 112 sin respuesta policial

El 18 de agosto, a las 04.57 horas, un vecino de Castelldefels llamó al 112 para denunciar una agresión machista en la vía pública: "Le está estirando del pelo y la mujer está gritando", detalló. Pero no había ninguna patrulla disponible y activó a la policía local, que cuando llegó al lugar de los hechos, a las 05.09 horas, ya no encontró ni rastro de la pareja. El 26 de agosto, a las 22.51 horas, una vecina de Sant Feliu de Guíxols avisó al 112 porque "una madre" estaba "muy agresiva" y había "golpeado a los niños". No había ninguna patrulla. La vecina insistió y, 17 minutos más tarde, se derivó también el caso a la policía local. El 18 de agosto de madrugada, en el distrito del Eixample de Barcelona "solo había una patrulla que llegó a acumular una cola de seis incidentes durante la noche". El 21 de agosto, un menor tuvo que esperar siete horas, desde las 22 horas hasta las 5.00 horas a ser trasladado desde los juzgados al centro de internamiento de Can Llupià. Estos son solo cuatro casos que ha podido documentar este diario -pero que "se dan cada día", según remarcan varios agentes de la USC- y que muestran que el mal endémico de la falta de efectivos se nota sobre todo en Barcelona pero existe en toda Catalunya. 

Pirineu, Ponent o Girona, sin presencia en la carretera

En varias comisarías de la Región Policial del Pirineu o de Ponent a menudo derivan agentes de los que recogen denuncias a patrullar. Esto significa que el mosso que debe atender las demandas ciudadanas es el mismo que debería proteger la comisaría. Algo que preocupa tras casos como el del yihadista que asaltó la ABP de Cornellà. En la de Girona, un agente de tráfico, explica que "esta semana", sin ir más lejos, "por las noches hay únicamente una patrulla de Trànsit para abarcar un sector de tres comarcas. Es decir, durante esa franja horaria será casi imposible hacer controles de alcoholemia o de velocidad", lamenta. Según explican agentes de estas tres demarcaciones, el ciudadano nota que cada vez "hay menos mossos en la carretera y que el volumen de controles nocturnos y en días festivos ha descendido notablemente". Una tendencia que coincide con un incremento de las muertes por accidente de tráfico en Catalunya.

Dispositivo raquítico en la Barceloneta

El sábado 11 de agosto se activó un operativo conjunto entre Mossos y Guardia Urbana en el Front Marítim de la Barceloneta. Faltaron mossos y la Urbana tuvo que compensarlo trayendo más municipales, e incluso ponerse al volante de coches logotipados de la policía catalana. Sin embargo, el colapso llegaría después. Esa noche se arrestaron 38 personas antes de las 5.00 horas de la madrugada, cuando cierran las discotecas y los ladrones avasallan a los turistas ebrios. Pero esa cantidad de arrestos, alcanzada a las 3.00 horas, obligó a levantar el dispositivo antes y, además, formó un tapón en el Área de Custodia de Detenidos (ACD) de los Les Corts. "Hubo personas que tuvieron que esperarse 7 horas dentro del coche porque solo había un cabo para supervisar los cacheos", denuncia un agente del Área Regional de Instrucción, que insiste en que "jamás había vivido una situación similar".

El campeonato de waterpolo, más policías que público

El campeonato europeo de Waterpolo que acogió Barcelona este verano demostró hasta qué punto la amenaza terrorista consume recursos de los Mossos. Había 16 selecciones masculinas y 12 femeninas. Varias de estas se consideraron equipos de riesgo. Ello implicó ofrecerles una protección durante las 24 horas del día por parte de patrullas: acompañamiento a los entrenamientos, a los partidos, inspección de los vestuarios antes de que entraran, viajes al hotel. Junto a las Piscines Bernat Picornell, además, el despliegue de las unidades especiales -GEIUnitat caninaSubsòl Brigada Móvil- fue intensivo. "Nos han dejado sin patrullas para que al final haya más policías que público en las Picornell", se quejaba con ironía un mando policial. 

Más estrés

La falta de efectivos "la sufren los agentes porque tienen que atender servicios complicados sin ningún apoyo. Pero también impacta sobre el ciudadano porque a veces llama al 112 y no llega nadie. O llega tarde. O se presenta la policía local cuando espera a los Mossos. Y son las patrullas las que ven cómo se van acumulando los incidentes en cola y aumenta considerablemente su estrés", resume Toni Castejón, secretario general del SME, un sindicato, que como el SPCCATUSPAC o FEPOL apoyan la manifestación del 17 de septiembre promovida por los propios agentes frente a la 'conselleria'.

Fuentes del Departament d’Interior señalan, por su parte, que no se han podido convocar más promociones -no ha habido ninguna entre el 2011 y el 2017- a causa de la restricción de nuevos funcionarios que impuso el gobierno de Mariano Rajoy. Subrayan también que el equipo de Miquel Buch, que solo lleva tres meses en el departamento, "trabaja intensamente para lograr otra promoción y también para saldar el impago de horas extras del dispositivo del 1-O", detonante de la protesta.