CONFLICTO LABORAL EN LA POLICÍA CATALANA

Hablan los mossos: "Queremos hacer bien nuestro trabajo y no podemos"

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Guillem Sànchez

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"Lo único que queremos es hacer bien nuestro trabajo. Y no podemos". Este es el final de la primera entrevista que la plataforma de MosS.O.S., el movimiento interno de los agentes de la policía catalana que persigue la recuperación de las condiciones laborales perdidas y que cese la instrumentalización política de un cuerpo de seguridad que nunca logra escapar del ojo del huracán, ha aceptado con EL PERIÓDICO.

Al encuentro, que tiene lugar en una cafetería del Raval de Barcelona, acuden cinco mossos d’esquadra: agentes antidisturbios, del Grup regional de Motos, de la Unitat al Menor, de los servicios centrales del Complex Egara y de la Sala Regional de Coordinació. Todos son administradores del grupo de Telegram que crearon en verano cuatro agentes del turno de noche de la comisaría de Sants-Monjtuic, hartos de acabar las jornadas "frustrados" por no entregar al ciudadano "la protección que merece".

Apolítico y asindical

El grupo telemático creció rápidamente y se reprodujo generando subgrupos paralelos por demarcaciones territoriales y por especialidades. "Prácticamente todos los agentes acaban enterándose de lo que pasa aquí". Actualmente, solo en el grupo originario hay más de 4.500 usuarios de MosS.O.S.. Se trata de una plataforma eventual que, subrayan, "no perdurará porque tiene que desintegrarse en beneficio de los sindicatos cuando se alcance algún acuerdo". Su nacimiento, sin embargo, desde parte de la cúpula policial, algún sindicato e incluso desde la Conselleria d’Interior -diana principal de sus protestas-, se ha interpretado como una estrategia "españolista" para abrir otra vía de agua en el Govern de la Generalitat.

"No es un movimiento españolista. Es apolítico y asindical. En las protestas exigimos ir vestidos de negro y se evitan todas las banderas. Como administradores nuestra función desde el primer día ha sido avisar y expulsar a cualquier agente que comience discusiones políticas en el chat. La normativa interna prohíbe utilizar palabras como 'procés' o ‘Tabarnia’. Nos manifestamos contra este Govern pero haríamos exactamente lo mismo contra cualquier otro. No exigimos nada a la 'conselleria' que no esté en su mano. Y si falta dinero, que busque la manera de compensarlo", zanjan.

A apaciguar el recelo que suscita MosS.O.S. en algún sector independentista no ayudó que numerosos policías, que participaron en la manifestación del pasado 6 de octubre convocada por este grupo, aplaudieran cuando la marcha cruzó frente a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) en la Vía Laietana. "Ese día tuvo lugar una de las manifestaciones más grandes en la historia de los Mossos, si no la mayor [con casi 5.000 agentes]. También hubo un homenaje a las víctimas de los atentados del 17-A, que fue un minuto de silencio en Las Ramblas. Pero interesó más hablar de aquellos aplausos… No, no creemos que fueran dedicados a los antidisturbios que cargaron en los colegios. El 1-O ningún cuerpo policial estuvo a la altura. Fue un día malo para todos los policías, el peor. Los que, espontáneamente, aplaudieron en la Via Laietana lo harían porque son compañeros".

"No puede ser que la policía catalana no haya investigado en el pasado los casos de corrupción que afectan a la clase política de aquí"

Los cinco agentes critican que siempre se mezcle a los Mossos con intereses políticos. "Ciudadanos, que llegó a defender que se desobedeciera a los Mossos, tras la polémica de los aplausos a la Policía Nacional, brindó su apoyo a MosS.O.S.. El Govern, por su parte, tiene que dejar que hagamos nuestro trabajo en paz: No puede ser que la policía catalana no haya investigado en el pasado los casos de corrupción que afectan a la clase política de aquí. O que un presidente de la Generalitat anime a los CDR a "apretar" y después dé la orden a los agentes de aguantar cuando están siendo humillados con huevos, pintura u orina. Porque también nos lanzaron globos con orina. Y aunque solo lleven pintura, tampoco es un juego. El conseller d’Interior, Miquel Buch, no debería negar peticiones para dispersar cuando se está atacando a los antidisturbios, como frente al Parlament. En orden público, los Mossos tienen unidades que son tan buenas como las mejores de Europa y tienen que confiar en que a ninguno le gusta pegar porqué sí. La instrumentalización política de una policía es incompatible con la democracia", razonan.

La falta de policías

El déficit de personal que aqueja a los Mossos es de "unos 3.500 policías", calculan. "Y durante los próximos diez años se van a jubilar casi un tercio del total de la plantilla". Eso significa que un cuerpo que actualmente cuenta con poco más de 16.000 agentes -no ha habido oposiciones entre el 2011 y el 2018-, y que sufre un goteo anual de unos 100 efectivos entre bajas médicas, jubilaciones, segundas actividades, defunciones o saltos a otras policías locales, afronta desbordado retos descomunales como el terrorismo yihadista, el diseño de dispositivos de orden público cada más complejos, la llegada de menores no acompañados, el anidamiento de organizaciones criminales de origen extranjero -que están detrás de la irrupción de fenómenos como el de los narcopisos o la proliferación del cultivo y exportación de marihuana- o el aumento de la población turística que ha atraído a grupos de carteristas.

"El modelo policial de los Mossos está basado en la prevención. Pero ahora esto ya no es posible"

"El modelo policial de los Mossos estaba basado en la prevención. Pero ahora esta ya no es posible. Hace años, salían 6 o 7 patrullas por distrito: dos o tres reaccionaban ante los servicios que surgían durante el turno y las otras se movían para disuadir a los delincuentes. Ahora se te fijas en esta calle [Nou de la Rambla, junto a la ABP de Ciutat Vella], ves a todos los coches aparcados, ¿por qué?, porque no hay policías. En distritos tan complicados como Eixample o Ciutat Vella hay turnos con solo 1 o 2 coches". En estas condiciones, por ejemplo, no hay patrullaje preventivo contra las bandas que se cuelan en los domicilios, "y este año los ladrones están entrando en muchas casas", o contra los robos violentos en la calle -como los perpetrados por los 'relojeros'-, "que también se han disparado en Barcelona".

A la falta de efectivos, que "también pone en riesgo la seguridad de los agentes que van en minoría a peleas complicadas", se suma la falta de inversión en recursos materiales. Se nota mucho en el mal estado de los vehículos, tanto coches, como furgonetas de unidades especiales, o motocicletas. "Por ejemplo, las motos más nuevas son del 2008 y las más viejas del 2001. De la flota de Honda Transalp, Honda Deauville y Suzuki V-Strom, ninguna tiene ABS. Y tenemos que circular con ellas en conducciones de emergencia, algo que supone un riesgo evidente para los motoristas".

"En distritos tan complicados como Eixample o Ciutat Vella hay turnos con solo 1 o 2 coches"

Aseguran que la situación ha llegado a un punto en que ni siquiera resulta posible atender adecuadamente algunos requerimientos por asuntos graves. "Hace pocos días, recibí tres llamadas simultáneas en un distrito con dos patrullas: una agresión sexual y dos violencias de género. Tuve que pedir refuerzo de otros distritos y, esto, implica que hay otras llamadas que a las que ya no se puede responder debidamente. Antes, si entraba por el 112 un ciudadano al que acababan de robar el teléfono, se cogía la descripción del sospechoso o le conectabas con las patrullas para perseguirlo. Ahora, casi siempre, acabas diciéndole que se vaya a una comisaría y que ponga una denuncia. Esto es lo que, como policías, hace que aparezca la frustración porque somos nosotros los que damos la cara ante el ciudadano".

Repercusión de la protesta falseada 

"Si esto aguanta", aseguran los cinco policías de MosS.O.S., "es gracias al sobreesfuerzo que cada día ponen los agentes". Sin embargo, el impago de las horas extras que realizaron durante <strong>el dispositivo 'Àgora'</strong>, desplegado para contener los disturbios que precedieron y sucedieron a la consulta del 1-O, se ha convertido en el detonante que ha motivado una protesta que, lejos de querer seguir tapando los agujeros que sufre la casa, pretende evidenciarlos. Cada funcionario "ha perdido <strong>una media de 3.400 euros brutos anuales en los últimos 8 años</strong>" pero "no es solo un tema económico, esto va de volver a trabajar sin poner en riesgo nuestra integridad".