Barómetro preelectoral

Convergència se ve avalada por el sondeo y el tripartito echa el resto

J. R.
BARCELONA

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¿El mapa electoral puede cambiar de aquí al 28-N? Para CiU, los hoy holgados ganadores de las elecciones, no. Para los socios del tripartito, los hoy claros perdedores, sí. Ambos análisis responden, seguro, más a deseos que a convicciones, aunque las explicaciones de los actuales compañeros de gobierno tienen menos visos de realismo. De hecho, el discurso compacto hace tiempo que quedó atrás, desatando una lucha por la supervivencia, por separado, en el PSC, ERC e ICV-EUiA. Mientras, a Convergència le cuesta cada vez más contener la euforia.

Los nacionalistas vieron ayer reflejadas sus tesis en el barómetro preelectoral elaborado por el GESOP. El jefe de campaña de Artur Mas, David Madí, proclamó que «el cambio ha arrancado y Catalunya da por amortizado el tripartito». Justificó tanta alegría, primero, por lo cerca que está CiU de hollar la cima de la mayoría absoluta y, segundo, porque su promesa estrella, el concierto económico, suscita un elevado respaldo ciudadano (más del 80%).

Pero en el tripartito preocupa mucho más la abstención, sobre todo porque el batacazo se agudizará en el caso de una baja participación. Para la flamante número dos de la lista del PSC, Montserrat Tura, es «casi una injusticia» que las encuestas encumbren a CiU y castiguen tanto a los socialistas. «Sabemos cómo dejó CiU los servicios después de tantos años de gobierno y la poca compañía que nos han hecho en los momentos difíciles», reprochó laconsellera.

«PEQUEÑO BAJÓN» / El intento por insuflar confianza no impidió algunas opiniones sorprendentes. Este fue el caso del secretario general de ERC, Joan Ridao, quien calificó de «pequeño bajón» la posible pérdida de hasta ocho diputados, la mayor erosión entre los socios del tripartito. A su juicio, la crisis económica ha «deslucido» el trabajo del Govern, y el Estatut y la financiación catalana han hastiado a los ciudadanos.

Por su parte, la número dos de la lista de ICV-EUiA, Dolors Camats, hurgó en la herida que más sangra. «Los sondeos indican un síntoma. Hay una gente movilizada y otra gente que está por movilizar», alertó, en alusión al electorado de izquierdas. El PPC se erigió en «voto útil» para frenar una coalición CiU-ERC.