COLAS PARA VER AL ECCEHOMO

Fans de doña Cecilia

La romería de Borja se convierte en un homenaje a la 'restauradora'

Guardia de seguridad, eccehomo, curiosos y devota, ayer, en Borja.

Guardia de seguridad, eccehomo, curiosos y devota, ayer, en Borja.

JORGE HERAS
BORJA

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«Aunque nos sobra cultura y tenemos buen vino, mejor promoción que esta no hemos tenido. Muchas gracias, Cecilia». Con esta coplilla, a la que siguió una sonora ovación del público, que coreó su nombre («¡Cecilia, Cecilia!»), el grupo de danzantes homenajeó ayer a la voluntariosa vecina de Borja que ha dado fama mundial al municipio con su fallida restauración. Fue durante las fiestas de San Bartolomé, que cada 25 de agosto se celebran a las puertas del santuario donde se encuentra la pintura del recompuesto eccehomo.

Turistas, curiosos y periodistas se unieron a los habituales de esta fiesta. Después de tres frenéticas jornadas, varios miles de personas (3.000, según fuentes municipales) aguardaron ayer en fila su turno para ver y fotografiarse con la pintura mural, de escaso valor artístico, realizada hace un siglo por Elías García. Una obra que tras las «pinceladicas» de Cecilia Giménez, de 81 años, se ha convertido en el culebrón del verano. «Lo ha intentado restaurar con todo el cariño y su buena fe. Además, ella insiste en que no ha acabado su trabajo», comentaba una vecina que, como la mayoría, restaba valor a lo ocurrido y defendía a la aficionada pintora por sus valores humanos. Ante la expectación generada, el eccehomo estuvo este sábado custodiado por un guarda de seguridad privada y acordonado para evitar que los visitantes tocaran la popular obra. «Gracias a esta mujer, Borja se ha conocido en todo el mundo», comentaba orgulloso José Luis, un veraneante. Lo cierto es que, desde que saltó la noticia, los borjanos han pasado de la etapa inicial de indignación, por las mofas hacia Cecilia y a su pueblo, al entusiasmo y sano cachondeo tras ver la repercusión que ha tenido el asunto, y confían en que pueda rentabilizarse el fenómeno de alguna manera.

De momento, la Fundación Sancti Spiritus, propietaria de la ermita y de la que son patronos los concejales del ayuntamiento, instaló ayer una urna para recabar donativos en favor de la restauración de este templo. «La opinión generalizada es que hay que aprovechar esto para promocionar Borja», explicaba Beatriz Hernández, camarera del bar anexo al santuario, que ha visto crecer su caja en los últimos días. «Me encantaría que le dejaran acabar la obra», añadía, una opinión que comparten cada vez más vecinos.

Aún se desconoce cuál será el destino de la pintura. Mañana, un grupo de restauradores que asesora al ayuntamiento visitará el templo y técnicos del Gobierno de Aragón también darán su opinión. «Es una pena lo que ha pasado, pero hay que precisar que aquí no se ha dañado ungoya, es un pintura con más valor sentimental que otra cosa», puntualizó el alcalde, Francisco Miguel Arilla.

Aunque Cecilia fue sin quererlo la protagonista de la fiesta, la octogenaria no acudió a la romería como de costumbre y pasó la jornada en casa descansando. Las muestras de «ternura», dice su entorno, le han ayudado a rehacerse.