RELIGIÓN

El Papa busca un acuerdo que acabe con el cisma de Lefebvre

EL PERIÓDICO
ROMA

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Benedicto XVI se ha propuesto poner fin a la escisión que desde hace más de dos décadas alimentan los seguidores del arzobispo francés Marcel Lefebvre, fallecido en 1991, que se situó fuera de la ley vaticana en 1988 al ordenar a cuatro obispos sin la autorización de Juan Pablo II. Uno de aquellos prelados, el español Alfonso de Galarreta, encabezó ayer la delegación de los lefebvrianos que se reunió en el Vaticano con una comisión liderada por otro español, el jesuita Luis Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para tratar de sellar un acuerdo que permita a la facción díscola volver al redil.

El encuentro de ayer es el primero de un maratón de reuniones quincenales que sus protagonistas prevén que se prolongue a lo largo de un año. La primera tanda de negociaciones se desarrolló en un clima «cordial, respetuoso y constructivo», según el Vaticano, y sirvió para fijar la agenda de los temas en los que las partes entran en colisión.

PUNTOS DE FRICCIÓN / Uno de los más relevantes es la interpretación que hay que hacer del concilio Vaticano II, cuyas enseñanzas son rechazadas de plano por parte de los integrantes de la Fraternidad de San Pío X, la comunidad que fundó el arzobispo que provocó el cisma. El ecumenismo, las relaciones con las religiones no cristianas y el misal salido del Vaticano II, que arrinconó el culto en latín, son otras de las cuestiones a debatir.

Precisamente con la pretensión de acercarse a los lefebvrianos, el Papa alemán ya anunció en el 2007 la rehabilitación de las misas en latín y en enero del 2009 levantó las excomuniones a los cuatro obispos ordenados por Lefebvre. El gesto se volvió contra el Pontífice al saberse que uno de losamnistiados, el inglés Richard Williamson, había negado recientemente el holocausto judío en una entrevista. Joseph Ratzinger le exigió que se retractase cuando el incendio ya había prendido en la comunidad judía internacional.

PRELATURA PERSONAL / Benedicto XVI constató, sin embargo, que, tras dejar las excomuniones sin efecto, las diferencias doctrinales persistían, de ahí que la Fraternidad de San Pío X no obtendrá, dijo, la rehabilitación y el estatus de prelatura personal (como la que disfruta el Opus Dei), ni sus cuatro obispos podrán ejercer como tales, hasta que las discrepancias se clarifiquen. De ahí nacen las negociaciones iniciadas ayer.

A pesar de la buena voluntad vaticana, los lefebvrianos no se han abstenido en los últimos meses de volver a desafiar a la cúpula de la Iglesia católica, al seguir ordenando sacerdotes. La comunidad que sigue a Lefebvre está formada por cuatro obispos, medio millar de curas y unos 200.000 feligreses.