FINAL DE UN CALVARIO CARCELARIO

Los zapatos de la libertad

Carrascosa expresa su deseo de volver con su hija tras 9 años presa en EEUU por la custodia

María José Carrascosa saluda al abandonar la prisión en coche, el pasado viernes por la noche.

María José Carrascosa saluda al abandonar la prisión en coche, el pasado viernes por la noche.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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Después de pasar nueve años en una prisión de Nueva Jersey, María José Carrascosa tiene claro cuál debe de ser su próximo destino. «Mi idea es volver a España, reunirme con mi hija y mis padres y allí Dios proveerá», aseguró en una entrevista con Efe. La abogada valenciana volvió a pisar la calle el viernes por la noche tras cumplir casi tres cuartos de su sentencia por desacato a la autoridad y el secuestro de su hija, el trágico desenlace que impuso un tribunal estadounidense a la larga batalla legal que mantuvo por la custodia de la niña. Está en libertad condicional, pero ya ha podido hablar con su hija por videoconferencia. «Hemos llorado las dos como dos Magdalenas».Carrascosa quedó atrapada hace una década en un conflicto de jurisdicciones. En 1998 conoció por internet al que sería su marido, el empresario estadounidense Peter Innes, y unos meses después se casaron en Valencia. De aquel matrimonio nació Victoria Solenne, pero el amor y el respeto dieron paso a los malos tratos contra la abogada que, según denunció su familia, llegó a ser envenenada, por lo que tuvieron que extirparle bazo y páncreas. Carrascosa pidió el divorcio y los tribunales españoles, en un caso que llegó hasta el Constitucional, le concedieron la custodia de su hija.

La pena más dura posible

Pero Innes no se rindió y trasladó la causa a la justicia estadounidense, a pesar de que los Servicios de Inmigración de aquel país reconocieron que Carrascosa había sido víctima de los abusos de su pareja. Durante un viaje a EEUU para presentar la documentación jurídica española, Carrascosa fue detenida. «Entérese: el juego se ha acabado». La severidad del juez espantó a su familia. «El suyo es un caso de odio y venganza que ha creado usted, quien ha considerado a su hija una propiedad». A finales del 2006 le impuso la más elevada de las penas posibles, los 14 años que pedía el fiscal. ¿Próxima estación? Hackenback, una cárcel de condado en Nueva Jersey, a poco más de media hora de la isla de Manhattan.

Y así hasta el pasado viernes, cuando la jueza Bonnie Mizdol le concedió la libertad condicional. «He llevado los zapatos de una vida que no era mía, y ahora tengo que ponerme los de la mía», dijo Carrascosa al salir de la cárcel. Estaba aturdida, «muy cohibida», según declaró al reportero de la agencia española, porque no sabía cómo reaccionarían los vecinos al verla con el chándal de los reclusos recién liberados. «Tengo un montón de cosas por hacer, mucho trabajo. No solamente retomar mi vida, que ha estado en suspenso durante casi nueve años, sin mi hija, sin mis padres, sin mis amistades».Su hija Victoria, a la que dejó sin saber multiplicar y ahora tiene 15 años, decía ayer que lo que más desea es «estar sola con ella» y poder hablar de sus vidas. Pero, según reconoció su madre, antes debe abordar algunos trámites legales para poder salir del país. Pero al menos han podido verse las caras a través de la red y en libertad, después de una odisea de nueve años, un periodo en el que Victoria ha vivido con sus abuelos valencianos. «Está más alta que yo», decía feliz Carrascosa. «He cerrado una puerta pero se me han abierto otras 50 más». SFlb