PREGUNTAS SOBRE LA INDEPENDENCIA / 9

¿Banca sin apoyo del BCE?

¿Qué les pasará a las entidades financieras? Quedarse fuera del paraguas del euro y el Banco Central Europeo tendría previsiblemente un coste mayor que eludir la disciplina del Banc de Catalunya, sobre todo si este no tiene acuerdo bilateral con Bruselas

El presidente del BCE, Mario Draghi, saluda al gobernador del Banco de España, Luis María Linde.

El presidente del BCE, Mario Draghi, saluda al gobernador del Banco de España, Luis María Linde.

MAX JIMÉNEZ / PABLO ALLENDESALAZAR

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El gobernador del Banco de EspañaLuis María Linde, lanzó hace meses una advertencia sobre las consecuencias de la independencia para la banca catalana. "Si un pedazo de un país que es miembro de la UE se separa de ese país, eso conlleva que el nuevo país deja de formar parte de la unión monetaria y los bancos domiciliados en el mismo dejan de tener acceso al Banco Central Europeo (BCE). Esas son consecuencias automáticas e inevitables", alertó.

Lo cierto es que el 'Llibre Blanc de la Transició Nacional de Catalunya' de la Generalitat asume que un Estado independiente tendría como moneda de curso legal el euro tanto si pudiera mantenerse dentro del eurosistema como si quedara fuera. En este segundo caso, el más probable, se plantea alcanzar un acuerdo monetario con la Unión Europea (UE) parecido a los firmados por Mónaco o Andorra.

Reconoce, no obstante, que la falta de representación de Catalunya en el Banco Central Europeo (BCE) tendría efectos no deseados para las entidades bancarias con sede en Catalunya, ya que no tendrían acceso directo a la liquidez del BCE, puesto que este está restringido a las entidades de la zona euro. Asimismo, los activos financieros emitidos por Catalunya -incluida la deuda del Estado- no podrían ser utilizados como colateral (garantía bancaria) de las operaciones de crédito del BCE.

El Banco de Catalunya (BdeC) será el organismo supervisor del sistema financiero, pero el documento del Govern plantea su implicación en el esquema de supervisión del BCE. "Se puede prever que sea la misma UE la que acabe favoreciendo un acuerdo". Y España ayudaría, agrega: "Una estrategia contraria al acuerdo podría acabar proyectando dudas sobre el Estado español y el conjunto de la economía española, ya que la solvencia de su deuda se debilitaría fuertemente", plantea.

En todo caso, un Estado con el euro como moneda pero fuera del eurosistema tiene muchas desventajas para el gobernador del Banco de España. "Habrá quien diga que eso se puede negociar y que puede evitarse. Son palabras que no son reales y no responden a lo que ocurriría", afirmó en el Congreso, antes de recordar la situación de los países que tienen al dólar de referencia pero no están bajo el paraguas de la Reserva Federal (el banco central estadounidense). "La garantía de los depositantes de un banco que no tiene acceso al BCE es muy distinta", añadió.

RUPTURA IMPOSIBLE

En esas condiciones, los bancos con sede en Catalunya se plantearán fórmulas legales de permanecer bajo el paraguas del BCE. El discurso oficial de los directivos de CaixaBank y Banc Sabadell, los dos grandes bancos catalanes, es conocido: "Esta situación tiene que arreglarse mediante el diálogo", sostiene en público Jaume Guardiola, consejero delegado del Sabadell.

Gonzalo Gortázar, su homólogo de CaixaBank, ha mostrado en más de una ocasión su confianza en que el Gobierno central y el de la Generalitat retomarán el diálogo y tarde o temprano habrá "un gran acuerdo" que sea beneficioso tanto para Catalunya como para el conjunto de España. Ninguna de esas entidades se plantea oficialmente el escenario de la ruptura. Pero la idea del plan de contingencia no se descarta definitivamente. "En todo caso, si eso ocurre, el efecto que deba tener sobre las entidades financieras se verá de forma gradual. No se puede romper de un día para otro, requerirá de un proceso temporal en el que habrá tiempo para adaptarse", comenta un directivo de una entidad financiera catalana.

En el sector financiero de Madrid, recuerdan, hay rumores desde hace tiempo de que CaixaBank y el Sabadell podrían llevar su sede social a la capital en caso de independencia para poder seguir accediendo a la liquidez del BCE sin tener que recurrir a sucursales. Una opción que las entidades catalanas por el momento prefieren no plantearse.

Los bancos españoles, por su parte, apuntan que en un escenario de ruptura podrían proveer euros a sus oficinas catalanas, igual que pueden hacerlo con sus filiales de otros países. Pero, un alto directivo de un gran banco estima que sería muy probable que se produjera un "corralito como pasó en Grecia, porque los clientes tendrían miedo y querrían sacar su dinero y porque la banca local no tendrían acceso a la liquidez del Banco Central Europeo, al quedar fuera del euro".

DESLOCALIZACIÓN DE ACTIVIDADES

Las grandes empresas mantienen en la reserva sus planes de contingencia. Pocos grupos se han manifestado abiertamente, pero alguno sí lo ha hecho. José Manuel Lara, presidente del grupo Planeta, fallecido en enero, dejó claro que en caso de independencia el negocio de las editoriales en castellano del grupo se mudaría fuera de Catalunya. Recordó entonces que las editoriales en lengua francesa de Planeta tienen su sede en Francia, por lo que no sería diferente mudar a Madrid otras divisiones.

No es el único. El presidente de la Cámara de Comercio de España, de Freixenet y de Fira de BarcelonaJosep Lluís Bonet, es de los empresarios que se ha posicionado con claridad. "Yo no contemplo la independencia de Catalunya", señaló en un foro de este diario. "Si llegase, sería un verdadero desastre para España y para Catalunya". El Gobierno ha aprobado recientemente un cambio legislativo que permite cambiar el domicilio social de una empresa con el acuerdo del consejo de administración y sin necesidad de someter la decisión a una junta general de accionistas.

Algunos empresarios y economistas creen que las consecuencias de la independencia serán drásticas. "Habrá desdoblamiento de empresas no financieras y entidades financieras para operar en España. Declararán los beneficios obtenidos por sus operaciones en España y devengarán los impuestos correspondientes en la Agencia Tributaria española", comenta Clemente Polo, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universitat Autònoma de Barcelona.