Canibalismo socialista

Si el tanteo particular entre Pedro Sánchez y Susana Díaz se midiera en votos, y no en sondeos o en subvenciones, el líder del PSOE iría en el marcador por delante de la presidenta andaluza. Aunque todavía ninguno ha contrastado su carisma en unas elecciones, él se impuso en las primarias frente a tres contrincantes socialistas, mientras que ella ganó las suyas... por incomparecencia del adversario. Y, aun así, cada vez que la lideresa sureña da un paso al frente, los pilares de Ferraz chirrían y se tambalea el liderazgo de Sánchez.

Encuestas como el barómetro de España del GESOP, publicado en diciembre por EL PERIÓDICO, pronostican el derrumbamiento electoral del PP y el PSOE ante la fuerte irrupción de Podemos. Siendo grave el descalabro socialista, por cuanto caería ya de muy abajo, es más severo el del PP, que perdería 70 escaños y, a 50 de la mayoría absoluta, se vería abocado a pactar con el PSOE o a ceder el poder a la izquierda.

La casta y Pablo Iglesias

Las municipales y autonómicas de mayo depararán escasas alegrías a PP y PSOE, pero solo en este último se afilan cuchillos y tejen conspiraciones. Díaz, pretextando una inestabilidad que sus socios de IU desmienten, se dispone a anticipar las elecciones andaluzas para despejar el panorama, tanto el de la Junta como el suyo propio. Los barones del PSOE regatean adhesiones a Sánchez hasta conocer las verdaderas ambiciones de la jefa verdadera.Todo ello, mientras Zapatero y Bono compadrean a espaldas del secretario general del PSOE con su homólogo de Podemos, Pablo Iglesias. Como reza el dicho castellano, «de casta les viene a los galgos».

En los 90, Borrell derrotó a Almunia en unas primarias, y las conjuras del PSOE derrotaron a Borrell. Las maniobras internas y los revolcones de las generales y europeas acabaron con Rubalcaba. Y ahora algunos desempolvan la mortaja para Sánchez sin esperar ni a las municipales ni a la convocatoria de primarias para elegir al candidato a la Moncloa. El canibalismo del PSOE constituye el mejor alimento para un PP anémico de apoyos y para la voraz izquierda de Podemos, presta a tomar el relevo.