CRÓNICA

Michael Schenker, gestas del hard rock

El guitarrista alemán revivió su paso por Scorpions y UFO en Razzmatazz

Francis Buchholz (izquierda) y Michael Schenker, en Razzmatazz.

Francis Buchholz (izquierda) y Michael Schenker, en Razzmatazz.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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Dado que su pasado con UFO y Scorpions pesa en su currículo, Michael Schenker se inventó Temple of rock, proyecto con el que aborda abundante repertorio de esos grupos sin tener que dar explicaciones. Buenas noticias para los degustadores de clásicos del hard rock, y no tanto para los fans del Michael Schenker Group. Esa es la objeción que puede dirigirse al concierto del domingo en Razzmatazz: que el guion tiró de greatest hits y quizá haya fans que, a estas alturas, deseen algo más que un temario a base de Doctor doctor, Rock bottom, Lights out y éxitos de Scorpions como Rock you like a hurricane y Blackout, piezas en cuya composición Schenker no intervino porque ya había abandonado el grupo.

Pero en escena había dos viejos colegas de Scorpions, Herman Rarebell (batería) y Francis Buchholz (bajo), que nunca se habrían imaginado que se verían tocando piezas del Group como Armed and ready, Victim of illusion o la instrumental Into the arena (las tres, del primer disco) con su viejo rival Schenker, que les había dejado tirados en 1979. La vida es así y, al final, unos y otros acabamos cediendo. La madurez suaviza la vieja ira y aquel feroz sentido de la competitividad, y en Razzmatazz, a Schenker le vimos mucho más motivado que en giras no muy lejanas, compartiendo escenario con sus risueños colegas de correrías.

HOMENAJE A LOS CAÍDOS / También a Doogie White (cantante de la tardía, crepuscular, versión de Rainbow en los 90), muy digno en sus abordajes a esos hitos de UFO (Natural thing, Shoot shoot, Too hot to handle) y Scorpions (Lovedrive), y en algunas piezas más modernas del Michael Schenker Group, como Before the devil knows you're dead, del 2011en cuya composición tomó parte y que dedicó a los caídos Ronnie James Dio y Jon Lord.

Concierto en el que mirar hacia atrás, a aquel hard rock que, en el tránsito hacia los 80, presagiaba la llegada del canon metálico. Rock duro con alma melódica y canciones perfectamente reivindicables.