CRÓNICA DE MÚSICA

Un equilibrado 'Cosí fan tutte' en el Palau

René Jacobs cierra con éxito su proyecto con cuatro óperas de Mozart junto a una brillante Freiburger Barockorchester

René Jacobs, en el podio del Palau de la Música, en la interpretación de 'Cosí fan tutte'.

René Jacobs, en el podio del Palau de la Música, en la interpretación de 'Cosí fan tutte'. / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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Cierre sin alharacas pero con un indiscutible éxito global del proyecto de René Jacobs en el Palau de la MúsicaRené Jacobs Catalana presentando su refrescante visión de cuatro de óperas de Mozart. ‘Cosí fan tutte’ (Así hacen todas) culminó la trilogía de obras creadas por el compositor y el libretista Lorenzo Da Ponte, precedida en el 2012 por una impactante versión de  ‘La flauta mágica’.  Después del clamoroso éxito conseguido con ‘Le nozze di Figaro’ (2013) y ‘Don Giovanni (2015) la revisión de ‘dramma giocoso’ que nos ocupa ofrecida el lunes no alcanzó, a pesar de su buen rendimiento global, el nivel de anteriores citas. Lo mejor de la noche fue el sonido transparente y etéreo de la Freiburger Barockorchester en otra demostración de su categoría  puesta al servicio de la fidelidad del espíritu de las obras.

René Jacobs, en una exhibición de su revolucionario carisma interpretativo y dramático, supo equilibrar la sonoridad de la prodigiosa orquesta con un reparto de prestaciones homogéneas pero por debajo del nivel de la formación. La actuación de los solistas fue de menos a más entrando con eficacia en el juego de la oleada de piezas de conjunto que contiene esta obra. Fue en este sentido plausible la implicación actoral de los cantantes, apoyándose en disfraces y retoques en el vestuario, para dar vida a los personajes dentro de las limitaciones que siempre impone un concertante.

DIFICULTAD DE LECTURA DE LOS TEXTOS

Los intérpretes se esforzaron en sumar a su aportación vocal una gesticulación y movimientos que dieran sentido a cada giro de una trama de enredos en torno al  juego de intercambio de parejas que plantea una obra repleta de dilemas morales, con la infidelidad, la debilidad humana, los celos y el perdón como fondo. Fue en la segunda parte cuando se produjeron algunas deserciones de espectadores. Tal vez influyera en su decisión la dificultad de lectura de los textos proyectados sobre un fondo oscuro con letras de un gris claro en un evidente error de la organización, pero a pesar de todo y de considerar la tardía hora del final de la representación, que terminó pasadas las 12 de la noche, resulta difícilmente justificable esta actitud teniendo en cuenta la calidad global del espectáculo.

Absolutamente magistral fue la actuación de la Freiburger. Secciones y solistas trasladaron a la perfección el  clímax lúdico de la partitura. Su presencia avala cualquier proyecto, como ocurrió el pasado mes en el Auditori con la grabación del ‘Concierto para violín y orquesta’  y la ‘Quinta’ de Mendelssohn, con Pablo Heras-Casado en el podio. Robin Johannsen (Fiordiligi) estuvo correcta y expresiva pero algo plana en el aria ‘Com scoglio’. Por encima de ella brilló una segura Sophie Harmsen (Dorabella). El versátil Mark Milhofer cumplió como Guglielmo y Christian Senn exhibió un buen timbre como Ferrando. Marcos Fink (Alfonso) dio prestancia dramática a su rol, aunque con altibajos vocales, y Sunhae Im (Despina) mostró dentro de su limitada proyección una gran vis cómica  El Cor de Cambra de la casa, con floreado vestuario, estuvo a la altura del acontecimiento.