CONSECUENCIAS SANITARIAS

Miedo al incremento del sida en Filipinas

Presuntos traficantes de droga, en el suelo, tras ser detenidos en una operación policial en Caloocan, al norte de Manila (Filipinas), este viernes.

Presuntos traficantes de droga, en el suelo, tras ser detenidos en una operación policial en Caloocan, al norte de Manila (Filipinas), este viernes. / periodico

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Cuando Rosita abandona la oficina de Jose en el centro de Cebu, la segunda ciudad de Filipinas, este le pasa un puñado de galletas y seis agujas limpias. Lo que acaba de hacer podría conducirle a la cárcel. Rosita, embarazada, es consumidora de drogas inyectables y portadora del virus del sida; Jose es asistente social. En medio de la guerra contra las drogas declarada por el presidente Duterte, es más seguro permanecer en el anonimato. Ninguno de los dos quiere dar su nombre real.

Las agujas limpias han sido distribuidas en Cebu durante años, a veces ilegalmente, con el fin de evitar la propagación del VIH. Sin embargo, bajo el nuevo Gobierno, que tomó posesión a finales de junio, está aumentando la presión para que estas actividades clandestinas desaparezcan.

Filipinas sufre una de las epidemias del sida de crecimiento más rápido en todo el mundo, según las Naciones Unidas. "Los casos de VIH se han disparado de quizás una nueva infección al día en el 2007 a lo que tenemos ahora, que son más de 24 nuevos casos diarios", afirma Teresita Bagasao, gerente nacional de ONUSIDA en Filipinas.

Los últimos datos del Departamento de Salud muestran que el pasado junio hubo 841 nuevos casos diagnosticados de sida en Filipinas -la mayor cifra desde que los registros empezaron en 1984 y más alta que el total anual del 2009-.

AGUJAS CONTAMINADAS

La mayoría de nuevas infecciones se produjeron por contacto sexual, especialmente entre hombres que mantuvieron relaciones con otros hombres, según los datos oficiales, pero en Cebu el principal causante fue el uso compartido de agujas contaminadas. Rosita, exprostituta, explica: "A veces mis amigos no tienen agujas, así que las compartimos".

Desde que descubrió que tenía el sida, hace dos años, Rosita afirma que ha dejado de compartir agujas, pero añade que la falta de jeringuillas limpias le hace temer que más personas van a contraer el virus. Aquellos que no pueden permitirse una jeringuilla completa de la droga más consumidas -'shabu' (metanfetamina) o 'nubain' (opiáceo similar a la morfina)- se la dividen hasta entre 10 personas. Los precios casi se han duplicado desde que Duterte fue elegido en mayo tras prometer acabar por completo con las drogas y el crimen.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que hay una "evidencia convincente" que las programas de agujas reducen sustancialmente la propagación del VIH entre los consumidores de drogas inyectables sin incrementar el consumo de drogas, pero en Filipinas la posesión de "parafernalia para drogas peligrosas" es ilegal y conlleva un pena de entre seis meses y cuatro años de cárcel.