Semana clave para las finanzas de Europa

La zona euro planea aligerar el peso de la deuda pública griega

Los ministros de Finanzas de Alemania, Grecia, España, Holanda, Italia, Luxemburgo e Irlanda, durante una reunión en Bruselas el pasado 11 de julio.

Los ministros de Finanzas de Alemania, Grecia, España, Holanda, Italia, Luxemburgo e Irlanda, durante una reunión en Bruselas el pasado 11 de julio.

ELISEO OLIVERAS
BRUSELAS

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Los ministros de Finanzas de la zona euro están trabajando contra reloj en un segundo plan de rescate de Grecia de cara a la cumbre extraordinaria del próximo jueves 21 de julio para acabar con el actual contagio de la crisis griega a otros países, como España, Italia y Bélgica. El nuevo plan de rescate, además de facilitar nuevos préstamos europeos a Grecia hasta finales del 2014, pretende aligerar la carga de la deuda pública griega sobre las finanzas del país mediante una reducción del importe de la misma, una rebaja de su coste y un alargamiento de su vencimiento, según las opciones que baraja el Eurogrupo.

Una de las medidas que están sopesando los representantes ministeriales en el Comité Económico y Financiero del Eurogrupo es utilizar los recursos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera para prestar dinero a Grecia con el que el Gobierno pueda recomprar en los mercados la deuda nacional ya emitida a su bajo valor actual, según fuentes comunitarias. Las restrictivas disposiciones legales europeas sobre la materia constituyen, no obstante, un importante obstáculo técnico-

legal a esta opción.

COTIZACIÓN AL 50% / La deuda griega ya emitida se está negociando estos días en los mercados a un precio alrededor del 50% de su valor nominal, con importantes operaciones ante la expectativa del segundo plan de rescate europeo. Una oferta generalizada de recompra a un precio inferior en un 30% o incluso un 40% del valor nominal podría encontrar eco entre los inversores y permitiría una reducción considerable del montante total de la deuda griega, que supera los 328.000 millones del euros y equivale a más del 142% del producto interior bruto (PIB). Las autoridades griegas estiman que una operación de este tipo por valor de unos 40.000 millones permitiría reducir en un 20% el volumen de la deuda.

El Eurogrupo también está debatiendo la posibilidad de que el citado fondo de rescate europeo pueda actuar en el mercado para comprar deuda helena ya emitida o de otros países acosados por los especuladores, como ya hace actualmente de forma selectiva el Banco Central Europeo (BCE). Estas intervenciones frenan la degradación de la deuda y permiten rebajar los tipos de interés que reclama el mercado para las nuevas emisiones.

Otra de las medidas que prepara el Eurogrupo es volver a reducir el tipo de interés que cobra la Unión Europea (UE) a Grecia por sus préstamos, que actualmente se sitúa alrededor del 4,2%. Asimismo, los ministros estudian alargar aún más el plazo de vencimiento de esos préstamos a Grecia para aligerar la presión financiera sobre el país. La UE ya acordó en marzo una primera prolongación de los plazos de los 3 años iniciales a 7,5 años.

CONTRIBUCIÓN DE LA BANCA / El punto más complicado del nuevo rescate a Grecia es la contribución «sustancial» de la banca y los inversores privados al mismo, exigida por Alemania y Holanda como prerrequisito a su esencial participación en el mismo. Esa contribución debería equivaler a unos 30.000 millones, reiteró ayer el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders.

Una alternativa es la ya citada recompra de la deuda ya emitida con un descuento de al menos el 30% sobre su valor nominal. Otra vía es la propuesta del ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, de que la banca y los inversores privados canjeen sus títulos por unos nuevos bonos a largo plazo. Esta opción choca con la oposición del BCE, porque desencadenaría una declaración de «impago parcial» por parte de las agencias de calificación.

El volumen total del nuevo plan de rescate de Grecia, al que también contribuirá el Fondo Monetario Internacional (FMI), aún no ha sido definido y dependerá de la contribución final de la banca. Al mismo se añadirán los 45.000 millones aún no desembolsados de los 110.000 millones del primer plan.