Por amor al arte

Al alcance de casi todos. Además de los museos, hay otros espacios donde también se rinde culto al arte: las galerías. En estos centros se exhiben y promocionan todo tipo de obras para su posterior venta. Un paseo por seis de las galerías del distrito de Gràcia confirma, además, que los galeristas viven y sienten el arte de una forma especial.

Innovar las formas ATELIER PLAZA DE ROVIRA I TRIAS, 9

La galería de la plaza de Rovira i Trias está «especializada en obras de artistas contemporáneos», explica el copropietario Albert Gran. El nombre francés de Atelier es un «guiño nostálgico al taller del artista y la creación», dice. «Uno de los rasgos que la diferencia de otras galerías de Barcelona es la innovación, tanto de formas como de materiales», cuenta Gran. El espacio pretende «abarcar a todos los públicos», y también a todos los bolsillos, con un amplio abanico de precios, «desde la gráfica a las piezas únicas de firma», aclara. Atelier tiene un departamento de valoraciones para «la gente que quiera desprenderse de alguna obra».

Con las puertas abiertas GALERÍA SAFIA BRUNIQUER, 9

«Abrimos como espacio de exposiciones en 1991con la idea de dar continuidad a otros proyectos artísticos en los que habíamos estado involucradas», cuenta Àngels García, una de las tres fundadoras de Safia. Tanto los artistas jóvenes como, por supuesto, los más reconocidos son bien recibidos en la galería. También el barrio, aunque «cuesta que la gente entre en la galería, es una lucha constante», lamenta García. Por eso mismo también organizan exposiciones fuera de sus cuatro paredes. «Si quieres que la gente te conozca, debes traspasar las puertas», cuenta convencida esta galerista que está empeñada en «estimular el interés por el arte».

Una mirada crítica GALERÍA H20 VERDI, 152

La galería H2O, que ocupa una reformada torre de 1910, lleva programando «exposiciones desde hace 21 años de forma ininterrumpida», explica Joaquim Ruiz Millet, un arquitecto que prefiere presentarse como escritor underground. «Porque me rio del mundo», aclara. Ruiz Millet, que impulsó la galería codo con codo con Anna Planella, fallecida en el 2006, cede su espacio a propuestas si considera que cumplen dos requisitos: «Deben ser críticas y tener detrás un mundo interesante». Ruiz se autoeditará en breve su segundo libro, Sabotaje: arte y adrenalina, y es que «las galerías necesitan un apoyo editorial para publicar libros e imágenes».

Fotografía moderna GALERÍA HARTMANN SANTA TERESA, 8

La hermanas Alexandra y Cristina Hartmann llevan desde el 2002 trabajando juntas en una moderna galería de la calle de Santa Teresa. «Nos tenemos total confianza la una en la otra para lo bueno y para lo malo», bromea Alexandra, quien estudió Artes Gráficas. «Ahora predomina mucho la fotografía porque la consideramos más interesante, quizás porque nos llama más la atención», comenta Cristina. Esta galerista afirma además que «cualquiera puede tener en casa una obra de arte» aunque reconoce que han notado la crisis. La gente está «más triste y desanimada», puntualiza.

El circuito de la obra GALERÍA MIQUEL ALZUETA SÈNECA, 9-11

La galería de Miquel Alzueta, más conocido por su faceta de editor, es un espacio «ecléctico». «Miquel mezcla estilos aunque en pintura predomina el arte contemporáneo y moderno. También es un gran amante del mobiliario del siglo XX», resume Meriam Zejli. Ella trabaja en todo el tema de la logística de las obras expuestas junto a Carla Laredo: «Nos encargamos de hablar con los artistas, traer sus obras, hacer promoción, mandar mailing... Y facturar». Y es que, recuerda, las galerías son un «lugar de negocios» y puntualiza «el artista para vivir necesita vender y ser conocido».

El circuito de la obra GALERÍA MIQUEL ALZUETA  SÈNECA, 9-11

Xavier Kaye y Jessica Casey se conocieron cuando estudiaban en Canterbury, Inglaterra. A volver a Barcelona quisieron abrir una galería «diferente» para «dar un empujón a los artistas que realmente son emergentes», explica Kaye. Abrieron «el 15 de agosto del 2008, en plenas fiestas de Gràcia», recuerda a la perfección este joven que estudió Bellas Artes y que sabe muy bien el abismo que hay entre la idílica facultad y la realidad profesional: «Es un salto enorme el que tienes que dar,y te sientes muy solo». Su meta es impartir «cursos y talleres para poder vivir de Untitled BCN», dice.