«Sigo recibiendo amenazas cada día»

CONTRA LA HOMOFOBIA. Tomillero posa vestido de árbitro.

CONTRA LA HOMOFOBIA. Tomillero posa vestido de árbitro.

J. C. A. / BARCELONA

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Jesús Tomillero Benavente, un árbitro de 21 años de La Línea de la Concepción (Cádiz), ha sido el detonante de que la homofobia patente en el fútbol español haya explotado en toda su intensidad desde el mismo momento en que, en mayo del 2015, decidió salir del armario y hacer pública su condición de homosexual. Desde aquel día, su vida entró en una espiral de amenazas, agresiones e insultos que no han conseguido alejarle de la gran pasión de su vida, el arbitraje, y que en los últimos días han reforzado su determinación de luchar hasta donde haga falta para que cese la discriminación hacia un colectivo que, como en todos los otros órdenes de la vida, debe tener también su acomodo en un deporte español que aún penaliza gravemente a los no heterosexuales. Jesús Tomillero también está recibiendo las primeras muestras de apoyo. Y una de las primeras le llega desde el Camp Nou.

-¿Qué pasará el 29 de octubre?

-Pues que el Barça me ha confirmado que ese día, con motivo del partido contra el Granada a las 20.45 horas, me ha invitado al palco del Camp Nou y haremos conjuntamente con el club un acto contra la homofobia.

-¿Es ese el camino a seguir?

-Es uno de ellos. La verdad es que he recibido muy poco apoyo de los grandes clubs españoles, apenas del Sevilla y ahora del Barça, y todavía estoy esperando una llamada de la Federación Española. En cuanto al Comité de Árbitros, me dijeron que me ayudarían y no han hecho nada.

-El presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier Tebas, dijo no hace mucho que no había homofobia en el fútbol español…

-¿Ah no? ¿Entonces lo mío qué es? Como a Tebas no le pasa nada, entonces no hay homofobia.

-La prueba es que muy pocos deportistas españoles, y ningún futbolista, se han decidido a dar el paso de salir del armario, ¿no?

--El deporte español es muy heteroclasista, hay muchísimo machismo. Parece que para estar en el mundo del fútbol se tiene que ser muy macho, y quizá yo lo soy más que muchos de los que me insultan, porque aguanto las pruebas físicas que nos hacen a los árbitros como cualquier otro. No se trata de ser más macho o menos macho, sino heterosexual o homosexual.

-¿Vale la pena todo lo que usted está pasando por seguir luchando contra la homofobia?

-Sí, porque mi caso va a ayudar a muchas personas. En este aspecto sí vale la pena. Pero por otra parte todo esto está afectando a mi vida privada, no puedo ir tranquilo por la calle y ser feliz como lo era antes de mayo del 2015. Antes no me insultaban ni me tiraban piedras y huevos, como sucedió esta semana en La Línea.

-Entonces, las amenazas y las agresiones siguen siendo habituales…

-Son diarias. El pasado jueves, a las dos de la madrugada, recibí de nuevo vía Twitter mensajes diciéndome que me iban a matar. Apenas salgo a la calle, porque salir con miedo es lamentable. Este viernes fui a las pruebas físicas de los árbitros, pero no con el ánimo de siempre, y este sábado la Diputación de Córdoba me ha dado un premio por la igualdad y la tolerancia en el ámbito deportivo.

-¿Sigue arbitrando?

-Sí, dos o tres partidos al mes, en la Primera Andaluza sénior, una categoría por debajo de Tercera División. El último partido, en el campo del Atlético Zabal, estuve a punto de suspenderlo porque alguien gritó: «Me gustan mucho los pitos», pero no fue a más y me vi con ánimo de seguir.

-¿Cómo cree que se podría acabar con esta situación?

-Pues imponiendo sanciones más justas y prohibiendo a las personas que se comportan así su entrada en los recintos deportivos. No es normal que a un club en cuyo campo te llaman «Maricón de mierda» y te tiran piedras en la cabeza solo lo multen con 150 euros y con tres partidos de sanción al encargado de material que me insultó.

-Y en medio de todo eso, ¿encuentra actitudes más razonables?

-Sí, afortunadamente. El otro día fui a arbitrar al Recreativo Puente Mayorga, en San Roque, y un niño de siete años se acercó y me dijo que le daba igual que sea gay, que gracias a mí podía hacer deporte y que me apoyaba en todo. Me impactó que un niño sea capaz de comportarse así y en cambio muchos adultos no sean capaces de entrar en este razonamiento.

-¿Hasta dónde va a seguir?

-Hasta donde pueda o donde me dejen. No me van a parar. Quiero compaginar el amor de mi pareja, David, con el amor por el arbitraje, las dos grandes pasiones que tengo en esta vida, y nadie lo va a romper.

-Usted preside Roja Directa, con 150 voluntarios. ¿Cuál es el objetivo de esta asociación?

-Vamos a trabajar para conseguir del Gobierno español una regulación en el ámbito deportivo como existe en otros países.