Ni referéndum en septiembre ni independencia después

En el llamado 'procés' hacia la independencia nos encontramos con declaraciones de quienes se arrogan una mayoría que no tienen en votos y, cuando menos, esas declaraciones resultan grotescas. Así, acuerdan una ley de 'desconexión' y la ocultan a los demás diputados del Parlament que no están por la independencia. Redactan un informe para los inversores extranjeros en los que se dice que Catalunya dependerá económicamente de España hasta el 2026 y juegan al desafío constitucional. Afirman que las pensiones serán mejores con la independencia, cuando la realidad es que las cotizaciones de los trabajadores de Catalunya no cubren, ni mucho menos, las cuantías de las jubilaciones de los pensionistas de nuestra autonomía. La deuda pública catalana es de más de 66.000 millones de los cuales cerca de 47.000 millones se le adeudan al Estado español. Nadie nos habla de que pasará con las infraestructuras que tenemos en Catalunya y que son de propiedad estatal.

Hablan, y mucho, de una ruta hacia la independencia, pero todos callan sobre la más importante ruta, y que no es otra que la económica, que es en realidad la que le preocupa al ciudadano que no comulga con las tesis independentistas. Dicen que con un voto de más sería suficiente para proclamar la independencia. ¿Y con un voto menos?

Se creen que la democracia solo tiene un camino. El que ellos marcan. Pero frente a ese camino ‘ilegal’ y de resultados económicos inciertos, existe otro, el de una Constitución que fue aprobada por más del 90% de los ciudadanos de Catalunya. Ni habrá referéndum en septiembre ni independencia después, pese al sinsentido de quienes se creen propietarios indiscutibles de la democracia y del derecho a decidir.