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Que el 'seny' prevalezca el 21-D

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, en el Palacio de la Moncloa en abril del 2016.

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, en el Palacio de la Moncloa en abril del 2016. / David Castro

Jesús Pichel

A un mes vista de aquel catártico 27-O, en el que en apenas cinco horas se proclamó la República catalana, o así pareció, el Senado autorizó al Gobierno a aplicar las medidas previstas al amparo del 155 de la Constitución española, y el presidente del Gobierno disolvió el Parlament y convocó elecciones autonómicas para el 21-D, parece que el ambiente general, pese a la anormalidad de la situación, está menos tenso, algo más calmado y con menos sobresaltos.

Se rebajará aun más la tensión si el Tribunal Supremo, una vez que ha asumido prácticamente todas las causas abiertas, acepta las peticiones de libertad de los 'consellers' y los Jordis presos, y todos ellos puedan salir de la cárcel, con o sin medidas cautelares, y participar con cierta normalidad en la ya muy próxima campaña electoral. Sí podría haber nuevos sobresaltos y nuevas tensiones si el 'expresident' Puigdemont, que sigue en Bélgica, junto a los cuatro 'exconsellers', a la espera de la resolución sobre su extradición a España y mientras encabeza la lista electoral de JxCat, decidiera volver durante la campaña y fuera detenido y puesto a disposición judicial nada más pisar suelo español.

En cualquier caso, aunque es previsible que la campaña sea bronca, sí parece que los votos independentistas están sobradamente consolidados y los españolistas bastante decididos, según los sondeos. Así que probablemente la clave de estas elecciones será encontrar acomodo para los que durante el 'procés' se han sentido huérfanos; los calificados de equidistantes y descalificados como 'botiflers', cuando simplemente son catalanes -catalanistas- que rechazan al Gobierno del PP -eso que genéricamente llaman Madrid-, pero no a España.

El 'seny' no es un mito, sino la virtud cívica característica de la cultura catalana. Es la seriedad en el modo de vida, el trabajo y los contratos, la previsión, la prudencia y el orden. Nada que ver con aventurerismos, zascandileos y juegos de trileros. Esperemos que ese buen sentido prevalezca el 21-D.

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