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Legislación para acabar con las bandas de delincuencia

Mossos en busca de carteristas en las instalaciones del metro de Barcelona.

Mossos en busca de carteristas en las instalaciones del metro de Barcelona. / RICARD CUGAT

José Luis Posa Lozano

El otro día estaba tomando unas infusiones con mi esposa en un lugar tranquilo y recoleto, uno de esos sitios irrepetibles que de vez en cuando encuentras en medio de las franquicias que despersonalizan las ciudades. Un rincón donde todo se hace artesanal, desde las mezclas de hierbas hasta las pastas, donde el silencio te invita a la conversación y a la meditación. De repente, dos mujeres embarazadas, casi niñas, irrumpen en el establecimiento y, llevándose por delante a la señora que intentaba impedirles la entrada, nos ponen delante de las narices unos carteles manuscritos exigiendo atención a base de empujones.

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Enseguida me he percatado de que todo era una maniobra para despistar y que los papeles eran muletillas para distraer y robarnos (perdón, sustraernos) los smartphones que teníamos encima de la mesa. Al darme cuenta, he arrancado uno de los 'manifiestos' y hemos puesto a buen recaudo los teléfonos. Al verse desenmascaradas, han salido del local a toda prisa. La nota rezaba, en perfecto castellano y sin la más mínima falta de ortografía, que necesitaban dinero para comprar pan paras sus hijos. Extraña manera de pedir pan arrasando a quien se pone por delante para robar lo que esté a su alcance. 

Al cabo de unos minutos, un hombre vociferante pasaba por delante de la puerta controlando la situación. Hace unos años, cuando bandas de delincuentes utilizaban niños para robar con impunidad en las terrazas de los bares, una ley que privaba de la patria potestad a los padres que iniciaban a sus hijos en el delito acabó con el problema. Quizás habrá que plantearse la posibilidad de ampliar esta ley a los casos de embarazadas que utilizan su estado (y con él, a sus hijos) para delinquir, incluso antes de haber nacido.

Estas mafias se aprovechan de la buena fe de la gente para enriquecerse; los verdaderos responsables está ocultos y solo vemos los peones de un gigantesco tablero en el que se mueven millones de euros cada día. Sólo una legislación que ataque la raíz del problema acabará con esta delincuencia, al igual que la prostitución o el tráfico de drogas, solo puede existir por la laxitud y la complacencia de la administración, unos legisladores que solo se preocupan en medrar y protegerse, y unos medios policiales que hacen la vista gorda desarmados por la corrupción y por una legislación que parece estar del lado del delincuente.

Entramos en una nueva era que puede desembocar en una revuelta a no ser que se frenen estos desmanes y la justicia se quite la venda y vea de una vez quienes la están violando sistemáticamente, el futuro es hoy, porque no sabemos si habrá un mañana.

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